Pregunta para el calvinista que cree en la expiación limitada, ¿Y cómo sabes que Cristo murió por ti o que eres uno de los elegidos?

           Algunos calvinistas responden diciendo que lo saben porque el Espíritu Santo da testimonio de quienes son sus hijos. Sin embargo, esto es un argumento subjetivo que cualquier persona que no es realmente cristiana (como los mormones) puede usar. En otras palabras, nuestras experiencias personales o lo que sentimos no determinan la verdad. Además, dicho argumento contradice también su quinto punto del TULIP, de la Perseverancia de los Santos lo cual suena como arminianismo pues la perseverancia es una obra. Por tanto, según su propio calvinismo ni siquiera puedes estar seguro si eres uno de los elegidos, sino que tienes que esperar hasta que muera y este en el cielo para entonces saber si realmente eras uno de los elegidos.
          Otros dicen que es imposible que los elegidos se aparten porque la perseveración no es una obra hecha por ellos mismos sino por Dios. Sin embargo, la creencia de que un cristiano nunca puede apartarse de Cristo nunca fue enseñada por los primeros cristianos, ni por los Padres de la Iglesia preagustinos. Al contrario, los más antiguos y antenicenos Padres de la Iglesia tales como Hermas (150), Justino Mártir (160), Ireneo (180), Tertuliano (195), Hipólito (225) y Orígenes (240) refutaron esta vieja herejía sostenida por los gnósticos y luego por el filósofo católico, Agustín de Hipona, diciendo que el cristiano sí podía caer en apostasía. Esto también lo creía Agustín al principio y aunque luego cambió de doctrina admitió que no hay garantía de que una persona que profesa el cristianismo pueda perseverar en la fe (Romans, How Romans Was Understood Before Augustine and Luther, David Bercot, p. 134-136).
         En otras palabras, este sistema no te da realmente la seguridad eterna puesto que ningún calvinista puede decir con certeza que Cristo murió por él o que es uno de los elegidos porque siempre hay una posibilidad de que no perseveres hasta el final. A menos que quieran pretender serlo lo cual sería engañarse asimismo pues según su propia tradición nadie lo sabe. De hecho, ni siquiera Juan Calvino usaba ese tipo de argumento pues él mismo explica en sus Instituciones y en la Predestinacion Eterna de Dios que existe lo él llamaba “Gracia evanescente” o “gracia temporal”. Como explica el teólogo calvinista, Erwin Lutzer,: “El calvinismo histórico enfatiza la ‘perseverancia de los santos’, es decir, que los verdaderos creyentes nunca se apartan, y si lo hacen, no es por mucho tiempo. Si una persona no continúa en la fe, está dando prueba de que nunca fue salvo«. (Las doctrinas que dividen, p.231). El calvinista Mark Talbot, también explica: “Ahora, por supuesto, nada de lo que yo, ni nadie más, pueda decir puede garantizar que alguien seguirá creyendo. La fe es un regalo de Dios que no podemos producir”. (El pecado y el sufrimiento en el mundo de Calvino). En otras palabras, el hecho de que usted crea hoy no es garantía de que todavía creerá mañana, o al día siguiente, o pasado mañana. 
         Según Calvino una persona reprobada puede parecer un cristiano y hasta tener una porción de la iluminación o gracia irresistible pero luego el dios calvinista se lo quita (Institución de la Religión Cristiana, 3.2.11; 3.24.8 y Acerca de la Predestinación Eterno de Dios, p. 66). En cambio, el cristiano provisionista no cree en esta llamada "gracia evanescente" o perseveración de los santos sino en la preservación de los santos. En otras palabras, creemos que la salvación es eterna, no temporal (Juan 10:28) y que cuando nos convertimos a Cristo hemos sido salvos por gracia y guardados por medio de esa misma gracia (Juan 3:16; 10:11-15, 17; Mateo 18:10-14 y 1 Pedro 1:5).
           Como está escrito, “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” (1 Pedro 1:5). ¡Amén!

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