¿Dónde va la gente que nunca han escuchado el evangelio cuando mueren?
Para los que creemos en la Biblia, solo hay dos posibilidades: o se salvan o se pierden; o van al cielo o van al infierno. Antes de responder, todo cristiano debe recordar que Dios es un Dios infinitamente Justo y que sabemos que todo lo que hace es correcto. Hacemos esta aclaración porque lo que realmente está detrás de esta pregunta es: “¿Cómo podría Dios enviar a una persona al infierno que ni siquiera tuvo la oportunidad de escuchar del Salvador? Simplemente no me parece correcto.” Olvidan que la Justicia de Dios es perfecta y que, por lo tanto, Dios nunca juzgaría a una persona a base de aquello que no conoce (Salmo 96:10 y Apocalipsis 19:11). Además de que es ilógico pensar que hay personas que van para el infierno por un “error” geográfico o de historia. Es más razonable pensar que Dios ordenó el mundo para que todos tuviesen la oportunidad de escoger a favor de Él.
Una vez dicho esto, la respuesta a la pregunta es que Dios juzgará a las personas sobre la base de la información que tienen. En otras palabras, no serán juzgados por lo que no saben, sino por lo que hicieron con lo que sí sabían. El mismo apóstol Pablo dice en Romanos 1 y 2 que ellos serán juzgados sobre la base de cómo ellos respondieron a la revelación de Dios que está presente en la naturaleza y en su propia conciencia. En Romanos 1:20, Pablo dice que por naturaleza, todos los hombres, en cualquier momento de la historia y en cualquier lugar en el mundo, sabe que hay un Dios que ha creado el mundo y que él es responsable ante ese Dios. De hecho, la misma ciencia moderna ya ha comprobado lo que grandes pensadores y filósofos del pasado como Aristóteles, Platón, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Emmanuel Kant, Hegel y otros también han afirmado, de que “Todo hombre es religioso por naturaleza.” Varios estudios psicológicos realizados por la Dra Olivera Petrovich de Oxford, Justin L Barret, PH. D, Avid Carlsson, Premio Nobel en Medicina y otros investigadores académicos han demostrado que nadie nace o empieza ateo, sino que tendemos a creer naturalmente en algún tipo de Creador transcendental a medida que crecen y no por adoctrinamiento. Aun si sus padres no les hablaran de Dios y religión. Helen Keller, Akiane Kramarik y Samuel “Príncipe Kaboo” Morris (originario de África, más precisamente de la tribu Kru) son ejemplos de ello.
En Romanos 2:11-16 y Eclesiastés 3:11 Pablo también enseña que la gente nace en este mundo con la convicción de los altos estándares morales de Dios, de otra forma entendidos como la ley escrita en sus corazones, incluyendo en aquellos que nunca han sabido de Jesús y la Biblia, por lo que tienen una conciencia instintiva de las demandas de Dios referentes a la justicia como están prescritas en la ley escrita. Por tanto, el hecho de que nunca hayan escuchado el evangelio tampoco será una excusa para sus actitudes. En otras palabras, tenemos un conocimiento innato del bien y del mal. Aquellas personas que nunca han escuchado el evangelio de Jesucristo serán juzgadas sobre la base de su respuesta a la revelación general de Dios que han adquirido a través de la naturaleza y de su propia conciencia, la cual los acusará o defenderá en sus razonamientos (Vea Romanos 14:11,12 y Apocalipsis 20:11-15). De hecho, las filosofías del mundo y las religiones no bíblicas son una respuesta a una revelación general pero una respuesta ideada por la humanidad en rebeldía en lugar de obediencia. Una visión de Dios distorsionada que consecuentemente se posa en el corazón de esos esquemas tienen resultados reducidos y distorsionados involucrando cada afirmación de la naturaleza de la realidad y de la condición humana. Desde el principio, el hombre ha tratado de esconder, encubrir, justificar o culpar a alguien más por sus pecados en vez de confesarlos ante Dios (Romanos 5:13-14; Juan 3:18,19 y Juan 1:6-9).
Así que, ¿qué pasa con el hombre pagano de la tribu indígena o el de la jungla de África que nunca tuvieron la oportunidad de escuchar de Jesús? ¿Van para el infierno? No necesariamente. Dios los juzgará según las decisiones que tomaron a base del conocimiento disponible acerca de Dios; en su corazón (moralidad) y en su entorno (creación). Como dice C.S. Lewis, él será juzgado a base de las cualidades divinas que sí conoce y practica (como amor, paz, bondad, benignidad, justicia, misericordia, etc) y su búsqueda del Creador de su entorno. Sin embargo, muchos presuponen que hay gente buena o inocente y que por ende no pueden ser condenadas. Sin embargo, si fueran inocentes entonces no tendrían necesidad de escuchar el evangelio de Cristo porque son inocentes. Si son realmente buenos entonces no habría necesidad de salvación. Pero la realidad es que nadie es inocente y eso es algo que sabemos en nuestra conciencia la cual sirve de juez y testigo de nuestras acciones. Como dice Victor Hugo y Emanuel Swedenberg, “La conciencia es la presencia de Dios en el hombre”. ¿Acaso nunca hemos mentido, robado, blasfemado y violado el resto de los mandamientos de Dios? Si la respuesta es sí a alguna de estas preguntas entonces no somos buenas personas debido a que todos nacemos con una naturaleza pecadora que nos condena (Santiago 2:10).
Así que, el problema no es que algunas personas no hayan escuchado acerca de Dios. Más bien, el problema es que ellos han rechazado lo que han oído y lo que es fácilmente apreciado de Su obra en la naturaleza (Deuteronomio 4:29 y Romanos 3:11). La condenación simplemente se debe a que todos tenemos una revelación de Dios en la naturaleza y en nuestro interior pero muchos no responden apropiadamente (Romanos 1:19). El hombre sabe que hay un Dios, pero en vez de reconocerlo prefiere negarlo creando sus propios ídolos y suprimiendo o cambiando la verdad por la mentira (ateísmo y falsas religiones). Esa es la razón por la que se condena (Juan 3:18-21 y Romanos 1:18-32). Sin embargo, alguien podría decir ¿y entonces para qué enviar misioneros a lugares peligrosos y distantes para predicar el evangelio de Cristo si como quiera pueden salvarse? Lo hacemos para que tengan más luz (información) y más probabilidad de salvación pues al igual que Cornelio el que desea, ama y recibe la luz de Dios entonces Dios la dará más ya sea a través de un misionero o algún otro medio pues Dios no quiere que “ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9) y quiere que “todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (Hechos 10; 1 Timoteo 2:4; Santiago y Jeremías 29:13). El testimonio de Samuel “Príncipe Kaboo” Morris (originario de África, más precisamente de la tribu Kru) es un buen ejemplo de esto. Por tanto, el que algunos se hayan salvado sin haber escuchado de Jesucristo no disminuye el mandato de ir al mundo a hacer discípulos.
Además, como dice el filósofo y apologista cristiano William Lane Craig, eso no significa que alguien puede salvarse fuera de la obra de Cristo sino que los beneficios de la muerte de Cristo podrían aplicarse a alguien sin su conciente conocimiento de Cristo. Después de todo, el que rechaza a Dios está rechazando a Cristo, aunque nunca haya escuchado de Él pues el Padre y el Hijo son uno (Juan 10:30). Pero si alcanza salvación entonces será salvo por gracia y misericordia de Dios a través de la sangre de Cristo, aunque no tuvo conocimiento de Él. De hecho, sería como las personas del Antiguo Testamento quienes tampoco tenían la Biblia y nunca escucharon de Jesucristo, pero fueron salvos porque respondieron a la luz (información) que tuvieron (Juan 3:19-21). Nadie empieza con un corazón oscuro y necio. El hombre se vuelve de esa manera cuando rechazan esa luz que Dios le dio desde el primer día de su nacimiento (Salmo 53:1 y Salmo 19:1-2). En otras palabras, en las épocas antiguas, antes de Cristo, había poca luz (información) sobre el verdadero y único Dios (Romanos 16: 25-27; Hechos 17:30,31 y Efesios 3:4-10). Sin embargo, la salvación no era imposible y siempre ha estado disponible para todo hombre desde el día de su creación. Esperamos que filósofos como Aristóteles también hayan sido uno de esos. Sin embargo, Pablo aclara que muchas personas se pierden porque en lugar de adorar y servir al Creador invisible recurren a los dioses físicos de su propia creación alejándose así del Dios verdadero. En lugar de vivir según su ley moral, se meten de lleno a su inmoralidad por lo que ellos se encuentran así mismos condenados ante Dios solo en base de su revelación general en la naturaleza y en la conciencia.
En conclusión, cuando se trata de aquellos que nunca han oído el evangelio de Cristo, Dios los juzgará con justicia porque asi es Su naturaleza. Todos seremos juzgados según la luz (información) que Dios nos haya dado. Mientras más luz tengas más rendirás cuenta y mayor será el grado de castigo si la rechazas (Mateo 11:20-24; Lucas 12:47-48; Juan 19:11 y Hebreos 10:29). En cuanto al cristiano que también haga esta pregunta, si tanto le preocupa la gente extranjera que nunca ha escuchado del evangelio de Cristo entonces le preguntamos ¿qué ha hecho usted para ayudar a los misioneros a llevar el evangelio a tales personas? ¿Has orado sobre el asunto? Quien sabe, quizás Dios le puso esta inquietud en su corazón para que sea un misionero, saludos.
https://www.youtube.com/watch?v=wIS7ruQLJD8
http://www.miapic.com/qu%C3%A9-acerca-de-aquellos-que-nunca-han-escuchado-el-evangelio
https://www.gotquestions.org/Espanol/nunca-oyeron-Evangelio.html
https://verdadyfe.com/2012/06/28/escuchado/
https://evangelio.blog/2013/06/22/irn-al-infierno-aquellos-que-nunca-han-escuchado-de-cristo/