El líder revolucionario francés, escritor, orador, diputado, presidente de la Convención Nacional y jefe indiscutible de la facción más radical de los jacobinos, fue Maximiliano Robespierre, quien afirmó que “El ateísmo es aristocrático; la idea de un gran Ser que vele por la inocencia oprimida y castiga el crimen triunfante es del todo popular”.También fue miembro del Comité de Salvación Pública, entidad que gobernó Francia durante el periodo revolucionario conocido como el Reinado del Terror, y a pesar de haber estado fuertemente opuesto contra la pena de muerte, luego la justificó para ejecutar a todo aquel que pensara diferente, principalmente a los cristianos.
El pueblo francés estaba en extrema pobreza y como resultado decidieron hacer una insurrección asaltando el Palacio de las Tullerías. El conflicto llevó a Francia a abolir la monarquía y establecer una república y a la decapitación del rey de Francia (incluyendo su esposa, la reina María Antonieta) por “conspiración contra la libertad pública y la seguridad general del Estado”. Los partidarios de la Revolución francesa también decidieron que en lugar del cristianismo, iban a borrar el pasado para proponer una nueva religión en nombre de la “razón” misma, basada en el humanismo e influenciada por la escritura blasfema de los filósofos anti-cristianos Voltaire y Jean-Jacques Rosseau. ¿Cómo empezó todo? Cuando el Tribunal Revolucionario le leyó la sentencia dos días antes de su ejecución, María Antonieta solo acertó a decir: «Yo era una reina y tú me quitaste mi corona. Mataste a mi esposo y me has privado de mis hijos. Solo me queda mi sangre: tómala, pero no me hagas sufrir más tiempo». En ese momento iba vestida con un sencillo y desgastado vestido negro. Estaba escuálida, pálida y con un aspecto cadavérico. Al público que abarrotaba la sala le resultaba difícil reconocerla.
En su última carta antes de subir al cadalso le escribió a su cuñada, la princesa Isabel: «Me acaban de condenar, no a una muerte honrosa, que solo lo es tal para los criminales, sino a que me reúna con vuestro hermano, el Rey. Al igual que él, soy inocente, y espero poder mostrar la misma firmeza que él en los últimos instantes. Me siento tranquila como cuando la conciencia nada os puede reprochar. Me embarga un profundo pesar por tener que abandonar a mis pobres criaturas». Tiempo después, el ahora dictador ateo Robespierre y sus seguidores revolucionarios querían crear una utopía sin Dios y sin moral cristiana lo cual es lo que sostiene todo régimen totalitarista. Este mismo sistema fue creado en China, Cambodia, Vietnam, Rusia y otros países con el mismo slogan, “Crearemos un nuevo hombre en una sociedad perfecta” sin una ley o autoridad divina que este por encima de ellos. Pero como ha demostrado la historia, en vez de una utopía lo que creaban era un infierno en la tierra.
De hecho, la situación económica durante la Revolución francesa siguió empeorando, lo cual dio origen a revueltas de las clases más pobres. Los llamados sans-culottes expresaban su descontento por el hecho de que la dicha revolución no solo no estaba satisfaciendo los intereses de las clases bajas, sino que incluso algunas medidas liberales causaban un enorme perjuicio a estas (libertad de precios, libertad de contratación, Ley Le Chapelier, etcétera). Al mismo tiempo se comenzaron a gestar luchas antirrevolucionarias en diversas regiones de Francia lo que provocó una guerra civil llamada "Guerra de la Vendée". Aunque según el escritor, político, filósofo cristiano y acérrimo enemigo de los revolucionarios franceses, Edmund Burke, esto no solo fue una revolución política sino también una revolución contra una civilización religiosa. Los Vendeé fueron los primeros en rebelarse y para resistir a estos contrarrevolucionarios, el nuevo estado laico que estaba siendo controlado por los revolucionarios decidió usar el ejército (“The Blues”) para arrasarlos.
Luego la Vendeé decidió responder en defensa propia y de manera similar a la Revolución de las Trece Colonias (o Revolución Estadounidense) por lo que el nuevo gobierno secular se propuso exterminarlos y a través de un terrorismo intelectual extremo. El enemigo político de la Resistencia de la Vendeé no los quería castigar por algo que habían hecho sino por lo que eran, cristianos conservadores. Esto lo hicieron masacrando brutalmente a miles de hombres, mujeres y niños (incluyendo infantes) de los cuales se jactaban. Odiaban tanto la iglesia que hasta mataban sacerdotes, monjas y pastores solo por diversion. Sin olvidar, que no solo asesinaban líderes religiosos sino también científicos como el químico y biólogo católico, Antoine Lavoisier. El juez anticristiano lo mandó a la guillotina diciendo que, “La república no necesita ni científicos ni químicos.” Sus horribles actos no solo demostraban que no conocían la palabra “misericordia” sino que le dieron tanta rienda suelta a sus peores instintos o pecados que hasta empezaron amar la violencia y la sangre (Vea Proverbios 8:36).
La Revolución francesa anticlerical no solo hacia esto porque querían conformar a todos según su propia realidad sino porque consideraban a todos los que se oponían (como la Vendeé) como animales o bestias que debían ser eliminados para purificar la tierra de esta raza infame. ¿Les suena familiar? “La Vendeé es, para Robespierre, lo que Auschwitz fue para los Nazis y lo que los gulags era para Stalin.” (Siobn Nash-Marshall, profesora de la Manhattanville College). Las cifras de las personas que llevaron a la guillotina o el fusilamiento son tan superiores a la Inquisición que exterminaron a todos los habitantes de la región de la Vandeé que se ha llegado a calificar de un genocidio francés y arrasó también con gran cantidad de edificios y grandes obras de arte religioso de enorme valor cultural.
De hecho, estaban tan embriagados de violencia que una vez terminaron con la Vandeé empezaron a matarse entre ellos mismos, incluyendo a Danton y Robespierre quien salió de un hotel herido de un disparo en la cara a la altura de la boca (quizás en un fracasado intento de quitarse la vida con su propia pístola) para luego ser guillotinado por su propio Comité y donde muchos de sus enemigos fueron ejecutados. En otras palabras, Robespierre y muchos de sus seguidores recibieron una cucharita de su propia medicina. Su caٕída fue seguida de una reacción termidoriana que desmanteló el régimen del Terror y finalizó con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Actualmente, ya no hay Vendeé. Pero lamentablemente esta tragedia no quedó en el pasado pues tres famosos pensadores llamados, Fichte, Schelling y Hegel vieron lo que pasó en la Revolución francesa anticlerical y creyeron que fue lo mejor posible. ¿Y saben quién fue el estudiante más famoso de Hegel? ¡El filósofo ateo y anticristiano, Karl Marx! De hecho, el dictador comunista Vladimir Lenin, aprendió sobre la exterminación de los Vendeé (como demuestra su propio diario) y la aplicó en Rusia diciendo que aquellos que resisten la revolución deben ser destruidos igualmente. En la revolución francesa anticlerical murieron cerca de 150,000 personas. Pero durante los regimenes comunistas y socialistas de los dictadadores ateos mataron millones de personas, principalmente cristianos por lo que la historia se repite. Estos mismos errores que cometió Hitler lo cometieron Stalin, Pol Pot y otros tiranos que todavía existen hoy en día como Cuba, Venezuela y Corea del Norte donde el hombre tiene que conformarse al sistema político para poder vivir.
Uno se pregunta ¿por qué los revolucionarios franceses fueron tan crueles y odiaban tanto a los religiosos, principalmente contra los católicos? Una de las respuestas podría ser debido a las constantes explotaciones y abusos de poder de la iglesia de Roma y sus reyes oligárquicos de las cuales ya estaban cansados. De hecho, antes de la revolución francesa anticlerical (1789-1799), los papas como Inocencio III ya habían cometido primero estos mismos tipos de genocidos contra otros cristianos como los Valdenses y otros anabaptistas (1215) para combatir la "herejía" a través de inquisiciones y la llamada cruzada albigense (1209 y 1244). Sin olvidar tampoco la llamada Masacre de San Bartolomé (1572-1572) donde ocurrió el asesinato en masa de hugonotes (cristianos protestantes). Pero en su lucha los revolucionarios franceses se volvieron en un peor monstruo. No solo fue anticlerical sino tan intolerante a cualquier religión (incluyendo contra cristianos que no eran católicos) que exterminaron a la Resistencia de la Vendeé.
En fin, la insurrección contrarrevolucionaria francesa de 1793 no solo fue uno de los terrores más sangrientos de la historia sino que nos enseña que grandes crímenes pueden ser cometidos en el nombre de la antireligión.
One thought on “Robespierre y La Revolución anticlerical francesa”
Es deprimente que el golpe que le dio la ilustración a la sociedad sigue presente en nuestros días, y nada ha cambiado. Buen articulo Sherlock, bendiciones y ojala nos hables de Hazbin hotel o Helluva Boss, saludos
Es deprimente que el golpe que le dio la ilustración a la sociedad sigue presente en nuestros días, y nada ha cambiado. Buen articulo Sherlock, bendiciones y ojala nos hables de Hazbin hotel o Helluva Boss, saludos