“¿Pero no profesan los calvinistas las 5 Solas y por ende es doctrina correcta?”   

          Cada 31 de octubre se celebra el Mes de la Reforma Protestante en donde Martin Lutero clava sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg, Alemania en 1517. Es importante recordar que creemos en las 5 Solas no porque Martin Lutero, Juan Calvino, John Knox, Zwinglio, Wesley o algún otro líder reformado lo enseñaron sino porque la Biblia lo enseña. ¿Cuáles son las 5 Solas? La Sola Gracia (Efesios 2:8). ¿Cómo se obtiene la sola gracia? Por medio de la Sola Fe (Romanos 4:5) y Solo Cristo (Juan 14:6 y Hechos 4:11-12). ¿Cómo sabemos esto? Por medio de la Sola Scriptura (2 Pedro 1:16-19) y ¿Para qué? Para la gloria de Dios solamente (Romanos 11:36 y Apocalipsis 4:11).     
          También es importante recordar que la verdadera Iglesia del Señor tampoco salió de la "iglesia" Católica Romana pues siempre ha existido cristianos evangélicos (como los anabaptistas) antes, aparte y separada de ella a través de la historia cristiana los cuales también sostenían estos cinco principios. En otras palabras, estas 5 Solas no eran nada nuevo cuando surgió por primera vez el Protestantismo pues ya la Biblia lo enseñaba y muchos otros grupos cristianos como los montanistas, donatistas, paulicianos, cataros, valdenses, albigenses, lolardos y otros anabaptistas (nuestros antepasados Bautistas). Pero en vez de salirse de la iglesia católica romana (como manda la Biblia en Apocalipsis 18:4) para unirse a las iglesias evangélicas ya existentes Lutero trató de “reformarla” la Vieja Secta romana y como vio que nunca pudo prefirió fundar su propia iglesia luterana para luego él, Juan Calvino, Zwinglio, el rey Enrique VIII y otros líderes reformados perseguirla de la misma manera que hicieron los inquisidores romanistas de la cual salieron y aprendieron. Sin olvidar que nunca se bautizó en el protestantismo y que siguió practicando algunas tradiciones extra y antibíblicas de Roma como el bautismo infantil lo que demuestra que no eran muy Sola Scriptura que digamos.             

Mientras que la Sola Gracia y la Sola Fe la obtenemos cuando creemos en la locura de la predicación y no la locura de la predestinación como sostienen los Calvinistas (1 Corintios 1:21). Es importante saber que la reinterpretación predeterminada de la "gracia" de Martin Lutero y Juan Calvino no vinieron de la Sola Scriptura y de ningún cristiano o Padre de la Iglesia durante los primeros 4 siglos de la historia de la iglesia creía en el calvinismo sino que tales enseñanzas surgieron en base de la lectura que hizo Calvino de los escritos del filósofo católico, Agustín de Hipona quien aunque al principio creía en el libre albedrió luego lo rechazó debido a un altercado con Pelagio y porque estuvo influenciado por el gnosticismo y el maniqueísmo. Tampoco creemos que el Calvinismo exalta la Sola Gloria de Dios sino que la reduce al malpresentar a Dios como si fuera un dios cruel, injusto y parcializado (como decí el filósofo David Hume) que no ama ni salva a todo el mundo (sino solo a los calvinistas) y hasta lo culpan de todos los males del mundo pues predestina todas las cosas incluyendo la condenación del hombre. Sin olvidar que las persecuciones que realizaron contra los anabaptistas, judíos y otros creyentes solo por pensar teológicamente diferente tampoco da gloria a Dios.

De hecho, en 1950, fue publicado en Suiza un libro titulado, "Christianity and Fear" (“El Cristianismo y el Temor”) en el cual el autor, Óscar Pfister, analiza en detalles los crímenes de los reformistas. Con relación a Martin Lutero y Juan Calvino, él escribe la siguiente evaluación que se aplica a todos ellos: “Un estudio del período [de la Reforma] revela que muchos eruditos de la época [como Erasmo, Menno Simons, Moro, Casiodoro de Reina y Castellio], hombres con seguidores que en muchos casos ascendieron a muchos miles, se opusieron celosamente a las persecuciones de los “herejes” y, en el nombre del evangelio, demandaron un tratamiento piadoso. [Prominentes entre ellos estaban] (…) los anabaptistas. Calvino conoció a la mayoría de estos hombres elocuentes, inspirados por el amor, pero la oposición de ellos a la persecución de los herejes no causó la más mínima impresión en él. Por tanto, debe ponerse fin a la mentira antigua de que las crueldades de Calvino se justifican por el ánimo de la época. Y nos asombramos con la gran falta de lógica del lógico [Calvino], cuya indignación creció en contra de la persecución de los protestantes en los países católicos y quien, sin embargo, se mostró tan despiadado con estos supuestos herejes." (Pfister, Óscar: Christianity and Fear, “El cristianismo y el temor”, pp. 418–419, 427–428).

Los anabaptistas como Menno Simons (un antiguo líder anabaptista), contemporáneos de Lutero, inmediatamente se percataron de este nuevo “cristianismo” distorsionado y observaron con tristeza el deterioro moral general que produjo entre la gente común (The Complete Works of Menno Simons, “Obras completas de Menno Simons”, p. 251, 283). Quizás por eso el mismo Erasmo de Róterdam también dejó de apoyar a Lutero pues Lutero hasta se volvió un antisemita (como lo demuestra el libro que escribió en 1543, llamado, "Los judíos y sus mentiras") que dio lugar a sucesivas guerras con sus mensajes y, dado su carácter xenófobo, ha sido empleado por los elementos más extremos del nacionalismo alemán del III Reich.

Como afirma la célebre profesora de Harvard e investigadora del CSIC, María Elvira Roca Barea: «No es casualidad que la Noche de los Cristales Rotos fuera presentada como una celebración luterana y que los nazis concurrieran a las elecciones con una imagen del reformador». Por tanto, mientras que en la Alemania luterana se discriminaba a los judíos en la Ginebra calvinista se discriminaba a los españoles quienes, según la misma biografía del pastor reformado, Casiodoro de Reina, “veían a españoles e italianos con recelo porque de entre ellos habían surgido los antitrinitarios más señalados, como el español Miguel Servet, o los italianos Gribaldi o Sozzino. Estos recelos se sustentaban también en prejuicios previos, como la sospecha de raíces judías de la mayoría de los españoles. Esa identidad de origen, creían, les haría proclives a la negación de la Trinidad.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 90).

Lutero tampoco supuso progreso a su propio pueblo, sino retroceso al feudalismo que explotaba a los pobres campesinos y todo para buscar la aceptación y protección de los príncipes y reyes alemanes. Como también afirma la Dr. Roca, "Se admira a Lutero como un elemento de modernidad sin el que hubiera sido imposible un mundo democrático y civilizado. Pero es todo lo contrario: la Reforma supuso retroceder al feudalismo y perpetuar el poder de las oligarquías locales en Alemania." Tampoco es correcta la vinculación de protestantismo y tolerancia religiosa pues como dice esta investigadora, «Desde el minuto uno el nuevo clero fue más fanático con la disidencia, entre otras cosas, porque Roma llevaba muchos siglos gestionando las herejías. La persecución orquestada por los protestantes no dejó huella ni contaba con garantías de ningún tipo, mientras que la Iglesia empleaba instituciones como la Inquisición para iniciar procesos reglamentados».

De hecho, muchos reformados (como los calvinistas) o apologistas católicos dicen que gracias al cristianismo disfrutamos de la libertad religiosa o la ley de separación de iglesia y estado. Sin embargo, si somos honestos y específicos es gracias a los Bautistas no reformadas a quienes le debemos el derecho a la libertad de culto que hoy todos disfrutamos en países libres como Estados Unidos. Los católicos nunca apoyaron la separación de iglesia y estado y Calvino y Lutero tampoco. Al contrario, usaron el estado para censurar o perseguir a todo aquel que pensaba teológicamente diferente a ellos.

De hecho, los escritos de Lutero sobre la Guerra de los Campesinos también están llenos de expresiones de odio y fanatismo pues cuando fue criticado en sus últimos años por incitar a los señores regionales a una matanza violenta y despiadada (más de 100.000 campesinos), Lutero respondió en un tono desafiante: “Fui yo, Martín Lutero, quien mató a todos los campesinos en la insurrección, ya que fui yo quien ordenó que los mataran. Toda su sangre está sobre mis hombros. Pero yo la eché sobre nuestro Señor Dios quien me mandó hablar de esa manera.” (Martín Lutero, Werke, edición de Erlangen, Tomo 59, p. 284.). Hasta el mismo Consejo de la Federación Luterana Mundial (FLM) pidió perdón por esta masacre de más de 100,000 campesinos.

Estos son ejemplos de los aspectos más oscuros de su figura y legado. Lutero ni siquiera quiso dejar el catolicismo romano, sino que debido a su protesta lo excomulgaron. No solo eso, después de fundar su propia iglesia protestante tanto él como Calvino nunca quisieron bautizarse pues se consideraban “cristianos” desde el momento que fueron bautizados en su infancia en la iglesia católica lo cual demuestra que no quisieron someterse al bautismo correcto que Cristo ordenó (Mateo 3:15 y Mateo 28:16-20). Calvino y Lutero nunca cambiaron de idea sobre esto y siguieron sosteniendo algunas tradiciones católicas como el bautismo infantil (pedobautismo), algunas creencias marianas, el amilenialismo, la unión de iglesia y estado la cual usaron para perseguir otros cristianos y judíos.

Sin olvidar que también se ha encontrado algunos errores teológicos en sus 95 tesis con respecto el sacerdocio, el arrepentimiento y el purgatorio lo cual Lutero no niega su existencia, sino que solo afirma que "no se podía decir nada definitivo sobre el estado espiritual de las personas en el purgatorio" (tesis 17 a 24). ¿Entonces Lutero y Calvino no trajeron de vuelta la doctrina correcta del cristianismo primitivo? No, en primera porque ya habían otros cristianos que ya lo estaban haciendo antes de la Reforma Protestante y durante siglos como los anabaptistas y esto hasta fue admitido por el mismo Lutero. Y segundo, porque no fueron lo suficientemente atrás, sino que se quedaron cortos apelando solamente hasta Agustín de Hipona lo que hizo que resurgieran y revivieran viejas herejías como la negación del libre albedrio y la doble predestinación. Estas dos herejías fueron condenadas no solo por los Padres de la Iglesia más antiguos sino tambien por la misma iglesia de Agustín a través de cánones, sínodos y concilios.

Sin olvidar que siguieron las tradiciones extra y antibíblicas que Agustín también sostuvo las cuales también eran completamente desconocidas para la iglesia primitiva como el bautismo infantil, la regeneración bautismal, el orar a los muertos, la persecución contra los “herejes”, el amilenialismo, la inmaculada concepción y virginidad perpetua de María. ¿Por qué no sigueron más atrás hasta los Padres más antiguos tales como Clemente? La razón por la que no lo hacen es porque la doctrina “calvinista” de Agustín estaba en oposición directa a lo que Clemente y los demás Padres de la Iglesia ante nicenos enseñaban. Clemente de Roma conoció personalmente al apóstol Pablo, Ignacio fue discípulo del apóstol Juan y Justino Mártir conoció a muchos hombres que fueron discípulos de los apóstoles originales por lo que es lógico que estos teólogos tenían un mejor entendimiento de la mente de Pablo que Agustín quien vivió siglos después.

No es que la Patrística sea infalible pues solo la Biblia es nuestra autoridad final pero lógica e históricamente hablando le tengo más confianza a un Padre de la Iglesia que fue discipulado por los Apóstoles originales que uno que vivió 400 años después que los Apóstoles dejaron esta escena terrenal. Simplemente es cuestión de seguir el consejo de C.S. Lewis, de que es importante leer también lo que dicen los libros antiguos no solo porque cada época tiene su propio punto de vista (Vea también Jeremías 6:16) sino para verificar si lo que dicen los modernos están en lo cierto, es decir, hay que ir a las mismas fuentes originales para comprobar lo que realmente creían los primeros cristianos.

Por todas estas razones somos Bautistas no reformado pues hablar de “Bautista reformado” es un oxímoron (contradicción de términos) porque ni siquiera el mismo Lutero o Calvino se identificaban como “Bautistas” pues dicho nombre fue dado a los anabaptistas (evangélicos credobautistas) quienes odiaban. En otras palabras, Hay tres tipos de Bautistas:

1. Bautistas generales (arminianos)

2. Bautistas regulares quienes no se identifican con la reforma protestante sino con los anabaptistas y quienes no son arminianos ni calvinistas porque creen en el provisionismo y la seguridad eterna del creyente.

3. Y los "Bautistas" particulares o reformados. Estos son neocalvinistas que tratan de evitar usar dicho nombre aunque eso es lo que son. Sin embargo, Juan Calvino y Martin Lutero nunca se identificaron como "Bautistas". Al contrario, ambos eran paidobautistas que persiguieron brutalmente a muchos anabaptistas por no aceptar el bautismo infantil. En otras palabras, ser Bautista reformado (particular) es ser inconsistente con el calvinismo histórico (oxímoron). De hecho, es tan contradictorio como llamarse un pentecostal reformado o un judío nazi.

Por esta razón es que la reformadora y escritora protestante durante la Reforma protestante, Katharina Schütz Zell, siempre se refirió a los Anabaptistas como “Bautistas”, porque entendía que “Anabaptista”(Rebautizador) en ese tiempo era más como una especie de denuesto en contra de aquellos que creían en el bautismo de creyentes; además, los mismos Anabaptistas no creían estar rebautizando a nadie (Church Mother: Katharina Schütz Zell, [Notas al pie]pp. 15 & 194). Esto habla mucho del respeto que ella tenía por aquel movimiento, además de la simpatía por el mismo, y el entendimiento genuino de lo que ellos creían. Y, dicho sea de paso, esta pista histórica puede indicar que los bautistas, muy a pesar de los alegatos que los “bautistas reformados” han intentado hacer para desligarse del origen anabaptista de la fe bautista, realmente no deberían considerarse como parte de la “tradición reformada”; la historia lo exige. Los “primeros bautistas” no fueron los de la tradición reformada, sino los Anabaptistas.

¿Pero por qué este lado oscuro de Lutero? Porque la vida y obra de Lutero fue similar en muchos aspectos a la de otros famosos reformistas que comenzaron bien, clamando: “De vuelta a la Biblia,” pero quienes pronto se dieron cuenta que mucho más que la opinión religiosa estaba en juego en una reforma radical en donde tenían a Jesús como Salvador, pero no como el Señor de sus vidas. El resultado fue que un sistema de indulgencias católicas fue abolido sólo para ser sustituido por lo que el famoso teólogo y mártir luterano, Dietrich Bonhoeffer, llamó, “indulgencia protestante” o “gracia barata” (Bonhoeffer, Dietrich: The Cost of Discipleship (“El costo del discipulado”), pp. 37–38, 47).

Estas palabras tan alarmantes no son las de un adversario de Lutero, sino que son la confesión sincera de un famoso teólogo y héroe luterano moderno que vio el colapso de semejante protestantismo vacío durante la Alemania nazi, donde muchos de los miembros de su Iglesia apostataron para seguir a un dictador moderno anticristiano, demostrando que el cristianismo alemán era sólo superficial. Por eso no toda iglesia con el nombre Bautista es reformada pues muchas iglesias Bautistas independientes y fundamentalistas no son calvinistas ni luteranas porque no salieron de la Reforma Protestante ni de la Iglesia Católica Romana sino de los anabaptistas los cuales profesaban seguir la doctrina de Cristo.

Al contrario, estos Bautistas fueron perseguidos por ambos por no estar de acuerdo con el bautismo infantil el cual profesaba Lutero y Calvino. Ni siquiera eran "Sola Scriptura" en el sentido más puro de la frase pues creían el paidobautismo, la virginidad perpetua de María, la unión de iglesia y estado y otras tradiciones católicas las cuales eran completamente desconocidas por la iglesia primitiva. Hasta la reinterpretación de la gracia de Juan Calvino no vino de la Sola Scriptura y ningún cristiano durante los primeros 4 siglos de la historia de la iglesia creía en el calvinismo sino que tales enseñanzas surgieron en base de la lectura que hizo Calvino de los escritos del filósofo católico, Agustín de Hipona quien aunque al principio creía en el libre albedrió luego lo rechazó debido a un altercado con Pelagio y porque estuvo influenciado por el gnosticismo y el maniqueísmo.

A pesar de todo esto hay neocalvinistas como John MacArthur que cree que las raíces de su iglesia viene de la Reforma Protestante. En cambio, nosotros preferimos decir que venimos de la iglesia de Cristo y sus apóstoles o ¿acaso por más de 1,000 años no existía una verdadera iglesia antes de Lutero? ¿A quién le gustaría enseñar que su iglesia empezó en 1517 con Lutero o Calvino? ¿A quién quiere identificarse con un mal cristiano como Juan Calvino, Martin Lutero, Zwinglio, el rey Enrique VIII y otros líderes reformados quienes hasta persiguieron a otros creyentes de la misma manera que hicieron los inquisidores romanistas de la cual salieron y aprendieron? De hecho, mucho antes de Lutero hubo otros católicos que trataron de reformar la corrupción y falsas doctrinas y nunca pudieron y el mismo hecho de que Lutero también fracasó en reformarla es porque no era la voluntad de Dios. La misma Biblia nos manda a salir de ese templo pagano y no quedarnos dentro de ella porque no puede ser reformada (Apocalipsis 18:4). Al contrario, Cristo mismo promete destruirla, no reformarla (Apocalipsis 17 y 18). Por tanto, en vez de tratar de reformar el catolicismo romano lo que Lutero debió haber hecho fue unirse a la verdadera iglesia que ya estaba en existencia (los anabaptistas). Pero en vez de eso la persiguió. En fin, que los reformados que idolatran estos hombres no te engañen contándote una historia a medias y como les conviene mi Hno. Evangélico, saludos.