El Lado Oscuro y Oculto de Juan Calvino

                 En un día como hoy (10 de julio) muchos reformados y presbiterianos conmemoran el nacimiento de Juan Calvino como si fuera un gran hombre de Dios o héroe de la fe. Pero ¿quién fue realmente Juan Calvino? Acá lo que no te contaran. Calvino fue un teólogo francés y protestante que aparentemente no tenía una rasuradora para afeitarse. Bueno fuera de broma, Calvino nació el 10 de julio del 1509 en una pequeña ciudad de Francia llamada Noyon y de familia muy católica. Pero luego se “convirtió” al protestantismo de Lutero y fue considerado como uno de los padres de la Reforma Protestante y principal reformador de la generación posterior a Lutero y Zuinglio. Más tarde, sus doctrinas fueron llamadas calvinismo. Sin embargo, nunca se bautizó en el protestantismo pues se consideraba “cristiano” desde el momento que fue bautizado en su infancia en la iglesia católica lo cual dice mucho de su persona pues no quiso someterse al bautismo correcto que Cristo ordenó (Mateo 3:15 y Mateo 28:16-20). 

Calvino nunca cambió de idea sobre esto y siguió sosteniendo tradiciones católicas como el bautismo infantil (pedobautismo), la virginidad perpetua de María, la predestinación agustiniana o elección incondicional, el amilenialismo, la unión de iglesia y estado y la negación del libre albedrío las cuales aprendió del filósofo católico, Agustín de Hipona. Aunque al principio Agustín creía en el libre albedrió luego lo rechazó debido a un altercado con Pelagio y porque estuvo influenciado por el gnosticismo y el maniqueísmo. Como dice el Dr. Ken Wilson, "Las primeras influencias que tuvo Agustín de Hipona procedieron del estoicismo, el neoplatonismo y el maniqueísmo, y estas determinaron su teología final. Y en su fase posterior, interpretaba las Escrituras con su filtro determinista, volviendo a sacar del pozo de las interpretaciones maniqueas precristianas. La teología reformada moderna defiende sus posturas utilizando los mismos pasajes bíblicos claves que utilizaban los herejes maniqueos del cuarto y quinto siglo. Y fue Agustín el que las metió en el cristianismo. Numerosos eruditos citan estos pasajes bíblicos y citan a Agustín como su autoridad para validar sus interpretaciones calvinistas agustinianas. No se dan cuenta que estas interpretaciones de las Escrituras tienen su origen en el paganismo del estoicismo, neoplatonismo y maniqueísmo. Y que dichos orígenes les dan un carácter altamente determinista." (𝘒𝘦𝘯 𝘞𝘪𝘭𝘴𝘰𝘯, 𝘦𝘭 𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘊𝘢𝘭𝘷𝘪𝘯𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘢𝘨𝘶𝘴𝘵𝘪𝘯𝘪𝘢𝘯𝘰, 𝘱𝘢́𝘨𝘪𝘯𝘢 21).
            Calvino publicó sus famosas, "Instituciones de la Religión Cristiana" pero como la creciente importancia de la Reforma en Francia llevó a la hoguera a un buen número de mártires protestantes, creando un ambiente de persecución, Calvino, al igual que otros franceses luteranos abandonaron París y viajaron a Ginebra (en Suiza) en 1536 donde fue ordenado como pastor y luego como una autoridad tanto eclesiástica y civil puesto que al igual que los países católicos en Ginebra tampoco se creía en la separación de iglesia y estado. Tal posición en el gobierno lo llevó a ser responsable de las mismas atrocidades que sufrieron en manos de autoridades católicas en contra de los que no obedecían sus leyes teocráticas. 

En otras palabras, y como dice el historiador, Bennett Garrett, en su libro titulado «Historia Europea» publicado en el año de 1940, en teoría Calvino separó el Estado de la Iglesia, en la práctica no fue así pues había utilizado las dotes de su pluma para luchar a favor de la libertad religiosa de los protestantes, no obstante, cuando tuvo oportunidad de exhibir la liberalidad de sus ideas, silenció incluso con la muerte a sus enemigos doctrinales. Y es que Lutero, Zwinglio, Calvino no solo se afanaron en perseguir a quien traicionaba sus ideas sobre la ortodoxia protestante; sino que liberticidamente defendieron el empleo de la pena de muerte contra quien no aceptara la bandera de su religión (Lea también Edinburgh Review en su edición de 1870 y National Geographic Society las cuales no son fuentes arminianas). Calvino fue conocido por emplear el uso de la tortura y la persecución religiosa contra miles de cristianos como Servet y los anabaptistas porque no pensaban teológicamente igual que él.

Está registrado en los libros publicados en inglés Historia de la Iglesia Cristiana del reconocido historiador reformado y presbiteriano, Philip Schaff, que desde 1541 hasta 1559 tuvieron lugar los actos oficiales del Concilio, establecido por el Calvinismo que exhibieron un oscuro capítulo de censuras, castigos, encarcelamientos y ejecuciones. Durante los estragos de la peste en 1545, más de 20 hombres y mujeres fueron quemados vivos acusados de brujería, y de una perversa conspiración para propagar la horrible enfermedad. Desde 1542 hasta 1546 se llevaron a cabo 58 juicios de muerte y 76 decretos de destierros. Durante los años 1558 y 1559 los castigos infligidos por diversas ofensas sumaron 414, una proporción muy grande para una población de solo 16.000 habitantes en la Ginebra calvinista. Todo por órdenes de Calvino quien creía que era necesario hacer uso del estado con penas severas y excesivamente violenta para tener un sistema eficaz. Es por esto que algunos se refieren a Ginebra como la "Roma del Protestantismo" y comparaban a Calvino como un inquisidor católico o como el "Papa" protestante de Ginebra. (Earle E. Cairns, El Cristianismo a Través de los Siglos: Una Historia de la Iglesia Cristiana, pág. 311; Elgin Moyer, El Diccionario Biográfico Wycliffe de la Iglesia, Revisado y ampliado por Earle E. Cairns, p. 73. y Stephen Hole Fritchman, Men Of Liberty [Hombres De Libertad],1968, p. 8).

Ir a la iglesia era obligatorio en la Ginebra calvinista y era castigado con pena de muerte cualquiera que profesara una teología diferente a la doctrina reformada. En otras palabras, los primeros calvinistas no creían en la libertad de religión lo cual es consistente con su dios-calvinista que tampoco cree en el libre albedrio pues es un dios que obliga a creer en él. Hasta un amigo personal de Calvino llamado Sebastian Castellio, escribió reprendiendo su intolerancia y crueldad diciendo que “Si Cristo mismo viniera a Ginebra seria crucificado, porque Ginebra no es un lugar de libertad cristiana. Está gobernado por un nuevo papa, Juan Calvino, que quema hombres vivos mientras que el papa de Roma los estrangula primero.” (Sebastián de Castellio “De haereticis an sint persequendi” y “Contra libellum Calvini”). En sus textos, Castellio defendía con argumentos bíblicos, morales y filosóficos la libertad de conciencia y acusaba al pastor francés, Juan Calvino, de ser como un inquisidor católico que combatió a Servet con las armas en vez de la pluma. (Castellio Contra Calvino de Stefan Zweig). Llegó a hablar en su obra, contra el imperialismo de Calvino diciendo que «¡si un día Calvino encuentra, pues, las fuerzas necesarias, invadirá Francia y otras naciones que él toma por idólatras! Él irá, él destruirá las ciudades, se cargará a todos los hombres, ¡no perdonando la vida de las mujeres ni de los niños ni de los bebés de pecho! Y además él degollará los rebaños, y reuniendo todos los muebles en la plaza pública los quemará con Servet. Que se mida sus palabras: es a eso a lo que ellas tienden» (Sébastien Castellion, 1554, Contre le libelle de Calvin).

Un ejemplo popular de esta tiranía fue cuando Calvino condenó a su viejo amigo teólogo y médico, Miguel Servet (1511-1553) a la hoguera solo por tener una diferencia teológica. Servet no era cualquier persona. Pocos saben que además de teólogo Servet fue un médico aragonés y pionero en el estudio de la anatomía. Descubrió que la circulación de la sangre tenía lugar en los pulmones y escribió sobre la circulación pulmonar de la sangre muchos años antes de que a William Harvey le dieran el crédito por su descubrimiento. Sin embargo, la época en la que nació y vivió no fue la mejor. Para rescatar a Servet de sus herejías, Calvino le contestó enviando su última edición de sus Institutos de la Religión Cristiana. Pero Servet en lugar de ser persuadido por los argumentos de Calvino, Servet le devolvió prontamente el libro con comentarios marginales en donde criticaba las interpretaciones de Calvino lo cual hizo enfurecer tanto a Calvino al punto que le escribió una carta a su amigo Guillermo Farel (otro reformador protestante) diciendo que no iba a permitir que Servet continuara con vida si es que este iba algún día a Ginebra y así fue. (Steven Ozment, La Edad De La Reforma 1250-1550, 1980, p. 370).

Calvino desarrolló un odio tan profundo contra Servet que cuando Servet decidió por mala suerte pasar por Ginebra y asistir a la iglesia donde predicaba Calvino, Calvino se percató de su presencia y fue el mismo Calvino que le dijo a un oficial que arrestara a Servet. Una vez que Servet estaba en un calabozo, Calvino escribió más de 38 acusaciones contra Servet. Dice en la página 116 del libro de Samuel Fisk, titulado, Recordando las Sendas Calvinistas, “Que desde el momento en que Calvino lo hizo arrestar el 14 de agosto, hasta su condenación, Servet pasó sus días restantes ... en un atroz calabozo sin luz, ni calefacción, con poca comida, y sin instalaciones sanitarias.” Hasta le negaron el beneficio de un abogado. Sus puntos de vista religiosos ni siquiera habían sido expuestos ni impresos en territorio de Ginebra. El gobierno de Ginebra, por lo tanto, no tenía ni la más mínima jurisdicción legal para su arresto, encarcelamiento, tortura y muerte." Por tanto, Sevet fue tratado cruelmente en prisión y víctima de todo escarnio posible.” y todas sus posesiones fueron confiscadas sin más trámite. (John F. Fulton, Miguel Servet Humanista y Mártir, 1953, p. 35).

Roland H. Bainton, dice en la página 207 de su libro en inglés, Hereje Perseguido, “Que Servet fue condenado a muerte por dos herejías - a saber el anti-trinitarianismo y el anti-paidobautismo” - es decir el bautismo obligatorio de los niños, que era parte de la teología que enseñaba Calvino. Luego sigue diciendo en la página 186: “Si bien Servet admitió que estaba equivocado sobre la Trinidad, con respecto a su rechazo del bautismo de los infantes dijo, ‘Es una invención del diablo, un engaño infernal para la destrucción de toda la cristiandad’”. A esta declaración sobre el bautismo infantil, muchos cristianos verdaderos hoy en día (incluyendo Bautistas reformados con doctrina calvinista), habríamos respondido “Amén”. Sin embargo, por esta afirmación que contradecía la doctrina de Calvino, Servet fue condenado a muerte. En la página 160 del volumen tercero de la Historia de la Iglesia Cristiana por Henry C. Sheldon también afirma que Servet: “...se retractó de su primera herejía con respecto a la Trinidad, perdonó a sus enemigos y pidió perdón incluso a Calvino...Pero este hombre fue silenciado, ¡y a qué precio! El humo y las llamas que ascendieron sobre el cuerpo torturado de Servet, todavía proyectan una luz tenebrosa sobre la figura de Calvino”.

Dirigiéndose a la ejecución, el amigo de Calvino, Farel, caminaba junto al hombre condenado, y mantenía un constante ataque verbal, con total insensibilidad a lo que Servet podría estar sintiendo. Unos minutos después de esto, Servet dejó de responder y oró en voz baja para sí mismo. Cuando llegaron al lugar de la ejecución, Farel anunció a la expectante muchedumbre: "Aquí ustedes ven cuánto poder posee Satanás cuando tiene a un hombre bajo su dominio. Este hombre es un distinguido erudito, y él quizás creyó que estaba actuando correctamente. Pero ahora Satanás lo posee completamente, como podría también poseer a ustedes, si cayeran en sus trampas." Cuando el ejecutor empezó su trabajo, Servet susurró con voz temblorosa "¡Oh Dios, Oh Dios!" El frustrado Farel exclamó exaltado, "¿No tienes nada más que decir?" Esta vez Servet le contestó "¡Qué otra cosa podría hacer, sino hablar con Dios!"

Encadenaron a Servet a una estaca y con madera verde a sus pies para que el sufrimiento del médico español se prolongara más. En la página 327 del libro, Los Herejes, de Walter Nigg, dice que “Alrededor de los pies de Servet se puso madera semiverde y se le colocó sobre su cabeza una tiara espolvoreada con azufre. Cuando lo llevaban para ser ejecutado, Farel, el amigo de Calvino, caminaba junto al hombre condenado, y mantenía un constante ataque verbal, con total insensibilidad a lo que Servet podría estar sintiendo. Cuando las fajinas fueron encendidas, un lamento penetrante de horror salió del hombre atormentado en medio de las llamas gritando, "¡Misericordia, misericordia!" Tomó más de treinta minutos darlo por muerto en semejante fuego. Mientras que otros relatos aseguran que fueron tres horas." (Nigg, The Heretics [Los Herejes], p. 327 y Recordando las sendas calvinistas, Samuel Fisk, pág. 116). “Así como las autoridades católicas romanas de 1415 quemaron a Juan Hus en la estaca por razones doctrinales, Juan Calvino, similarmente, quemó a Miguel Servet a la estaca.” (Los Herejes, Walter Nigg, pag. 326).

Calvino también fue el principal responsable de la ejecución de Servet de principio a fin como demuestra su propia carta a su amigo Guillermo Farel (otro reformador protestante) diciendo que no iba a permitir que Servet continuara con vida si es que este iba algún día a Ginebra y así fue. (Steven Ozment, La Edad De La Reforma 1250-1550, 1980, p. 370). “Así como las autoridades católicas romanas de 1415 quemaron a Juan Hus en la estaca por razones doctrinales, Juan Calvino, similarmente, quemó a Miguel Servet a la estaca.” (Los Herejes, Walter Nigg, pag. 326). Ocurrió debido a él y no a pesar de él, como algunos admiradores fanáticos suelen decir. Él la planeó de antemano pues fue Calvino el que acusó e hizo que arrestaran a Servet y el que escribió los cargos contra Servet de la cual se basaron el Consejo de Ginebra para ejecutarlo en la hoguera con su tácita aprobación.

Durante el Juicio a Servet, el mismo Calvino escribió a su amigo: “Yo espero que el veredicto requiera la pena de muerte.” (Walter Nigg, The Heretics [Los Herejes] (Alfred A. Knopf, Inc., 1962, p. 328). Además, el mismo Calvino también admitió, "Honor, gloria y riquezas serán la recompensa de vuestros dolores; pero, sobre todo, no dejéis de librar al país de esos sinvergüenzas, que incitan al pueblo a rebelarse contra nosotros. Tales monstruos deben ser exterminados, como yo exterminé al español Miguel Servet." (Calvino en: H. Beveridge, Obras seleccionadas de Juan Calvino: tratados y cartas, ‎1983 p. 443). Ahí lo tienen, el propio Calvino reconoció que él había rostizado al español Servet, y lo más absurdo de todo esto es que mientras Calvino se responsabilizó de esa muerte, los fanáticos neocalvinistas modernos tratan de eximir a Calvino de la culpa lo cual es absurdo. Después de todo, Servet no fue la única víctima de Calvino sino que muchos otros (incluyendo mujeres) en Ginebra también fueron condenados a la hoguera también por órdenes de Calvino (Historia de la Iglesia Cristiana del reconocido historiador reformado y presbiteriano, Philip Schaff).

A pesar de ser un pastor reformado y traductor de la popular Biblia Reina Valera, Casiodoro de Reina, admitió que su fascinación por el calvinismo se volvió de pronto una decepción al ver que “Nada de sermones edificantes que ayudaran a los fieles a creer en la piedad y la devoción personal, tampoco sermones que motivaran al cultivo de los dones espirituales y la experiencia interior de la fe. En los pulpitos ginebrinos solo se hablaba del papa… Aun estando de acuerdo con muchas de las afirmaciones que se lanzaban desde los púlpitos… ¿no era mejor predicar para la edificación más que para la destrucción?” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, p. 84). Pero su peor momento fue quedar tan traumado al ver a su paisano, el aragonés Miguel de Servet, ardiendo hasta las cenizas y por los miles de anabaptistas que también fueron quemados vivos o ahogados por profesar el credobautismo y la libertad de culto que ni siquiera él mismo se sentía seguro en la Ginebra calvinista (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85 y 90). Algunos tuvieron que mudarse a Inglaterra por temor a que también perdieran sus vidas por la intolerancia religiosa de Calvino y de sus seguidores. Según el mismo Casiodoro no podía contener sus lágrimas ante aquellos pensamientos y recuerdos pues la muerte de su compatriota “golpeaba sus entrañas” y porque “Al mismo tiempo, calvinistas y luteranos se unían para denostar, y en ocasiones perseguir, a los anabaptistas.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85). También dijo que, “El señor Calvino habría hecho quemar a Servet en Ginebra injustamente y por envidia.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, p. 93).

Uno de los lideres de los anabaptistas llamado Menno Simons, contemporáneo de Lutero, inmediatamente se percataron también de este nuevo “cristianismo” distorsionado y observaron con tristeza el deterioro moral general que produjo entre la gente común (The Complete Works of Menno Simons, “Obras completas de Menno Simons”, p. 251, 283). En Ginebra hasta hablar mal de Calvino era considerado un crimen lo cual nos recuerda otro episodio donde el teólogo Jacques Gruet puso una carta en el púlpito de Calvino llamándolo “¡Hipócrita!” Como resultado fue arrestado, torturado por un mes y luego decapitado el 26 de julio de 1547. Como si eso no fuera suficiente, los seguidores de Calvino quemaron su casa y sacaron a su esposa a la calle para que lo viera. Luego otro teólogo llamado Bolsec desafió públicamente las enseñanzas de Calvino sobre la predestinación, una doctrina que Bolsec, y muchos otros, consideraban moralmente repugnante. Desterrado de la ciudad en 1551, él se vengó en 1577 publicando una biografía de Calvino en la cual se le adjudicaba codicia, mala conducta financiera, y aberración sexual (Steven Ozment La Edad de la Reforma:1250-1550: Una historia religiosa y espiritual de la conclusión de la edad media y la Reforma en Europa, págs. 368 y 369). ¿Acaso esto no es la manera que actúa los terroristas islámicos de ISIS?

De hecho, en 1950 fue publicado en Suiza un libro titulado, "Christianity and Fear" (“El Cristianismo y el Temor”) en el cual el autor, Óscar Pfister, analiza en detalles los crímenes de los reformistas. Con relación a Martin Lutero y Juan Calvino, él escribe la siguiente evaluación que se aplica a todos ellos: “Un estudio del período [de la Reforma] revela que muchos eruditos de la época [como Erasmo, Balthasar Hubmaier, Casiodoro de Reina y Castellio], hombres con seguidores que en muchos casos ascendieron a muchos miles, se opusieron celosamente a las persecuciones de los “herejes” y, en el nombre del evangelio, demandaron un tratamiento piadoso. Calvino conoció a la mayoría de estos hombres elocuentes, inspirados por el amor, pero la oposición de ellos a la persecución de los herejes no causó la más mínima impresión en él. Por tanto, debe ponerse fin a la mentira antigua de que las crueldades de Calvino se justifican por el ánimo de la época. Y nos asombramos con la gran falta de lógica del lógico [Calvino], cuya indignación creció en contra de la persecución de los protestantes en los países católicos y quien, sin embargo, se mostró tan despiadado con estos supuestos herejes." (Pfister, Óscar: Christianity and Fear, “El cristianismo y el temor”, pp. 418–419, 427–428).

Tres preguntas importantes permanecen que cada uno de nosotros debemos contestar:

(1) ¿Puede justificarse bíblicamente a Juan Calvino por matar a Miguel Servet y a muchos otros creyentes?

Bíblicamente no (Éxodo 20:13; Juan 16:2; Apocalipsis 21:8 y 1 Juan 3:10 y 15). Peor aún, Juan Calvino trató de justificar sus homicidios con malas interpretaciones de la Biblia y siguió el ejemplo del filósofo católico, Agustín de Hipona, quien usaba Lucas 14:16-24 para quemar "herejes" en la hoguera. Sin embargo, acá el pasaje no está hablando de destrucción sino de salvación. Además, en el libro de los Hechos vemos que los discípulos del primer siglo persuadían a las personas para que fueran salvas con argumentación escritural, nunca con persecución y muerte (Vea también 2 Timoteo 2:24-25). Si nos vamos a los escritos de los Primeros Apologistas y Padres de la Iglesia anteniceno como Justino Mártir y Tertuliano vemos que estaban a favor de la libertad de religión. En cambio, en vez de seguir el ejemplo de Cristo de “Amad a vuestros enemigos”, Calvino prefirió seguir el ejemplo de su mentor Agustín de usar el estado para perseguir a los que pensaban teológicamente diferente a ellos. Gracias a Dios por los Bautistas no reformados como Roger Williams y a Juan Clark que defendieron y establecieron la libertad de religión y conciencia (La primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos) en la Colonia de Rhode Island. No los ateos, ni los calvinistas, luteranos, católicos o anglicanos.

(2) ¿Puede un odio asesino, como Calvino tenía, hacer a alguien espiritualmente incapaz de interpretar las Escrituras con precisión?

Nos guste o no, las Escrituras llevan a la conclusión de que el corazón de Juan Calvino no estaba iluminado espiritualmente, sino en extremo oscurecido como resultado de su odio asesino por Servet y por otros cristianos como los anabaptistas (Éxodo 20:13; Juan 16:2; Apocalipsis 21:8 y 1 Juan 3:10 y 15). Calvino era, por consiguiente, espiritualmente incapaz de trazar correctamente la palabra de verdad (1 Corintios 2:14 y 1 Juan 2:9-11). Sin olvidar que Calvino también acogió y siguió las falsas enseñanzas (como el pedobautismo) que vinieron del filósofo católico, Agustín de Hipona, quien estuvo muchas veces en el error (Gálatas 1:8-9 y 1 Juan 4:5).

(3) ¿Puede una persona que odia a su hermano al punto de matarlo cruelmente como hizo con muchos otros ser un verdadero cristiano? ¿Es posible para un hombre como Juan Calvino haber sido un "gran teólogo" y al mismo tiempo transgredir las Escrituras en semejante grado y después no mostrar ningún remordimiento?

Jesús dijo en Mateo 7:15-20 y 12:33 que “por sus frutos los conoceréis” podemos conocer a los falsos profetas por tanto es posible que Calvino no era realmente cristiano. Piense, ¿tiene usted un corazón que podría, como Juan Calvino, quemar a otra persona a la estaca solo por una diferencia teológica? Miremos esto de una manera diferente. Suponga que un hombre de su congregación, con reputación de ser un líder espiritual, capturara al perro de su vecino, lo encadenara a una estaca, y entonces usara una pequeña cantidad de madera verde para quemar lentamente al perro hasta matarlo. ¿Qué pensaría usted de semejante persona, especialmente si después de todo eso él no mostrara ningún remordimiento? ¿Querría usted que él le interpretara la Biblia? ¡Para hacer las cosas aún peores para Juan Calvino, una persona, a diferencia de un perro, fue creada a imagen y semejanza de Dios!

Entonces ¿por qué muchos reformados siguen considerando a Calvino como un gran teólogo cristiano a pesar de sus malas acciones? Esto se debe mayormente a un malentendido de la gracia de Dios y de su quinto punto doctrinal llamada "la perseverancia de los santos". En otras palabras, a pesar de que Cristo dijo que a un falso cristiano se le conoce por sus malos frutos para el calvinista no importa lo que haya hecho Calvino si siempre se mantuvo en la fe reformada sigue siendo uno de los elegidos de Dios. Muchos consideran esto como una licencia para pecar que ignora que la fe que salva es la que produce frutos de arrepentimiento. En otras palabras, y como enseña Santiago 2 hacemos buenas obras no para ser salvos sino porque somos salvos (Judas 3,4).

En cambio, así como la propia teología de Calvino le permitió su cruel y no escritural acción contra Servet, muchos en nuestros días son sexualmente inmorales, mentirosos, borrachines, codiciosos, etc., mientras ellos todavía profesan tener la salvación. Esto es precisamente lo que condena la carta de Santiago la cual describe como una fe muerta y sin obras. Por eso el famoso teólogo moderno y mártir luterano que luchó contra el nazismo de Hitler en Alemania, Dietrich Bonhoeffer, escribió llamando a este cristianismo superficial como una “indulgencia protestante” para pecar por el nombre de “gracia barata” (Bonhoeffer, Dietrich: The Cost of Discipleship (“El costo del discipulado”, pp. 37–38, 47). Los anabaptistas como Menno Simons (un antiguo líder anabaptista), contemporáneos de Lutero, inmediatamente se percataron de la falacia de esta doctrina de “sólo cree” y observaron con tristeza el deterioro moral general que produjo entre la gente común (The Complete Works of Menno Simons, “Obras completas de Menno Simons”, p. 251, 283).

(4) Entonces, ¿cómo se debe tratar a un hereje? El mismo pastor reformado y traductor de la gran Biblia (la más usada por los cristianos hispanos), Casiodoro de Reina, nos da la respuesta, “La auténtica, la principal, la imperdonable “herejía” es la ausencia de la caridad cristiana con el prójimo pues no se matan hombres para matar ideas. Las ideas se defienden con argumentos y escritos, con palabras. No hay espacio para las armas ni para la autoridad del magisterio.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85). En otras palabras, a los falsos maestros (como Calvino) que trastornan la fe de algunos cristianos deberían ser nombrados como hizo Pablo con Himeneo y Fileto pero no matándolos, como el fundador del Calvinismo hizo, sino refutándolos con la Escritura.

Éste es el verdadero método cristiano, en contraste con los ejemplos de Juan Calvino con Servet y los anabaptistas y de su predecesor, Agustín de Hipona con los donatistas y otros anabaptistas (Tito 1:9-11 y 2 Timoteo 2:17-18). Si el ejemplo de Calvino y Agustín fuera nuestra norma, la próxima vez que un falso testigo de Jehová toque a nuestra puerta, nosotros deberíamos atacarlos y capturarlos, ligarlos a una estaca, y hacer velas humanas de ellos. ¿Puede imaginar usted a un cristiano profesante haciendo esto, mucho menos a un teólogo reputado? ¿Si lo hiciera, podría usted obligarse a creer que semejante persona era verdaderamente salva, y adherirse a sus extraños distintivos doctrinales?

La realidad es que ni Jesús, ni los apóstoles ni los padres de la iglesia antenicenos enseñaron tal brutalidad. Esto debería avergonzar a los admiradores y seguidores modernos de Calvino quienes insisten en considerarlo todavía como un héroe de la fe y Servet un hereje. Definitivamente hay mejores teólogos que Calvino y Lutero, como el pastor reformado Casiodoro de Reina quien arriesgó su vida para darnos la Biblia entera en español la cual estaba prohibida por la inquisición y quien quedó decepcionado con los calvinistas y luteranos por su odio extremo contra el español Miguel Servet y los anabaptistas. Su Biblia del Oso es considerado un clásico universal del siglo de oro debido a su importancia, riqueza y belleza literaria. De hecho, es la más usada en las iglesias hispanas evangélicas y desde su distribución ha logrado llevar la voz de Dios a millones de personas alrededor del mundo (incluyendo este servidor). Balthasar Hubmaier y Menno Simmons son otros cristianos humildes, compasivos, ganadores de miles de almas y contemporáneos de Lutero que también representan mejor la verdadera teología cristiana la cual no solo predicaron sino que también lo vivieron. Hagamos un mejor trabajo en mirar nuestra historia y la Biblia para identificarnos con aquellos verdaderos héroes de la fe que no solo eran mejores teólogos sino que representaron mejor a Cristo antes, durante y después de la Reforma Protestante (1 Corintios 13:2,4-6).

OBJECIONES  

Muchos calvinistas tratan de usar todo tipo de excusa para justificar la inquisición de Calvino en Ginebra. Con Servet dicen que Calvino no fue un rey en Ginebra o el cabecilla detrás de su ejecución, esa decisión la tomó un concilio conformado por 25 personas. Lo mismo dicen los apologistas católicos cuando le decimos que muchos de sus papas fueron responsables de persecuciones e inquisiciones contra los "herejes". Sin embargo, Calvino sí tenia autoridad tanto civil como eclesiastica (teocracía) en Ginebra. Cualquier historiador sabe eso. Y Calvino no solo mandó a matar a Servet (como admite el pastor y traductor reformado Casiodoro de Reina) sino que hasta planeó su muerte.

Calvino había considerado por largo tiempo acabar con la vida de Servet, incluso mucho antes que fuera siquiera capturado, ya que consta en la página 153, del volumen tercero, de La Historia de la Iglesia Cristiana por Henry C. Sheldon, “Que el 13 de febrero de 1546, siete años antes del arresto de Servet, Calvino le dijo a su amigo Farel en una carta: ‘Servet me escribió recientemente con una presumida arrogancia, e incluyó a su carta un largo volumen de sus delirantes fantasías, que a mi parecer son algo desconcertantes e insólitas. Él vendría aquí si yo estuviese de acuerdo. Pero no estoy dispuesto a dar mi palabra en favor de su seguridad, porque si él viniese, de ninguna manera le permitiría partir vivo. Haría uso de mi autoridad para que sirviera para ese provecho. Yo espero que el veredicto requiera la pena de muerte”. Obviamente, en ese tiempo, Calvino tenía la autoridad final en Ginebra, Suiza. Es por esto, que algunos historiadores se refieren a Ginebra como la “Roma del Protestantismo” y a Calvino como el “famoso ‘Papa’ protestante de Ginebra”.

Sin olvidar que fue Calvino el que acusó e hizo que arrestaran a Servet y el que escribió los cargos contra Servet de la cual se basaron el Consejo de Ginebra para ejecutarlo en la hoguera. Tanto Calvino como el Consejo, como quienes llevaron a Servet a la hoguera y quienes prendieron fuego, todos, todos ellos son culpables de haberle dado muerte a Servet. Además, Calvino también dijo, "Honor, gloria y riquezas serán la recompensa de vuestros dolores; pero, sobre todo, no dejéis de librar al país de esos sinvergüenzas, que incitan al pueblo a rebelarse contra nosotros. Tales monstruos deben ser exterminados, como yo exterminé al español Miguel Servet." (Calvino en: H. Beveridge, Obras seleccionadas de Juan Calvino: tratados y cartas, ‎1983 p. 443). Ahí lo tienen, el propio Calvino reconoció que él había exterminado al español Servet, y lo más absurdo de todo esto es que mientras Calvino se responsabilizó de esa muerte, los fanáticos neocalvinistas modernos tratan de eximir a Calvino de la culpa lo cual es absurdo.

Otros dicen, "¿Pero no pidió Calvino que Servet fuese ejecutado por decapitación y no quemado para que su muerte no fuera tan dolorosa, petición que fue denegada (Irónico que denegaran las peticiones de Calvino si este realmente tenía ese "poder absoluto" con el que a menudo lo pintan)?" Tampoco es que Calvino quiso que fuera decapitado en lugar de quemado en la hoguera pues esta petición vino del mismo Servet. Pero su petición fue rechazada porque esa forma de ejecución solo se empleada a ofensas civiles y no religiosas (Fisk, Calvinistic Paths Retraced [Las Sendas Calvinistas Desandadas], p. 116). El mismo Calvino debió saber esto pues estaba a cargo de la teocracia de Ginebra. Aun si fuera cierto que Calvino fue el que hizo esta petición eso no cambiaría el hecho de que Calvino fue el principal responsable de la ejecución de Servet de principio a fin como demuestra su carta a Farel pues su arresto fue planificado por Calvino y luego quemado en 1553 con la tácita aprobación de Calvino. Ocurrió debido a él y no a pesar de él, como algunos admiradores fanáticos suelen decir. Él la planeó de antemano y la manipuló de comienzo a fin. Durante el Juicio a Servet, el mismo Calvino escribió a su amigo: “Yo espero que el veredicto requiera la pena de muerte.” (Walter Nigg, The Heretics [Los Herejes] (Alfred A. Knopf, Inc., 1962), p. 328). Después de todo, Servet no fue la única víctima de Calvino sino que muchos otros (incluyendo mujeres) también fueron condenados a la hoguera también por ordenes de Calvino (Historia de la Iglesia Cristiana del reconocido historiador reformado y presbiteriano, Philip Schaff).

Además, después de la terrible muerte de Servet, Calvino nunca cambió su punto de vista ni pidió perdón por su conducta hacia Servet. Al contrario, nueve años después de su ejecución él la justificó en autodefensa contra los reproches de Baudouin (1562), diciendo que "Servet sufrió la pena debido a sus herejías, pero ¿fue por mi voluntad? Ciertamente su arrogancia lo destruyó a él no menos que su impiedad. ¿Y acaso fue mío el crimen si nuestro Concilio, a mi pedido, de hecho, pero en conformidad con la opinión de las varias Iglesias, se vengara de sus blasfemias execrables? Dejen a Baudouin abusar de mí todo lo que él quiera, con tal de que, por el juicio de Melanchthon, la posteridad tenga conmigo una deuda de gratitud por haber purgado la Iglesia de tan pernicioso monstruo." (Schaff, History of the Christian Church [Historia de la Iglesia Cristiana] Vol. VIII, p. 690, 691).

El trabajo de Calvino contra Servet le dio completa satisfacción a Melanchthon. Esa es la refutación más fuerte de los errores de su oponente que su edad produjo, pero esto no está libre de amargura contra uno que, por fin, había pedido humildemente su perdón, y quien fue enviado al trono del juicio de Dios por una muerte violenta. Es imposible leer sin dolor el pasaje siguiente "Quienquiera que contienda ahora a sabiendas y de buena gana que es injusto matar a los herejes y blasfemos, incurre en su misma culpa. Esto no es impuesto por autoridad humana; es Dios que habla y prescribe una regla perpetua para su Iglesia." (Schaff, History of the Christian Church [Historia de la Iglesia Cristiana] Vol. VIII, p. 690, 691.y 791). Juan Calvino también escribió: “Quienquiera que ahora a sabiendas y de buena gana contienda que es injusto que los herejes y blasfemos sean llevados a la muerte, incurre en la misma culpa. Esto no es impuesto por autoridad humana; es Dios que habla y prescribe una regla perpetua para su Iglesia." (Schaff, History of the Christian Church [Historia de la Religión Cristiana], Vol. VIII, p. 791).

Decapitación u hoguera sigue siendo asesinato así como cuando Calvino apoyaba ahogar (como burla al credobautismo) o quemar vivo a miles de hombres y mujeres anabaptistas sigue siendo herejía de la peor clase. No se puede olvidar tampoco que sin ser reyes tanto Calvino y Lutero tenían mucha influencia sobre los reyes y príncipes protestantes. De hecho, los escritos de Lutero sobre la Guerra de los Campesinos están llenos de expresiones de odio y fanatismo pues cuando fue criticado en sus últimos años por incitar a los señores regionales a una matanza violenta y despiadada (más de 100.000 campesinos), Lutero respondió en un tono desafiante: “Fui yo, Martín Lutero, quien mató a todos los campesinos en la insurrección, ya que fui yo quien ordenó que los mataran. Toda su sangre está sobre mis hombros. Pero yo la eché sobre nuestro Señor Dios quien me mandó hablar de esa manera.” (Martín Lutero, Werke, edición de Erlangen, Tomo 59, p. 284.).

Por lo menos el Consejo de la Federación Luterana Mundial (FLM) pidió perdón por esa masacre de más de 100,000 campesinos. Ahora solo falta los calvinistas en pedir perdón por los errores de Juan Calvino pero dudo mucho que su orgullo se los permita. Al contrario, tratan de justificar sus crímenes lo cual es increíble. Resumiendo, como cristiano Calvino nunca fue un buen ejemplo para seguir y con tan mal testimonio me sorprende que haya algunos cristianos que no se avergüenzan de usar el nombre calvinista. Pero no solo eso, muchos calvinistas de hoy (como Will Graham) todavía sienten gran desprecio hacia los anabaptistas y esto a pesar de que el Consejo de la Federación Luterana Mundial de Alemania pidió disculpas a Dios y a los anabaptistas por haberlos perseguido brutalmente en el pasado.

En cambio, los calvinistas modernos todavía no han pedido perdón, sino que aún siguen en su odio contra nuestros antepasados Bautistas no reformados (anabaptistas). Lo más irónico es saber que si estos calvinistas como Will Graham que admiran tanto a Calvino mientras que difaman a los anabaptistas vivieran en ese tiempo también hubiesen sido brutalmente perseguidos solo por profesar el credobautismo lo cual Calvino decía en sus Instituciones que era una doctrina de gente endemoniada. Peor aun es cuando el cinismo de muchos garroteros calvinistas sale a relucir cuando tratan de justificar sus crímenes o cuando se cuestiona sus creencias en las redes sociales lo que demuestra que el espíritu de la Ginebra calvinista todavía sigue vivo y entre nosotros. 

Algunos calvinistas nos acusan falsamente de falacia ad hominem o de usar como argumento: «Calvino tuvo culpa por la muerte de Servet, por lo tanto, el calvinismo es falso». Sin embargo, ningún anti-calvinista pretende descartar el sistema doctrinal calvinista por atacar a Calvino, al contrario, para refutar las heréticas enseñanzas calvinistas se usan las Escrituras, en lugar de afirmar que el calvinismo es falso porque Calvino fue un tirano, se utilizan las escrituras bíblicas para demostrar la falsedad de los puntos del calvinismo. Mencionar la tiranía de Calvino es solo para demostrar que él fue un déspota y que sus malas acciones demuestran que él no fue un cristiano. Otros calvinistas tratan de restar culpa a Calvino diciendo que Calvino fue «un hombre de su época» y que en ese entonces era común matar a los herejes con pena de muerte. Pero ese argumento es absurdo, el pecado es pecado sin importa la época y el lugar. El teólogo Lucas Banzoli refutando esta excusa de los calvinistas correctamente dijo: «Aunque los calvinistas intentan defender a Calvino afirmando que en aquella época era común la pena de muerte por herejía, sabemos que el pecado sigue siendo pecado de la misma manera, independientemente de la sociedad o cultura donde se vive.

De hecho, en 1950, fue publicado en Suiza un libro titulado, "Christianity and Fear" (“El Cristianismo y el Temor”) en el cual el autor, Óscar Pfister, analiza en detalles los crímenes de los reformistas. Con relación a Juan Calvino, él escribe la siguiente evaluación que se aplica a todos ellos: “Un estudio del período [de la Reforma] revela que muchos eruditos de la época [como Erasmo, Menno Simons, Moro, Casiodoro de Reina y Castellio], hombres con seguidores que en muchos casos ascendieron a muchos miles, se opusieron celosamente a las persecuciones de los “herejes” y, en el nombre del evangelio, demandaron un tratamiento piadoso. [Prominentes entre ellos estaban] (…) los anabaptistas. Calvino conoció a la mayoría de estos hombres elocuentes, inspirados por el amor, pero la oposición de ellos a la persecución de los herejes no causó la más mínima impresión en él. Por tanto, debe ponerse fin a la mentira antigua de que las crueldades de Calvino se justifican por el ánimo de la época. Y nos asombramos con la gran falta de lógica del lógico [Calvino], cuya indignación creció en contra de la persecución de los protestantes en los países católicos y quien, sin embargo, se mostró tan despiadado con estos supuestos herejes." (Pfister, Óscar: Christianity and Fear, “El cristianismo y el temor”, pp. 418–419, 427–428).
               De hecho, muchos anabaptistas como Menno Simons, un antiguo líder anabaptista y contemporáneo de Lutero, y otros protestaron en contra de esta esta sangrienta crueldad por medio de la cual miles de anabaptistas fueron ejecutados por algunas de las Iglesias protestantes del estado de los reformistas famosos, pero de nada sirvió (The Complete Works of Menno Simons,“Obras completas de Menno Simons”, 147ª/I, 196ª y Harold J. Grimm, de la Universidad de Indiana, Grimm, Harold J., The Reformation Era, “La época de la Reforma”, p. 139. 1954). Cada una de estas sentencias fueron sancionadas por Calvino incluyendo la de Servet, la cual fue un asesinato planificado tal como se lee en la carta de Calvino a su amigo William Farel el 13 de febrero de 1546. Por tales razones tanto Casiodoro y otros españoles e italianos se sentían incómodos en la Ginebra calvinista y terminaron trasladaron a Londres por temor a sus vidas y para fundar iglesias (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85, 90).   
            Las atrocidades llevadas a cabo en la Ginebra calvinista deden ser trazados directamente al fallo de la iglesia católica la cual no creía en la separación de iglesia y estado lo cual fue condenado por TODOS los Primeros Apologistas y Padres de la Iglesia Anteniceno (130-180) como Justino Mártir (al igual que su pupilo Lactancio) en “Ante-Nicene Fathers,” Vol. I, ágs.. 105, 185- 186, 305 y 306. Teófilo de Antioquia, Tatiano y Atenágoras estaban de acuerdo de manera unánime en la separación de iglesia y estado lo cual demuestra que esa era la posición universal de las iglesias primitivas y es algo que siempre ha creído y defendido las iglesias Bautistas (anabaptistas). Tertuliano también escribió en defensa de la libertad religiosa. 

            En cambio, tanto Constantino y los demás emperadores romanos como Teodosio el “Grande” hicieron de la iglesia católica romana una iglesia imperial lo cual es muy diferente a las iglesias independientes, locales y autónomas que vemos en la Biblia y en los documentos de los Primeros Apologistas. En otras palabras, en los tiempos de estos Padres de la iglesia antenicenos no existía una unión de iglesia y estado como sucedió en los países católicos y luego en los países protestantes en donde se perseguía mayormente a los anabaptistas. De hecho, la influencia de Agustín de Hipona (teólogo católico quien Calvino y sus seguidores admiran) quien no creía en la libertad religiosa (como demuestra las veces que promovió la persecución a los donatistas y otros grupos anabaptistas por no aceptar el bautismo infantil) selló de una vez y para todas las doctrinas de la iglesia-estado del catolicismo romano.           
                 Algunos calvinistas dicen, que sobre Calvino y Servet hay un trasfondo muy amplio que desconocemos pues Juan Calvino escribió a Servet y que este era un hereje que nunca quiso cambiar de opinión y que si Calvino y Ginebra no mataban con Servet, Servet hubiera hecho lo mismo con Calvino. Sin embargo, no hay evidencias de que Servet quería matar a Calvino y esta falsa acusación tampoco tiene sentido pues Servet no tenía ninguna posición de autoridad civil ni eclesiastica en ningún lado. Calvino sí (en Ginebra). Lo que sí hay evidencias es del homicidio planificado que cometió Calvino en su propia carta a su amigo William Farel el 13 de febrero de 1546 diciendo: "Servet me escribió recientemente con una presumida arrogancia, e incluyó a su carta un largo volumen de sus delirantes fantasías, que a mi parecer son algo desconcertantes e insólitas. Él se encargaría de venir aquí, si yo estuviese de acuerdo. Pero yo no estoy dispuesto a dar mi palabra para su seguridad, porque si él viniese, de ninguna manera le permitiré partir vivo, de tal modo que emplearé toda mi autoridad para este provecho." Además, Calvino no solo mató a Servet lo cual los mismos pastores reformados como Casiodoro de Reina fueron los primeros en condenarlo diciendo que era peor que un inquisidor católico sino que también asesinó a miles de anabaptistas quienes en su mayoría eran pacifistas y apoliticos (creían en la separación de iglesia y estado). Tratar de justificar tales asesinatos del tirano intolerante de Calvino es simplemente mostrar falta de ética cristiana. 

         Otros dicen, "Te hace falta leer sobre Tomas Muntzer. Y la verdadera cara de los AnaBautistas." Sin embargo, muchos Bautistas no reformados como este servidor lo hemos leído tanto como para decirle que lo que ellos afirman gratuitamente es falso. El Dr. Keller, bibliotecario de la ciudad de Muntzer y muchos historiadores afirman que los anabaptistas de aquel tiempo [como Menno Simons y quienes eran pacifistas] declararon “no tener comunión alguna con los hombres de Muntzer y se quejaron amargamente de tener que sufrir por los delitos de otros de quienes no sabían nada, simplemente porque algunos de ellos estaban de acuerdo en rechazar el bautismo infantil.” (Benedict, Hist., pág. 124). De hecho, ningún historiador serio e imparcial como el Dr. Benedicto, Buckland, Hase, Gerard, Geseler, Fusslin, Brandt, Doner, Brown y D’ Aubigne asocia ni confunde a los anabaptistas con el movimiento de Muntzer.          

      Al contrario, declaran que los anabaptistas eran inocentes del escándalo de Muntzer y admiten que la insurrección de Muntzer tuvo su origen en la Reformación de Lutero y no entre los anabaptistas (citado de la Introd. De Orchard, pág.16.). Además, la teología de Thomas Müntzer quien primero fue católico y luego seguidor de Martin Lutero era muy diferente a la de los anabaptistas (nuestros antepasados Bautistas) pues la teología de Muntzer era más política mientras que la de los anabaptistas era apolítica, es decir, separada del estado (Reyes Camargo, Raúl, Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, Vol. 57 Núm. 149, 2018). Sin embargo, a Muntzer se le llamó “anabaptista” porque rechazó el paidobautismo. Pero siguiendo esa lógica entonces todo cristiano que no cree en el bautismo infantil como el mismo Will Graham (colega de Enior), los pentecostales, testigos de Jehová, mormones, adventistas, evangélicos y hasta algunos protestantes reformados que son credobautistas serían “anabaptistas”. En otras palabras, el que una religión tenga una creencia parecida o igual a otra no significa que sean la misma. Por ejemplo, los mismos católicos y protestantes tienen creencias similares (como la doctrina del infierno, el cielo, la Trinidad, el nacimiento virginal de Cristo y su resurrección corporal) pero eso no significa que sean la misma religión.            

            En fin, el problema con Juan Calvino es que no solo enseñó falsa doctrina, sino que su vida se vio empañada por la forma cómo persiguió, castigó, expatrió, desposeyó de sus bienes y ejecutó a quienes se atrevían a oponerse a sus doctrinas, pero ningún otro evento ha influido más en el juicio de su historia, que el papel que desempeñó en la captura y ejecución del médico español, estudiante de teología, Miguel Servet en 1553.  Este evento terminó por ensombrecer todo lo demás que hizo, y debería hacer reflexionar a sus seguidores modernos.

 Fuentes:

 ¿Qué Amor es este? de Dave Hunt

https://paginadeteologiapentecostalarminiana.files.wordpress.com/2019/10/hunt-dave.-c2bfque-amor-es-este.-una-poderosa-refutacic3b3n-al-calvinismo.pdf

La Promesa del Alfarero de Leighton Flowers

El Calvinismo, nadie se atreve a llamarlo herejía. Bob Kirkland

Confrontando el Calvinismo. Dr Peter James Putney

La fusión del nuevo Calvinismo con el marxismo cultural de Guillermo de Lama.

Castellio Contra Calvino de Stefan Zweig

Escogidos en Cristo de Ernesto Trenchard y José Maria Martinez

https://paginadeteologiapentecostalarminiana.files.wordpress.com/2019/03/ernesto-trenchard-escogidos-en-cristo-1.pdf

The Foundation of Augustinian-Calvinism del Dr. Ken Wilson

The Extent of the Atonement por el Dr. David Allen

The Other Side of Calvinism de Laurence M. Vance

Why I am Not a Calvinist de Jerry L. Walls y Joseph R. Dougell

Why We Are Not Reformed Baptists (letgodbetrue.com)

Jesse Morrell, “Was Augustine A Gnostic Heretic? Did He Corrupt The Church With Gnostic Doctrine? Did The Early Church Agree With Pelagius?” (biblicaltruthresources). This article is an excerpt from his book, The Natural Ability of Man: A Study on Free Will & Human Nature

Deconstructing Calvinism por Hutson Smelley

The Great Rift, Why Calvinism is Such a Big Issue por Jeff Amsbaugh

Bible Truth on Calvinism por el Dr. Gerald Fielder

Predestined For Hell? No! y Hiper-Calvinism: A False Doctrine por el Dr. John Rice

El Origen Oculto del Calvinismo de Alexander Ortega Pereira

Calvin’s Desperation: How John Calvin’s Unbiblical Divine Determinism Destroys the Credibility of Christian Faith por Phil Bair

Beyond The Fundamentals de Kevin Thompson y Sosteriology 101 de Leighton Flowers en Youtube

2 thoughts on “El Lado Oscuro y Oculto de Juan Calvino”
  1. Era un hombre, aunque Sabio, hizo cosas las cuales desagradaron a Dios ,como Salomón .
    Tristemente todavía hay personas que creen en las falsas enseñanzas de Calvino, como el determinismo (que algunas personas están destinadas a ir al infierno y no tienen salvación por que su salvación esta escrita)
    Dios te bendiga Hermano Felix,Si Dios quiere tráenos mas refutaciones a los atheus militantes de youtube y facebook,Saludos

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