Lo absurdo del mal llamado lenguaje “inclusivo”
“Lo único bueno que tiene el lenguaje inclusivo es que uno se da cuenta quién es un imbécil.” – Eduardo Feinann
Se sigue prohibiendo en diferentes países el uso del lenguaje inclusivo en los colegios al estimar que constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión de la escritura, poniendo fin, oficialmente, a un debate que divide desde hace años a los linguistas y la comunidad educativa. Las palabras que utilizamos para expresarnos son muy importantes. Una palabra, o incluso una simple letra, puede cambiarlo todo. Es por eso que queremos hablar de este mal llamado «lenguaje inclusivo» (o también llamado «lenguaje no sexista») es aquel que busca no discriminar a ninguno de los sexos al hablar. Es por eso que utiliza expresiones innecesarias tales como: «ellos y ellas», «tod@s», «todxs», «todes» (haciendo referencia a «todos»), etc. Cuando el «lenguaje inclusivo» dice tales expresiones («ellos y ellas»…) quiere referirse a ambos sexos, incluyendo también a aquellos que no se sienten identificados con ninguno de los dos sexos biológicos. Esto se ha convertido en una moda promovida desde instituciones gubernamentales o asociaciones civiles, a veces practicada por algunos sectores de la población hispano hablante.
En primer lugar, no es extraño que haya grandes intereses en la manipulación del lenguaje, porque éste tiene mucha más relevancia de lo que parece. Entre lo que pensamos y lo que decimos existe una relación muy estrecha. En la actualidad, vemos cómo la ideología de género y el feminismo han emprendido una guerra de palabras. Y cuando consigan modificar la manera en que decimos las cosas, conseguirán cambiar lo que pensamos. Si ellos utilizan nuestro lenguaje, habremos avanzado. Pero si nosotros hablamos con el suyo, habremos retrocedido.
Esta manipulación del lenguaje es algo que ha existido desde siempre y eso por no hablar del polémico lenguaje de lo políticamente correcto (que guarda una estrecha relación con el llamado «lenguaje inclusivo»). La mayoría de los políticos (al menos en España) lo utiliza constantemente, creando frases artificiosas y difíciles de entender. No hace falta ni poner ninguna cita, basta con escuchar el discurso de casi cualquier político (con honrosas pero escasas excepciones). La dificultad para comprenderlos no radica en que utilicen un vocabulario culto o extenso, sino en que hacen una deformación de nuestra lengua, y no usan el verdadero español. Como afirma Álex Grijelmo en su obra Defensa apasionada del idioma español, «con ellos, el lenguaje no se hace cada día, sino que se deshace».
Tras la aceptación de los postulados de la ideología de género empieza a hacer falta una nueva forma de hablar. Especialmente, cuando se sustituye la «o» del masculino neutro por una «e» o una «x» se pretende abarcar a todas las sexualidades diversas, y no dañar la autopercepción de ningún individuo. El problema es que parte de un presupuesto falso: que nuestra lengua discrimina. En español podemos distinguir entre el género no marcado (aquel que se puede utilizar como término genérico para designar a todos) y el marcado. Por razones históricas y lingüísticas, el género no marcado es el masculino. Pero eso no implica que el lenguaje sea machista y haya que cambiar la lengua por completo. Al contrario, lo único que significa es que se puede utilizar perfectamente el masculino como un neutro, para referirse a todos. Pero ¿qué dice la RAE? La Real Academia Española (RAE) es uno de los mayores referentes cuando queremos hablar de la lengua española. Es por eso que queremos citar aquí la posición de la RAE con respecto al lenguaje inclusivo:
“Los chicos y las chicas, ellos y ellas:
Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. Existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar a todos los individuos sin distinción de sexos. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.”
Como se ve, la posición de la RAE es bien clara con respecto a esta polémica idiomática. Además, añade que se trata de un hecho que va contra la economía del lenguaje por lo que le puso un freno al lenguaje inclusivo y le dijo no al "todes". Hasta publicó un manual en el que juzga “innecesario” el uso de la “e” en vez de la “o” para incluir a hombres y mujeres en los plurales diciendo que “No hay que confundir gramática con machismo”. En cambio, La ONU la promueve, pero obviamente por razones de politiquería y hasta le dio a su personal una serie de «estrategias para no discriminar» (¡como si hablar bien el español fuera discriminar!).
Pero ¿Tiene sentido utilizar el «lenguaje inclusivo», es decir, usar «ellos y ellas» o sustituyendo la letra «o» del masculino neutro por una «x» o una «e»? Lingüísticamente, no tiene ningún fundamento. La única razón que existe para hablar así es ideológica. El mismo hecho de llamar «lenguaje inclusivo» a esta deformación del español es también una infiltración ideológica. se puede decir que el lenguaje incluso maltrata nuestro idioma y esa es la verdadera razón por la que la RAE no la acepta. Después de todo, si los progres de verdad quieren lenguaje inclusivo entonces que aprendan lenguajes de señas para sordomudos, eso sería inclusión de verdad, pero claro, una cosa es cambiar una letra y otra ponerse a estudiar algo en serio.
Por otro lado, la gente tiene el derecho de hablar como quiera, el problema es cuando hay instituciones, asociaciones y movimientos humanísticas que quieren usar el estado para obligar a la sociedad a utilizar el mal llamado «lenguaje inclusivo» para promover sus creencias. De hecho, hoy en día, lo políticamente correcto es utilizar el lenguaje inclusivo a pesar de ser un error gramatical y conceptual advertido infinidad de veces. El que se sale de lo políticamente correcto casi que no merece ser escuchado ni respetado. Como opina la reconocida lingüista, Concepción Company, "A mí me parece que están gastando energías inútilmente, [El lenguaje inclusivo] es una ridiculez. Yo soy la primera que quiero igualdad y he peleado y trabajado por ella como mujer, pero forzar la lengua y decir: los y las mexicanas, niños y niñas, queridos todos y queridas todas, -por cierto, ¿por qué tienen que ir los hombres por delante?-, me parece que es absolutamente antieconómico. Si usted dice: “El hombre es un ser racional”, no tengo ningún problema, yo no me siento excluida de ese enunciado genérico. La gramática no tiene sexo, no es ni incluyente ni excluyente." (Concepción Company, reconocida lingüista, investigadora Emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Miembro de Número de la Academia Mexicana de la Lengua y de El Colegio Nacional).
En fin, “Lo grave del lenguaje inclusivo es cuando se impone. Es un lenguaje de retardados y de personas tan manipuladas por la ideología que auto-reprimen su forma espontánea de hablar, para adecuarla a los dictados de la corrección política del género...es una cruzada de ricos con culpa, hijos de papá y mamá que viven de arriba, aburridos y deseosos de ser ellos, también, víctimas y redentores de algo. Seamos sinceros: al laburante le importa un carajo cambiar "todos" por "todEs"." (Agustín Laje, politólogo, periodista, filósofo, escritor argentino y conferencista con licenciatura en Ciencia Política).
Lo peor es que hay feministas que usan palabras bastante ofensivas cuando alguien se niega a hablar así.
No quiero sonar insistente pero ¿Podrías refutar a esos tontos que dicen que Rut y Noemí eran amantes?
Pero de donde sacan eso? y en base a qué? Podrias pasarme un link, saludos
Pues supongo que malinterpretaron el juramento, aquí te dejo el link de una.
https://www.google.com/amp/s/www.homosensual.com/cultura/historia/el-amor-lesbico-mas-escondido-de-la-biblia/
Aqui te dejo otros https://inoutradio.com/desconocidas-fascinantes-rut-y-noemi-hasta-que-la-muerte-las-separe-por-carme-pollina/
http://santosqueer.blogspot.com/2014/01/rut-y-noemi-el-amor-entre-mujeres-en-la.html?m=1