¿Reformado es equivalente a ser Calvinista?

          No todo reformado es calvinista por lo que el calvinismo no es sinónimo a ser reformado. Como dice el Dr. Roger Olson, “Afirmar que todos los reformados creían en los cinco puntos del TULIP es históricamente inexacto. Eso sería excluir a muchas personas clásicamente reformados como Jacobo Arminio, los Remonstrantes y otros protestantes que fueron histórica y teológicamente reformados.” De hecho, los primeros y más importantes lideres de la Reforma como Lutero, Calvino y Zwuinglio contradicen la expiación limitada.”
           Como dice el libro del profesor de historia y teología reformada, Curt Daniel, “La Historia y Teología del Calvinismo”, que luego de la Reforma Protestante del siglo 16 y después de la muerte de Calvino, el teólogo calvinista de Ginebra, Teodoro de Beza, fue el que comenzó a enseñar la doctrina de la expiación limitada mientras que el teólogo, director de Grace To You, amigo de James White y John MacArthur, Phil Johnson, admite que “Calvino tuvo una cosmovisión de la extensión de la expiación que era más amplia y lejos que el calvinista promedio de hoy.” y eso se ve en los mismos Comentarios de Juan Calvino tales como Juan 1:29, 3:16 y Gálatas donde dice, "La voluntad de Dios es que busquemos la salvación de todos los hombres, sin excepción; Porque Cristo sufrió por los pecados del mundo entero." (Comentario en Gálatas, p.145. Faithful Ed). Mientras que Martin Lutero también dijo, "Cristo llevó no solo los pecados de algunos hombres de todo el mundo; sino que la oferta fue por los pecados de todo el mundo; la oferta fue hecha para todo el mundo, incluso por los incrédulos." (Lutero, Lectures on Galatians 1535, Cap. 14. Luther's Works; Translation and Editorial. J. Pelikan; St. Louis; Concord 1963). Por eso muchos historiadores afirman que ningún cristiano de la primera generación de la Reforma Protestante creía en el tercer punto del TULIP calvinista.
           El pastor reformado y gran traductor de la primera Biblia castellana traducida completa y directamente de las lenguas originales y más usada por los hispanos (Biblia del Oso o Reina-Valera), Casiodoro de Reina (1520-1594), tampoco menciona una expiación limitada en la primera Confesión de Fe española de Londres que redactó en 1560. Ni siquiera hace una argumentación sobre la elección o predestinación agustiniana y al igual que Lutero admite que el bautismo infantil no está en la Biblia. Al contrario, Casiodoro de Reina (quien por cierto se decepcionó por el prejuicio y la intolerancia religiosa en la Ginebra calvinista), afirmó en su Confesión de Fe (Capítulo VII) que, "...con la muerte del Señor Jesús el Cristo, y con la efusión de su sangre; que es lo que llamamos Evangelio, ....son llamados todos los hombres, y admitidos los que lo reciben con viva y eficaz fe" (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Doris Moreno, Biografías Andalucía en la Historia). Por tanto, si los primeros reformados no creían en la expiación limitada la cual Thedoro Beza (1519-1605) fue el primer reformado en enseñarlo entonces en palabras de los reformados R.C. Sproul y Loraine Boettner no eran verdaderos calvinistas ya que si no eres calvinista de cinco puntos entonces eres arminiano.
               Philip Melanchthon también fue otro gran teólogo reformado, amigo influyente tanto de Lutero como de Calvino y trabajó con otros reformados incluyendo en la Confesión de Augsburgo. Hasta fue el primer profesor de la universidad de Wittenberg. Sin embargo, Melanchthon defendió la doctrina de la libertad de la elección del hombre diciendo que, “…el destino eterno de los individuos estaba en sus propias manos en el momento en que escucharon las promesas evangélicas iluminadas por el Espíritu. En conjunto, por tanto, la opción por una fe salvadora en Jesús tiene tres orígenes, la Palabra, el Espíritu y el libre albedrio”. Sin embargo, muchos "reformados" modernos lo pasan por alto ya sea porque no conocen su propia historia o porque saben que Calvino discrepó mucho con Melanchthon y Lutero con Zwinglio a quien llamó “pelagiano” porque negaba que los infantes heredaban la culpa del pecado de sus padres (Vea también los artículos de revistas de Frank Viola bajo la serie, Creencias Impactantes). Sin embargo, ningún historiador serio diría que Philip Melanchthon no fue un importante reformado del siglo XVI que merece reconocimiento por su papel en la Reforma Protestante como Lutero, Calvino y Zwinglio. De hecho, según las investigaciones de Robert Kolb, la mayoría de los expositores siguieron más a Melanchthon que a Lutero diciendo que Romanos 9 no niega una expiación general en donde los seres humanos deben apropiarse por libre decisión. Balthasar Hubmaier también fue otro erudito que discrepó contra Lutero y Calvino sobre la libertad de elección pero tampoco es muy reconocido porque fue matado por otros reformados quienes buscaban silenciarlo.
           Además, si estos líderes de la Reforma Protestante vivieran hoy con su teología del siglo XVI muy pocos neocalvinistas querrían asociarse con ellos puesto que algunos sostenían creencias y prácticas que no son aceptadas por muchos de ellos como el bautismo infantil, la persecución religiosa, la unión de iglesia y estado, la virginidad perpetua de María y otros dogmas marianos. Como afirma el erudito en historia de la cristiandad de la universidad de Yale, Jaroslav Jan Pelican Jr. (Luther’s Work, 22. 214-215) y el teólogo luterano, Franz Pieper en su libro, “Christian Dogmatics” Lutero siempre creyó que María fue virgen toda su vida y que este dogma siempre fue parte de la tradición antigua de los primeros reformados y de Agustín de Hipona quien seguía. De hecho, los protestantes originales confesaron este dogma mariano en su Fórmula de la Concordia de Declaración Sólida, Articulo 8.24 (Theodore G. Tappert, The Book of Concord: The Confessions of the Evangelical Lutheran Church, 595. 1959). No solo eso, los luteranos han defendido algunas doctrinas marianas para distanciarse y hasta distinguirse de otros reformados como los calvinistas (Heal, Bridget (2007), The Culto f the Virgen Mary in Early Modern Germany: Protestant and Catholic Piety, 1500-1648).
           En cambio, los Anabaptistas no creían en ninguno de estos dogmas marianos de la iglesia católica romana excepto en el nacimiento virginal de Cristo. Sin embargo, Lutero se basó en los concilios ecuménicos para su creencia no solo en María como “Madre de Dios” sino también como "La Virgen Perpetua" (The American Luther, Vol. 49, 1966, p.16). Según algunos eruditos Lutero también aceptaba la inmaculada concepción y asunción de María, aunque también admitía que no había fundamento bíblico para estas creencias (Baumer, 1994, p.190-191). Según la Enciclopedia Británica, tanto el Concilio de Calcedonia en 451 y el Concilio de Éfeso 431 se anatemizó a todo aquel que no aceptaba la virginidad perpetua de María como también se puede ver en las Homilías de Cirilo de Alejandría y estas son las razones por las que las iglesias luteranas, ortodoxas, muchos anglicanos y otros teólogos protestantes como el fundador del metodismo como John Wesley aceptaba dicho dogma mariano. Hasta el apologista de la llamada Alianza “Evangélica”, Salvador Barragán, ha dicho que “Lutero fue más mariano que el mismo papa.”
            Mientras que Calvino, Lutero y Zwinglio siguieron la misma intolerancia religiosa de los católicos de la unión de iglesia y estado en países como Alemania y Ginebra donde hicieron uso hasta de la tortura y la persecución, otros reformados como Jacobo Arminio, Sebastián Castellio, Menno Simmons, John Smyth, Casiodoro de Reina y Balthasar Hubmaier creían en la separación de iglesia y estado y por ende en la libertad de culto. Mientras que Calvino, Lutero y Zwinglio siguieron la misma práctica de los católicos del bautismo infantil diciendo que aquellos que lo negaban estaban poseídos por demonios y de la profundidad del infierno que debían ser castigados con pena de muerte. En cambio, otros reformados como Menno Simons, John Smyth y Balthasar Hubmaier eran credobautistas y tampoco creían en la doble predestinación agustiniana o elección incondicional.
               Calvino hasta creía que el sacramento de la Eucaristía proporcionaba “seguridad de vida eterna a nuestras mentes, pero también asegura la inmortalidad de nuestra carne” mientras que Lutero criticó a los anabaptistas por celebrar la Cena del Señor solo como una ordenanza simbólica pues argumentaba que Cristo estaba realmente presente en el pan y el vino eucarísticos incluso si el pan y el vino no fueran literalmente transformados. A esto se le conoce como consustanciación y ambas interpretaciones reformadas difieren con la forma que la mayoría de los evangélicos participan de la Santa Cena la cual es más parecida a la de los Anabaptistas. Sin olvidar que Lutero condonaba la bigamia y según Philip Melanchthon era conocido por su lenguaje soez y vulgar mientras que Calvino era conocido por beber mucho alcohol. Ambos también fueron muy violentos contra los que pensaban teológicamente diferentes a ellos. Esta falta de santidad también los difiere de los Anabaptistas quienes fueron conocidos aun por sus enemigos perseguidores como gente piadosa y pacifista y de muchos evangélicos quienes creen que un cristiano debe dar buen testimonio. En fin, no todo reformado es calvinista y muchos de los neocalvinistas de hoy ni siquiera son reformados en su sentido más puro de la palabra.