Antitabaco como Dios manda

Alquitranes, nicotina, monóxido de carbono, ácido y otras sustancias químicas venenosas es lo que convierte al cigarrillo en una pequeña dosis mortal que hace que el fumador no pueda escaparse de sus efectos tóxicos como con el cáncer de lengua y boca, laringe y sus componentes, de pulmón y toda la vía aérea. Además, está relacionado con infartos al corazón, derrames cerebrales y problemas de circulación. Prácticamente no existe un órgano que no sufra alteraciones por los productos de la combustión incompleta del tabaco. De hecho, el tabaco mata más gente que cualquier otra droga. 1,2000 mueren al día por fumar. El cigarrillo está relacionado con una de cada cinco muertes en Estados Unidos y según varios estudios, el tabaquismo es considerado como la primera causa de muerte prevenible a nivel mundial. De hecho, según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2020 el tabaco será la mayor causa de muerte y discapacidad, y matará a más de diez millones de personas por año, causando más muertes que el Sida, accidentes de tránsito, homicidios y suicidios, alcoholismo y drogas ilícitas, todos combinados.

Ahora entiendo porque dicen que por cada cigarrillo que uno fuma se quita un minuto de su vida. Se dice que las personas que se ponen a fumar como chimeneas humanas podrían hasta crear su propia nube. Esto me hace pensar en la cantidad de dinero que han desperdiciado en este mal hábito. Es por eso que fumar es una adicción antieconómica, porque además de “quemar” cada año una cantidad considerable de dinero en cigarrillos, le arruina la ropa, las alfombras y los muebles de la casa. Es un vicio desagradable que mancha los dientes y los dedos, le da mal olor a la ropa, le hace arder los ojos y le causa mal aliento permanente. Fumar también es peligroso porque una parte considerable de los incendios y explosiones ocurren a causa de fósforos o colillas de cigarrillos arrojados con descuido. Es incluso una actividad egoísta porque conduce al sacrificio de la propia salud, y sin derecho alguno contamina el aire que respiran los demás poniendo así en peligro su salud. También impide gozar de la vida pues debido a la incapacidad pulmonar causada por la nicotina no permite practicar los deportes favoritos, realizar excursiones al aire libre, trabajar en el jardín de la casa o bañarse en la playa. Además, arruina el sabor de los alimentos o sentir el aroma de las flores, los perfumes o la comida, disminuye el apetito y causa frustración.

Aun así, algunos cristianos se preguntan, si es lícito fumar. Aunque la Biblia no menciona el tabaquismo, nos advierte “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a é; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Corintios 3:16-17; 6:19,20). Por lo tanto, es pecado porque el cigarro destruye el cuerpo que es templo del Espíritu Santo. Ya que nuestro cuerpo pertenece a Dios y hemos sido ordenados a glorificar a Dios EN NUESTRO CUERPO al igual que en nuestro espíritu y es “santo” porque el Espíritu de Dios vive en el, entonces ¿para qué contaminarlo con nicotina y otros compuestos químicos que lo arruinan poco a poco? Cualquier cosa que lastima el cuerpo como el tabaco debe contristar el Espíritu Santo quien ha hecho de ese cuerpo su templo y manda que no lo degrademos. Dios considera a cada uno responsable del bienestar de su cuerpo y si pecas contra Dios destruyendo ese cuerpo, acortaras tu vida, y no solo destruirás el cuerpo sino también tu influencia y felicidad (Romanos 12:1).

Otra manera de saber que el tabaquismo es pecado es por la manera que esclaviza al hombre. El fumar se vuelve un vicio y al igual que el licor crece como un hábito hasta que uno no es libre de dejarlo. De hecho, la nicotina del cigarrillo es considerado como la droga más adictiva de todas. Esta es la razón principal por la cual para la mayor parte de los fumadores es tan difícil dejar de fumar, y por la que nadie debería arriesgarse a comenzar a fumar pensando que puede dejar de hacerlo cuando quiera. Muchos adictos al tabaco fuman hasta tres cajetillas diarias lo cual es un atentado contra los pulmones. Cualquier cosa que esclaviza tu mente, tu voluntad, tu cuerpo, para que no puedas controlarte a ti mismo y tus deseos es evidentemente un pecado (Juan 8:34; 2 Pedro 2:19). No estamos bajo la ley sino por la gracia pero cada cristiano debería decir juntamente con Pablo que “todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar por ningún vicio o droga o lujuria de la carne” (1 Corintios 6:12).

Además, un paquete de cigarrillos por día equivale a dos tazas de químicos cancerígenos. Una persona inteligente con ganas de vivir, ¿estaría dispuesta a ingerir voluntariamente sustancias químicas carcinógenas y además, a pagar por ellas? ¿A quién le agrada ver a una simpática chica o a un apuesto adolescente convertidos en dragones que respiran fuego? ¿Con qué grupo de personas nos estaríamos identificando? Los cigarrillos son una fuente de criminalidad. Casi todos los delincuentes son fumadores. ¿No se supone que el cristiano debe procurar ser un testimonio positivo para los demás? Por lo tanto, fumar es un pecado porque podría afectar su credibilidad como cristiano y convertirse en un “tropezadero para los débiles” (1 Corintios 8:9). Es por eso que la mayoría de los cristianos que son espirituales creen que es incorrecto y ninguna iglesia Bautista fundamental escogería a un fumador como su pastor. Mientras que aquellos cristianos que tienen este hábito del cigarrillo admiten que en su conciencia saben que está mal. Otros han dejado el vicio sin hablar una sola palabra con un predicador sino porque el Espíritu Santo habló a sus corazones y entendieron que no era del agrado de Dios. Tampoco nos podemos imaginar a Jesucristo fumando y con el mal olor de tabaco rancio en su ropa.  Jesús es nuestro Ejemplo y debemos vivir como Él vivió (1 Pedro 2:21; Juan 14:12; Filipenses 2:5).

 “Puerto Rico no es el cenicero del mundo”. Con esta frase, la ex cirujano de Estados Unidos, Antonia Coello de Novello, aplaudió la legislación que prohíbe fumar en lugares públicos y descartó la crítica de los opositores que anticipan consecuencias económicas para la industria turística. Esta guerra al fumador entró en vigor el 2 de marzo de 2007 con multas de $250 a $2,000 por violaciones subsiguientes. Esto se debe a que los que se oponen al cigarrillo, un grupo cada vez más creciente, les recitan a los fumadores los daños a la salud que se hacen ellos mismos y el daño que le hacen a quienes les rodean por el llamado “humo de segunda mano”. Es por eso que los fumadores cada vez tienen menos lugares donde fumar libremente ya que los no fumadores se convierten en fumadores pasivos al inhalar el humo del cigarrillo. En realidad sería un respiro a la población no fumadora si todos entendieran que uno de los beneficios de dejar de fumar es la salud en general pues el efecto del cigarrillo es devastador no solo en la salud humana del adicto sino también en sus acompañantes (familiares, compañeros de trabajo, etc.).

Por ejemplo: En los adultos: Cáncer en la lengua, boca y en la garganta. Afecta los pulmones, las arterias, el corazón y la digestión. El fumar también puede causar impotencia sexual en el hombre. Sin embargo, el cigarrillo afecta más a la mujer que al hombre pues no existe ningún proceso más eficiente para envejecer y desfigurar la belleza de la mujer que el hábito de fumar. No solo eso, a la mujer embarazada, el cigarrillo afecta al bebé causando retraso en crecimiento del mismo y está asociado con problemas al momento del parto. De acuerdo con las estadísticas de la Asociación Americana del Pulmón, entre los grupos minoritarios, las mujeres que más fuman durante el embarazo son las puertorriqueñas. Las mujeres fumadoras tienen un mayor ries­go de abortos espontáneos, muerte fetal y neonatal, placenta previa, partos prematuros, bajo peso al nacer, tamaño pequeño del cere­bro y problemas en el desarrollo del bebé. Además los lactantes tienen el triple de proba­bilidades de fallecer a causa del síndrome de muerte infantil súbita si la madre fuma du­rante el embarazo y después de éste. Por lo tanto, está claro que la mujer no fue hecha para ser contaminada por los tóxicos del tabaco. En los niños: Además, de dar un mal ejemplo a sus hijos, cuando un niño respira aire saturado con humo de cigarrillos, puede resultar tan perjudicial como si él mismo fumara. Puede causarles graves enfermedades como infecciones del oído, bronquitis y ataques de asma. Es por eso que hasta el Parlamento Japonés una vez dijo: “Si queremos que nuestra nación sea superior al de América, no debemos permitir que nuestros hijos, quienes serán los futuros padres y madres, fumen cigarrillos.” ¿Acaso no vale la pena salvar a nuestros hijos también? Por lo tanto, no fumemos, por amor a nuestros hijos y a nuestro prójimo, para darles la oportunidad de crecer y vivir con salud, con mente sana y cuerpo vigoroso.

Así que, vemos que las razones para no fumar son muchas y variadas. Posiblemente quieras abandonarlo pero sabes que no es fácil romper con el hábito. Especialmente, porque la adicción a la nicotina se considera una enfermedad crónica que, en la mayoría de los casos, requiere de tratamiento, esfuerzo personal y un plan que ayude a lograrlo. Pero si eres cristiano y usas el tabaco deberías dejarlo ahora y para siempre. Éste es el primer y más difícil paso al trabajar con el fumador. La orientación es un arma muy poderosa. Mucha información puede ayudar pero lo que al final hace la diferencia entre el éxito y el fracaso es la fuerza de voluntad. Pero el que quiere dejar de fumar va a dejar de fumar Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7). Millones de personas lo han logrado con la ayuda de Dios y usted también puede hacerlo (Filipenses 4:13). NO HAY ADICCIÓN ALGUNA que sea más poderosa que NUESTRO SEÑOR PORQUE PARA ÉL NO HAY NADA DIFÍCIL NI IMPOSIBLE. Así que, si tienes un deseo genuino de dejar el tabaquismo, haga lo siguiente: Confiesa que es un pecado que degrada el templo del Espíritu Santo que mora en ti (Proverbios 28:13; 1 Juan 1:9). Si no admites que es un pecado no lo dejaras. Esto también significa que te alejaras de los lugares que frecuentan los fumadores para que no caigas en tentación. Ore fervientemente y pídale al Señor que consagre su cuerpo para Su servicio pues el cristiano debe ser un “… instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra.” (2 Timoteo 2:21). No hay victoria sin lucha y Dios promete darle una salida para asegurar que usted venza la adicción y viva con salud y felicidad (1 Corintios 10:13). Así que, dile ¡BASTA! a la industria del tabaco y se sentirá satisfecho de saber que ha logrado tomar el control sobre su propia vida.

En cuanto a los creyentes que no tienen este problema de pecado, lejos de condenar o rechazar estos hermanos con nuestras palabras o actos, lo más sabio y prudente es ayudarlos espiritualmente llevándolos a un proceso de restauración y levantamiento. Si no eres salvo, recuerde que podrás dejar el uso del tabaco y vivir una vida limpia y moral y como quiera ir al infierno. Puedes cambiar tus hábitos pero no tu corazón. Por tanto, no trates de limpiar el exterior sin un nuevo corazón en tu interior (1 Samuel 16:7). Lo que necesitas es nacer de nuevo, confiando en Jesucristo como tu Salvador y tus pecados te serán perdonados. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”(2 Corintios 5:17).  En fin, el tabaquismo es una enfermedad que asfixia al fumador. Es un suicidio a largo plazo porque aquellos que se mueren por fumar están tomando una decisión para la muerte y no para la vida. De hecho, es interesante saber que el robusto vaquero de la propaganda Marlboro murió de cáncer de pulmón. Por lo tanto, tenemos muy buenas razones para no meternos con el peligroso humo del cigarrillo. Después de todo, solo tenemos un cuerpo en esta vida y no podemos comprar un corazón nuevo, así que ¿por qué no cuidar el único que tenemos?