Refutando a Nietzsche
“Nietzsche vio el amor como uno de los “más grandes peligros” y la moralidad como una de las peores debilidades de la humanidad. Murió loco, en un manicomio y de sífilis. Filmaba sus últimas cartas con las palabras, “El Crucificado”. Fue adorado por los Nazis como su filósofo semi-oficial. Sin embargo, es admirado como un “profundo” y “sabio” filósofo por muchas mentes de nuestra época.” – Peter Kreeft, escritor, apologista, profesor, teólogo y considerado por algunos como el mejor filósofo católico actual de Estados Unidos
¿Cómo responder al “ateísmo” de Nietzsche? Aca unas cuantas refutaciones a las famosas frases y el pensamiento anticristiano del “ídolo” de muchos ateos militantes, Federico Nietzsche. ¡A disfrutar!
¿DEMOSTRÓ NIETZSCHE QUE DIOS NO EXISTE?
Irónicamente Nietzsche tuvo una fuerte influencia religiosa en su niñez pues su padre fue pastor y sus dos abuelos fueron predicadores luteranos por lo que nació en un hogar cristiano. Nietzsche hasta llegó estudiar teología por un tiempo. Pero cuando Nietzsche perdió a su padre a la edad de 5 años lo afectó tanto que ya en sus escritos juveniles estaba mostrando rebeldía contra Dios. Hasta Heidegger, en “Sendas Perdidas”, también incide en este punto y afirma que Nietzsche había barruntado desde muy temprana edad la idea de la muerte de Dios. En otras palabras, no es que Nietzsche realmente no creía en Dios, es que no le gusta Dios y lo culpa como un mal padre que permitió alguna mala o traumática experiencia que tuvo en su pasado y la cual no pudo superar (Vea “The Atheist Syndrome” de John P. Koster). De hecho, psicólogos como Marjuana Linderman han demostrado que el ateísmo es solo algo emocional (Vea The International Journal for the Psychology of Religion). Hasta el mismo científico ateo, Graham Lawton, admite que “…el ateísmo es psicológicamente imposible por la forma que el ser humano opera” en un artículo de la “New Scientist”. El popular psicólogo clínico, crítico cultural y profesor de psicología canadiense, Jordan Peterson, también piensa lo mismo (en debate con Susan Blackmore en “Unbelievable”).
Varios estudios científicos y psicológicos demuestran que muchos supuestos ateos no quieren creer en Dios por razones paternales. La ausencia de un padre amoroso y protector es la culpable de muchos males que afectan a los niños en nuestra sociedad tales como la delincuencia, las drogas, la obesidad, la pobreza, la inmoralidad sexual, problemas en la escuela y la depresión. El ateísmo no es la excepción. El ex-ateo Lee Strobel habla en su película biográfica sobre esta herida del padre (problema psicológico) con la Dra Roberta Waters, presidenta de la Asociación Estadounidense de Psicoanalista y agnóstica. Sin olvidar que muchos otros famosos ateos y agnósticos como Sartre, Hume, Freud, Darwin y Huxley asociaban al Padre celestial (Dios) con sus abusivos padres o porque nunca tuvieron uno cuando más lo necesitaron.
En otras palabras, el “ateísmo” de Nietzsche parece que no estaba basado en razones intelectuales sino morales y tampoco lo fueron por razones científicas o filosóficas sino psicológicas (Romanos 1:18; Salmo 14:1; 2 Pedro 3:3-7 y 2 Tesalonicenses 2:11-12). No estuvo basado en evidencias o argumentos racionales sino en el resentimiento de haber perdido a su padre en su infancia, sus constantes enfermedades y la terrible soledad que experimentó durante toda su vida. Como dice historiador, teólogo y filósofo español, Alfonso Ropero, “Nietzsche nació en el seno de una familia de larga tradición eclesiástica. Su abuelo y bisabuelo maternos habían sido pastores luteranos, mientras que los paternos había enseñado teologia, estudió teología, con vistas de seguir la tradición familiar, cosa que, como es bien sabido, no hizo, sino todo lo contrario. Llegó a convertirse en un implecable crítico del cristianismo. Quizás la muerte de su padre, al que amaba mucho, pudo influir a la hora de emprender y seguir esta ruta (Ecce Homo. Cómo se llega a ser lo que se es).” (Alfonso Ropero, “Introducción a la Filosofía”, p.512).
Después de todo, “Nietzsche nunca dio pruebas en contra de la existencia de Dios. El “ateísmo” que presenta Nietzsche en sus libros es uno práctico y no teórico. Sus escritos se caracterizan por ser irracional, en el sentido de que no se sustenta sobre argumentos racionales que intentan servir de base a su conclusión; y también por ser puramente volitivo; es decir: emana de su voluntad”.” (“El dios de los ateos” de Carlos A. Marmelada, profesor, escritor, divulgador científico, ganador del Premio Arnau de Vilanova de Filosofía, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona). El escritor y profesor de historia de la filosofía, Alfonso Ropero, también afirma que “El ateísmo anticristiano de Nietzsche es mantenido sin vacilaciones en nombre de la vida, de la voluntad del poder. Es un motivo vital más que intelectual…Nietzsche parte del ateísmo, pero no se esfuerza por convencer ni por argumentarlo.” (“Introducción a la Filosofía”, p.513, de Alfonso Ropero). Hasta las mismas desgarradoras y llamadas “oraciones al Dios desconocido” de Nietzsche las cuales están recogida en la compilación de 2.397 fragmentos póstumos suyos también nos da entender que nunca fue un ateo genuino.
EL DIOS QUE CRITICA NIETZSCHE NO ES EL DIOS DE LA BIBLIA
De hecho, su negación de Dios no dependía de lo intelectual, investigaciones o de razonamientos teóricos sino de la voluntad, la soberbia y el orgullo lo cual es algo que no trata de ocultar sino como el mismo Nietzsche confiesa: “Es nuestro gusto quien se pronuncia contra el cristianismo, no son ya nuestros argumentos.” (Nietzsche, F.W. La gaya ciencia n. 132). Eugen Fink tiene razón al afirmar que la crítica de Nietzsche a la Metafísica y al cristianismo no es válida porque se limita a insultar. Pero también porque ataca a una caricatura del cristianismo inventada por él lo cual es apelar a una falacia de hombre de paja.
Inclusive la caracterización que da de Dios no es la del Dios cristiano pues el dios que rechaza Nietzsche no es el Dios-Amor de la teología cristiana o el Ipsum Esse Subsistens de la teología natural de la metafísica del ser, sino que rechaza el Dios causa sui de la metafísica racionalista, o la Idea Absoluta de la metafísica idealista de Hegel pues lo caracteriza como “lo más vacío”, pero este no es el Dios de la Biblia, en cualquier caso, se trata del dios de la filosofía hegeliana. También ve a Dios como el “ens realissimum” y el “ens causa sui” de la filosofía racionalista lo que muestra que Nietzsche desconocía el pensamiento cristiano sobre la correcta caracterización del concepto del Dios cristiano. Nietzsche también concibe a Dios como un juez sancionador y por eso lo ataca. En cuanto a su vitalismo, también es una reacción contra la metafísica racionalista de Hegel por lo que Nietzsche identifica el dios de Hegel con el Dios del cristianismo, quedando atrapado, en este punto, en el propio planteamiento hegeliano. (El dios de los ateos” de Carlos A. Marmelada). En otras palabras, “El retorno eterno [de Nietzsche] es una pobre caricatura del eterno Dios” (Alfonso Ropero, “Introducción a la Filosofía”, p.513).
EL PROBLEMA DEL MAL
“¿Si el Dios Todopoderoso controla a Satanás es su cómplice y si no lo controla no es Todopoderoso?” – Friedrich Wilhelm Nietzsche
Es obvio que la pregunta de Nietzsche (lo cual parece ser sacado de la paradoja del mal de Epicuro) apela a la falacia del falso dilema ya que ignora una tercera opción: El libre albedrío. Además, es obvio que ignora que si Satanás pudiera acabaría con toda la humanidad de una vez, pero no lo hace porque el Dios Todopoderoso no se lo permite. Por tanto, el libre albedrío que Dios le ha dado al hombre y a los ángeles (como Satanás) tiene sus límites lo que muestra que Dios también está en control.
El darle libertad de elección a ambos tampoco significa que Dios sea su cómplice en la maldad porque a ambos se les ha advertido que, aunque son libres serán juzgados por sus obras y que sufrirán las consecuencias de sus malas decisiones. Por tanto, cada uno es responsable por sus propios actos (1 Corintios 6:3 y Apocalipsis 20:11-13). El mismo hecho de que Satanás y los hombres malos serán echados al lago de fuego donde será el fin de toda maldad para siempre muestra también que Dios es el Todopoderoso. La pregunta es, ¿de qué lado estás tú? (Apocalipsis 21:7,8). El filósofo cristiano Alvin Platinga refuta también este débil y ya refutado argumento que repite Nietzsche del filósofo griego llamado Epicuro.
https://www.youtube.com/watch?v=cXjeVVcVmE0
Refutando a Epicuro y su argumento del problema del mal
¿”LA DECISIÓN CRISTIANA DE CONSIDERAR QUE EL MUNDO ES FEO Y MALO HA HECHO AL MUNDO FEO Y MALO”?
Parece que el tal Nietzsche nunca abrió un libro de filosofía cristiana para leer sobre el argumento de la estética de Agustín de Hipona o sobre las cinco vías de Tomás de Aquino las cuales demuestran que su frase es mentira. Tanto filósofos como científicos cristianos, antiguos y modernos, tales como Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Fibonacci, Da Vinci, Newton, C.S. Lewis, Simone Weil, Peter Kreeth y muchos otros, no solo consideraban la belleza del mundo y el conocimiento innato que tenemos para reconocerla como una cualidad objetiva sino como el resultado de un diseño divino y no un accidente de la naturaleza. De hecho, ¿no tendrá Nietzsche su cita al revés? Son los ateos resentidos los que se pasan quejándose de que el mundo es feo y malo. Por ejemplo, el popular ateo, Joseph McCabe, señalaba la existencia de diferentes tipos de maldad y fealdad en el mundo para tratar de invalidar el argumento de la belleza y la existencia de Dios.
Sin embargo, y como siempre, tales argumentos ateístas ignoran la teología básica cristiana de que todo lo que Dios creó era bueno, perfecto y hermoso. Fue el pecado del hombre que hizo que todo se corrompiera, incluyendo la belleza de los seres humanos y el resto de la creación (Génesis 3 y Romanos 8:20-23). Sin embargo, aunque todavía se puede contemplar la belleza en la vida y el universo, también puede ser cultivado o distorsionado pues vivimos en un mundo caído. Podemos perder nuestro gusto por la belleza y hasta desarrollar un gusto por lo horrible. A pesar de esto, la belleza es en sí mismo, una cuestión de verdad objetiva. La presencia de la belleza está en el cuerpo humano, el universo y en el arte. Aunque haya algunos que no sean lo suficiente sensitivo para percibirlos. La manera que experimentamos la belleza muestra esto. Nos impresiona algo hermoso y reaccionamos espontáneamente con expresiones de sorpresa, gratitud, maravilla, reverencia y apreciación. Estas reacciones muestran que tales atributos no son bellos solo porque pensamos que lo son sino porque tienen belleza, independientemente de lo que pensemos (Eclesiastés 3:11).
En otras palabras, la belleza humana es objetiva y biológica porque el hombre fue maravillosamente creado (Salmo 139:14), no formado de un proceso ciego evolutivo al azar (Salmo 8:5). En fin, así como la moral es objetiva y está basado en la naturaleza de un Dios moral, la belleza también es objetiva y está basada en la naturaleza de un Dios de suprema belleza (Salmo 27:4 y Salmo 50:2) por lo que nuestro deseo por la belleza también es una expresión de nuestra necesidad humana por Dios.
¿”EL CRISTIANISMO ES UN CRIMEN CONTRA LA VIDA”?
Nietzsche opina que la fe cristiana promueve una actitud perniciosa hacia la vida, la tierra y el cuerpo humano. Se opone a lo físico y a lo vital. Pero francamente no sabemos de qué tipo de cristianismo nos estará hablando el alemán. Si hubiese leído más el Nuevo Testamento, se habría dado cuenta de que uno de los propósitos del Mesías fue traer sanidad física y restauración en todos los sentidos. El Cristo fantasma era producto del gnosticismo griego, no de la Biblia hebrea. Cristo fomentaba los valores de la vida a lo largo de su ministerio terrenal. Comía, bebía y se gozaba. Aun antes de llegar al Nuevo Pacto, Génesis revela que Dios el Padre es el creador de la vida. Es Él quien coloca en nosotros deseos, pasiones, sentimientos, etc. No quiso que fuésemos máquinas impersonales. Y el Espíritu, tal cual se nos describe en las Escrituras, es el Espíritu de vida. Dios es pro-vida. Es pro-cuerpo también.
No nos olvidemos de que el cuerpo tiene un papel importante en la historia de la salvación del Dios de vida. En el Edén Dios creó a dos seres corporales. Hace dos mil años, su Hijo se encarnó físicamente. Y en el futuro escatológico, creemos en la resurrección corporal de los muertos. La visión bíblica es muy distinta a la imagen que nos indica Nietzsche. Dios es pro-vida, pro-tierra y pro-cuerpo. Sólo nos pide que no abusemos de aquello que nos ha concedido. Tal vez Nietzsche, en vez de mirar hacia los millones de árboles de los cuales podía comer, sólo podía ver aquél que le fue prohibido. Bajo ningún pretexto se puede considerar al cristianismo bíblico como contrario a la vida. De hecho, si no fuese por la bondad del Dios bíblico no habría vida en el cosmos. Ni siquiera Nietzsche hubiera experimentado la dulce sensación de estar vivo si no fuese por la gracia del Todopoderoso.
De hecho, el mismo Nietzsche reconoce que el ateísmo no trae felicidad y que conduce a una vida miserable y sin valores. No solo porque él mismo nunca fue feliz en su vida como ateo sino porque así lo admitió en una carta a su amiga Ida Overbeck cuando le aconseja nunca abandonar su fe en Dios (Nietzsche, más allá del bien y del mal, p 64).
“EL CRISTIANISMO SE POSICIONA A FAVOR DE LOS DÉBILES Y LOS ENFERMOS”
Nuestra respuesta a esta objeción es: ¡Gloria a Dios! ¡Dios es Bueno! Nos alegramos mucho de que el cristianismo se preocupe por los débiles y los enfermos. En esta línea de pensamiento escribió el alemán, “Dios en la cruz, ¿entendéis ya la horrible segunda intención que hay oculta detrás de este símbolo? Todo lo que sufre, todo lo que está colgado de la cruz, es divino” (El Anticristo, p. 51). La identificación de Dios con el sufrimiento no nos resulta “horrible” a los creyentes sino gloriosa. Para nosotros es un gran consuelo que Dios se preocupe por los que sufren. Significa que el Señor nos entiende y nos consuela cuando sufrimos. ¿Cómo podría el hombre (la mujer) relacionarse con un Dios que fuese ajeno al sufrimiento? Sería un ser frío, mecánico, distante, lejano, cerrado. Ese tipo de ‘Dios’ que construye Nietzsche es un monstruo. Moltmann (1926-) lo expresó bien, “Un Dios que no puede sufrir es más desgraciado que cualquier hombre. Pues un Dios incapaz de sufrimiento es un ser indolente. No le afectan sufrimiento ni injusticia. Carente de afectos, nada le puede afectar, nada conmoverlo. Pero el que no puede sufrir, tampoco puede amar. O sea que es un ser egoísta. Nos alegramos de que el Dios cristiano sea un Dios de amor y compasión y no un dios falso que no puede amar.
En cambio, Nietzsche estaba más interesado en crear o encontrar un superhombre. Quizás cuando escuchas la palabra superhombre, te viene a la mente de inmediato el superhéroe kryptoniano Kal-El de la DC Comics mejor conocido como Superman. Pero el Übermensch (superhombre) de Nietzsche no se refiere a un héroe con poderes sobrenaturales y que se preocupa en defender y proteger a los débiles. Al contrario, para Nietzsche el hombre inferior, el débil, malogrado y enfermo debe ser eliminado, suprimido, para purificar la raza y lograr una nueva humanidad: el Superhombre. Nietzsche cree que esto debería ser el destino del hombre, pero que en su recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado: “Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros”. Por eso dice que “Hay que honrar la fatalidad” y que “los errores fisiológicos son causa de todo mal”. Por tanto, “¿Qué es lo más dañino que cualquier vicio? La acción compasiva hacia todos los fracasados y los débiles…Los débiles, y fracasados deben perecer, tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se le debe ayudar a morir” (Nietzsche, F.W.: La voluntad de poder y El Anticristo).
Lamentablemente Hitler tomó estas palabras de su filósofo favorito al pie de la letra y la aplicó en su Holocausto nazi. De hecho, Nietzsche hasta recomienda la eutanasia y el suicidio para los que están enfermos diciendo “¡Ojalá no hubieran nacido jamás! (Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los ídolos, p. 109). También dijo que esta era la finalidad de sus escritos, es decir, conseguir un nuevo Superhombre, un tipo biológicamente superior y dominante o, una raza más fuerte y sana. Sin embargo, Nietzsche propone conseguirlo a través de una evolución no natural sino intervenida por el hombre lo cual va más allá del darwinismo social e interviniendo además con la eliminación de los individuos considerados débiles, enfermos o degenerados como ya mencionamos. (Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los ídolos, p. 109 y El Anticristo).
Para colmo, Nietzsche se pasaba criticando el cristianismo por proteger a los enfermos y débiles con su altruismo y amor al prójimo siendo que el mismo Nietzsche era una persona enfermiza y de debilidad extrema. Cualquiera pensaría que un filósofo que se pasa hablando sobre abrazar el sufrimiento, la victoria y de reemplazar a Dios consigo mismo porque se cree un superhombre sería algo así como el equivalente de Chuck Norris. Sin embargo, la filosofía de Nietzsche suena irónica cuando uno se entera que se pasaba constantemente enfermo y no muy übermenschi. De hecho, Nietzsche fue todo lo opuesto a su llamado Superhombre (igual que Hitler con su complejo de ario) pues tuvo un cuadro clínico complejo degenerativo, cuyos síntomas se manifestaban cada vez con mayor frecuencia e intensidad durante toda su vida. Su estado de salud siempre fue de mal en peor. Además, ¿acaso no necesitaba Nietzsche depender de la compasión de su madre, hermana y otras mujeres cristianas que lo cuidaron con amor cuando era pequeño y durante los últimos once años de su vida cuando estaba enfermo? El tipo hasta terminó en un manicomio por lo que era la ironía hecha persona.
En fin, los mismos textos de Nietzsche dicen por sí mismos que nacen de una mente enferma y él mismo se presenta diciendo: “Soy un hombre a medias entre loco y cadáver”. En palabras del filósofo Peter Kreeft, “Nietzsche vio el amor como uno de los “más grandes peligros” y la moralidad como una de las peores debilidades de la humanidad. Murió loco, en un manicomio y de sífilis. Filmaba sus últimas cartas con las palabras, “El Crucificado”. Fue adorado por los Nazis como su filósofo semi-oficial. Sin embargo, es admirado como un “profundo” y “sabio” filósofo por muchas mentes de nuestra época.” – Peter Kreeft, escritor, apologista, profesor, teólogo y considerado por algunos como el mejor filósofo católico actual de Estados Unidos
¿”EL CRISTIANISMO PRODUCE UNA MORAL DE ESCLAVOS E HIPÓCRITAS RESENTIDOS”?
Nietzsche no se da cuenta de que Jesús criticaba a los hipócritas resentidos también. ¿Cuántas veces se metió el Señor con los fariseos y saduceos por su doblez y fingimiento en las cosas de Dios? El mismo Jesús era aun más vehemente que el propio Nietzsche en condenar la religiosidad vacía (Vea Mateo 23). De todas formas, se podría usar este mismo argumento de Nietzsche contra el ateísmo ya que hay muchos ateos hipócritas que dicen una cosa y viven otra. Además, hay hipócritas en todos lados, no solo en la iglesia y Nietzsche también ignora que la iglesia no es un museo de santos sino un hospital de pecadores. Decir que no se puede ir a la iglesia porque hay “hipócritas” es como no ir al gimnasio porque hay gente fuera de forma o tampoco a un hospital porque está llena de enfermos.
Después de todo, la vida de Nietzsche fue tal inmoral que cualquier cristiano podría decirle que no se preocupe que siempre hay un lugar para uno más. Es obvio que este “argumento” de Nietzsche es solo una excusa para permanecer alejado de Dios y la iglesia. Además, nadie va a la iglesia porque se cree perfecto. Al contrario, si lo fuéramos no habría necesidad de ir pues cuando vamos a la iglesia confesamos públicamente que no lo somos y que necesitamos ayuda espiritual. Sin olvidar que “una cosa es ser parte de la iglesia y otra estar en la iglesia. Es evidente que no todas las personas que están en la iglesia son la iglesia; el cuervo come donde se alimenta la paloma y la cizaña crece con el trigo” (John Huss y Mateo 13:24-52). Como dice Charles Spurgeon, “La existencia de hipócritas no prueba la no existencia de verdaderos cristianos”.
El otro problema principal para el alemán es que no entiende que hay muchas personas que quieren servir a Dios con todo su corazón. Cuando Nietzsche piensa en un creyente, se le viene a la mente la idea de un esclavo atado, es decir, alguien que actúa únicamente por temor. Pero los cristianos no somos prisioneros aterrorizados. ¿Quién nos obliga a leer la Biblia, a orar y a asistir a la Iglesia? ¡Nadie! Todo esto se da como fruto de la nueva vida del Espíritu que Dios puso en nosotros. Nadie nos está forzando a hacer cosas contra nuestra voluntad. Servimos y obedecemos a Dios porque nos da gozo hacerlo. Hasta Bertrand Russell (1872-1970), el filósofo agnóstico inglés, criticó a Nietzsche porque el alemán no era capaz de creer en la existencia de creyentes gozosos.
Russell escribió, “Hay dos clases de santos: el santo por naturaleza y el santo por temor. El primero tiene un amor espontáneo a la humanidad; hace el bien porque el hacerlo lo hace feliz. El santo por temor, como hombre que se abstiene de robar sólo por miedo a la policía, sería un malvado si no se viera refrenado por el pensamiento de los fuegos del infierno y por la venganza del prójimo. Nietzsche sólo puede imaginar esta clase de santo; se siente tan lleno de temor y de odio que el amor espontáneo a la humanidad le parece imposible. Nunca ha concebido un hombre que, con toda la ausencia de temor del superhombre y su enorme orgullo, no cause, sin embargo, ningún dolor porque no sienta el deseo de hacerlo”
“EL CRISTIANISMO ES UN MAL MORAL DE DÉBILES”
Es sumamente problemático cuando Nietzsche apela al concepto del mal para desacreditar la fe cristiana. Después de todo –según su lógica- el bien y el mal en realidad no existen. Son inventos del hombre. Por lo tanto, Nietzsche no está siendo coherente con su filosofía cuando condena al cristianismo como un mal moral. El mal, según el alemán, es cien por cien relativo. A lo mejor, Nietzsche considera al cristianismo como algo malo. Pero habrá otros (como yo) que opinan que es algo deseable y bueno. Entonces, ¿quién es Nietzsche para que le demos crédito? ¿Por qué hay que seguir su interpretación subjetiva tocante al bien y al mal? Hace falta una base racional más sólida que las convicciones personales de Nietzsche para desarrollar una ética social. Un Legislador moral como Dios puede ofrecernos semejante base.
Nietzsche también llama la moral cristiana una moral para débiles lo cual es un ad hominem. Pero esto no solo es un ataque personal sino totalmente falso pues como dice el filósofo y apologista cristiano, el Dr William Lane Craig, la ética enseñada por Jesús no es una ética de los débiles sino una ética que requiere de una enorme fuerza moral y de lucha para vivir. De no tomar, por ejemplo, represalias en contra de los que abusan de ti o de los que te persiguen, sino bendecirlos, orar por ellos y amar a tus enemigos por lo que la ética cristiana es increíblemente retadora. Se necesita gran cantidad de coraje, autocontrol y fuerza de voluntad para hacer estas cosas. Por tanto, Nietzsche estaba equivocado en pensar que la moral bíblica es un sistema de débiles y personas sumisas.
“EL CRISTIANISMO ESTÁ A FAVOR DE LA DEMOCRACIA”
De nuevo, repetimos ¡Gloria a Dios! ¿No sería esta acusación más bien una razón para aceptar la fe cristiana que rechazarla? Al fin y al cabo, ¿qué sistema político nos puede ofrecer Nietzsche en lugar de la democracia? ¿Una especie de Estado gobernado por una clase de superhombres que crean sus propios valores y pisotean a los demás? Como comentó el profesor evangélico Benjamín Gálvez, “El mismo Nietzsche en tanto y cuanto enfermo y demente debería haber sido destruido por su superhombre.
No hay sitio para débiles, ni enfermos en su pensamiento”. El siglo XX nos ha enseñado una y otra vez la gran necesidad que hay de restringir al hombre. Nos acordamos de lo que pasó en Alemania bajo Hitler, en la Unión Soviética bajo Stalin, en Camboya bajo Pol Pot, etc. El ser humano es un ser peligroso. En términos del filósofo inglés Thomas Hobbes: el hombre es un lobo para el hombre. Dada la corrupción socio-política del hombre, la democracia es una de las mejores formas de salvaguardar a una sociedad de las manos de la tiranía. Nos alegramos de que Nietzsche hiciese una conexión tan estrecha entre la fe cristiana y la democracia. Pero lejos de ser un argumento para rechazar la fe cristiana, es una razón de abrazarla.
“EL CRISTIANISMO ES ABSOLUTISTA”
A Nietzsche no le gusta el cristianismo porque es una confesión de fe que se atreve a afirmar verdades absolutas. El cristiano cree que en el sentido de la vida, en el bien y el mal y en la universalidad de la verdad. No obstante, el gran problema con esta objeción de Nietzsche es que su filosofía acaba siendo igual de absolutista que el cristianismo que procura reemplazar. Si uno empieza a leer cualquier página de cualquier libro de Nietzsche, enseguida encuentra frases absolutistas. Tengo a mi lado el libro El viajero y su sombra (1880). Lo voy a abrir al azar y a ver qué frase absolutista encuentro. Espera un segundito… Bueno, he abierto el libro por la página 44 y la segunda frase pone, “La moral es, ante todo, un procedimiento para conservar la comunidad y para preservarla de su destrucción”.
¿Qué es esto sino una frase absolutista? Es una afirmación dogmática que el lector tiene que aceptar. Es así o es así. Interesantemente Nietzsche escribe libros con el fin de enseñar que la verdad no existe. No obstante, para llevar a cabo tal meta, tiene que emplear frases verdaderas para transportarnos hacia su conclusión. Quiere decirnos que no hay tal cosa como sentido en la vida, sin embargo, espera que su lector capte el sentido de sus razonamientos. En la filosofía de Nietzsche el sentido de la vida es que los fuertes prosperen e inventen sus propias verdades y principios morales. No deja de ser un sentido absolutista. Al condenar el cristianismo por ser absolutista Nietzsche se está disparando en el pie ya que su propia cosmovisión es totalmente absolutista.
“¿NO EXISTE LA VERDAD. SÓLO LA INTERPRETACIÓN?”
Esta es una de las razones por las que Nietzsche es considerado como el padre del posmodernismo. Su “Dios ha muerto” no solo es la idea de que sin Dios todo es relativo (nihilismo) sino la más provocativa sentencia para explicar que las verdades absolutas han muerto. Obviamente Nietzsche usa la idea de que Dios es el Ser absoluto pero también el Ser que emana la(s) verdad(es) absoluta(s). Nietzsche hasta fue a la pregunta última de la hermenéutica y dijo ¿qué o quién es la verdad absoluta? Y ahí, ha hecho implotar el lenguaje. En este sentido, por ejemplo, podemos entender por qué Nietzsche sentenció “no hay hechos sino interpretaciones”. Esto abrió una nueva perspectiva en el pensamiento occidental, pues hasta Nietzsche, la filosofía se preguntaba “¿Qué es la verdad?” y caracterizada para la búsqueda de lograr certezas, pero Nietzsche desestabilizó toda esa estructura de la filosofía. Todo esto abrió una etapa ulterior de la Modernidad, la que fue llamada Posmodernidad. En otras palabras, su “muerte de Dios” trata de dar muerte a la verdad absoluta, la moral objetiva, los grandes relatos, la centralidad de los discursos académicos y el valor de las cosas para abrir paso al nihilismo y la relatividad.
Pero en respuesta a esa cita de Nietzsche sería “Y eso que dijo Nietzsche, ¿es verdad?”. Obviamente no puede serlo si Nietzsche y otros ateos relativistas no creen en verdades. En otras palabras, se contradicen cuando hacen declaraciones como “Dios, el alma y la verdad no existen” como si fueran verdades absolutas. El relativismo es inconsistente y la única razón para que una persona diga algo tan ilógico y pseudo filosófico como “La verdad no existe” es porque la verdad le duele. Es por eso que cuando una persona dice que no existe la verdad muestra que no está interesado en la verdad. Al contrario, suena como si odia tanto la verdad que desearía que no existiera (Lea “Thought Police” de George Orwell).
Por cierto, si un ateo dice que no existen verdades entonces ¿por qué confiar en lo que afirma? Quien sabe, quizás Nietzsche dice que no existe la verdad porque sabe en su consciencia que sus escritos no son verdades sino mentiras. Como dice el filósofo Fiódor Dostoyevski, “Quien se miente y escucha sus propias mentiras llega a no distinguir ninguna verdad, ni en él, ni alrededor de él.” Pero a diferencia de Nietzsche, Jesús nos dice: “Conocereis la verdad y la verdad os hará libres…Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi.” – Juan 8:32; 14:6 y Gálatas 4:16. Lo irónico de todo esto es ver cuando muchos ateos se enojan con los creyentes por decirles la verdad en lugar de enojarse con los ateos que les mintieron. En fin, el que rechaza la verdad simplemente está condenado a ser esclavo de la mentira.
“YO SOLO CREERÍA EN UN DIOS QUE SUPIERA BAILAR”
“Yo sólo creería en un Dios que supiera bailar” es una frase conocida de Nietzsche puesta en la boca de Zaratustra. El significado es que Nietzsche no quería seguir al Dios muerto, estancado y estático del cristianismo. Un Dios verdadero tendría que ser pro-vida, pro-cuerpo, pro-pasión, pro-baile. Paradójicamente, es precisamente ese el tipo de Dios que se da a conocer en los escritos bíblicos. Como ya hemos explicado, el Dios de la Biblia es pro-vida, pro-cuerpo y pro-tierra. Y en cuanto al tema del baile, la Escritura proclama que, “El Señor está en medio de ti, poderoso, Él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17). La idea en el hebreo es que Dios da vueltas bajo gran emoción demostrando su amor hacia su pueblo.
Ahora bien, reconocemos que ese Dios no fue bien representado en la Alemania del siglo XIX; pero Nietzsche tendría que haber leído más las Escrituras. Más allá de Sofonías 3:17 y otros textos parecidos está el concepto teológico del pericoresis. Se refiere a la forma dinámica en la cual las personas de la bendita trinidad se relacionan entre sí. En castellano, la mejor definición sería algo como ‘recirculación’. En la deidad, hay un movimiento continuo, libre, fresco, emocionante. Dios no es un abuelo aburrido que pasa todo el día sentado en su sillón favorito. Es un Señor repleto de vigor, energía y pasión. El meollo de la fe cristiana gira alrededor de este concepto de Dios. Evidentemente es un Dios con el cual Nietzsche no estuvo familiarizado. Tim Keller explica algo de esta naturaleza bailadora de Dios, “Sin demandas específicas que obliguen a esa relación, cada una de las tres personas integrantes orbita voluntariamente alrededor de las otras dos, haciendo manifiesto su amor en deleite y adoración.
Cada una de las tres personas de la Trinidad ama, adora, respeta y se regocija en las otras dos, resultando en una danza dinámica y vibrante de gozo y amor”. Keller prosigue citando un pasaje precioso del apologeta norirlandés C.S. Lewis, “En el cristianismo, Dios no es un ser impersonal, ni un objeto estático, ni tampoco una única persona hecha manifiesta, sino una actividad dinámica y vibrante, una vida con energía propia, una representación con personajes reales, una dimensión que, si se me permite decirlo sin parecer irreverente, tiene algo de danza tripartita en divina coreografía […] [Con un] patrón relacional que es […] fuente de tremenda energía y belleza, irrumpiendo con fuerza incomparable en el centro mismo de la existencia”. Nietzsche dijo que sólo creería en un dios que supiera bailar. Podemos responderle: “Conocemos al Dios a quién buscas, Fredi… ¡Nuestro Dios baila!”
¿DIOS FALLÓ EN LA CREACIÓN POR CULPA DE EVA?
En El Anticristo, Nietzsche escribió, «La mujer fue el segundo fallo de Dios. “La mujer es, por su esencia, serpiente, Eva, esto lo sabe todo sacerdote; “La mujer es la raíz de todos los males de este mundo” esto es otro conocimiento de todo sacerdote. “Por consiguiente, también la ciencia viene de ella”…Fue por enseñanza de la mujer que el hombre supo comer del árbol del conocimiento.» (Nietzsche, El Anticristo, maldición sobre el cristianismo (1888) Fuente: XLVIII). Por tanto, el filósofo alemán cree que la Biblia enseña que la culpa de la Caída fue de la primera mujer (Eva) la cual también llama “serpiente” por la maldad y el sufrimiento que ocurre en el mundo. ¿Pero es esto cierto? C.S. Lewis solía decir que, “Si no estudias teología esto no querrá decir que no tendrás ideas acerca de Dios, si no que tendrás muchas equivocadas”. Esto queda demostrado en la frase de Nietzsche quien al parecer dejó de estudiar teología porque no era bueno en ello. Hay varios errores teológicos en su frase y que repiten muchos de sus seguidores ateos. Así que, vamos parte por parte:
Nietzsche era tan misógino que dice en su libro, El Anticristo, que Dios y el hombre estaban tan aburridos en el paraíso que Dios tuvo que crear a la mujer para entretenerse pero que fue una mala idea ya que por causa de ella el pecado, el sufrimiento, la muerte y la maldad entró en el mundo. Nietzsche habla aquí como si Dios no fuera omnisciente y como si le hubiera tomado por sorpresa el pecado de nuestros primeros padres. Aca el primer error de Nietzsche, Dios no es una sola persona ni estaba aburrido antes de la creación del hombre pues nunca ha estado solo sino que siempre ha existido en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Los miembros de esta Trinidad existía desde la eternidad en perfecta armonía, comunión, gozo, plenitud, satisfacción, santidad y teniendo todo lo que necesitaban los unos en los otros (Salmo 16:11).
Segundo, Dios lo sabe todo (pasado, presente y futuro) por lo que ya sabía que Adán y Eva pecarían (Vea Job 37:16, Salmo 139:2-4, 147:5; Proverbios 5:21, Isaías 46:9-10, y 1 Juan 3:19-20). Por tanto, lo ocurrido no lo tomó por sorpresa ni fue un error pues el infinito Dios ya tenía planificado la salvación del hombre a traves de Jesucristo y “desde antes de la fundación del mundo” (Vea Efesios 1:4-5; 2 Timoteo 1:9; Juan 17:24 y Tito 1:2 y Apocalipsis 13:8). ¿Significa esto que Adán y Eva no tuvieron libre albedrio? No, pues un conocimiento anticipado de Dios sobre nuestras decisiones no quiere decir que El intervenga en las acciones del hombre. Conocer no es lo mismo que determinar. Luego, no hay propiamente contradicción entre omnisciencia y libre albedrío y Dios tampoco está obligado a no crear gente inconversa. Si hiciera eso entonces ¿dónde estaría el libre albedrío?
Pero entonces ¿por qué crear a la humanidad sabiendo de la caída y donde algunos serían “salvados”? Desde la perspectiva humana, esto no tiene sentido. Si la meta-narrativa se mueve del paraíso, a la pérdida del paraíso, y a la recuperación del paraíso, ¿por qué no sólo ir derecho al paraíso recobrado y evitar todo el interludio del paraíso perdido? La única conclusión a la que podemos llegar, considerando de las afirmaciones antes mencionadas, es que el propósito soberano de Dios era crear un mundo en el cual Su gloria podía ser manifestada en toda su grandeza y cuando Sus atributos están en perfecta exposición y la historia de la redención es parte de eso (Salmo 19:1). En otras palabras, no hubiese podido mostrar su misericordia y amor por nosotros como lo hizo a través de Jesucristo para salvarnos del castigo del pecado.
Otra pregunta que hacen los ateos es: “¿Pero no se contradice la Biblia cuando Dios le dice a Adán y Eva que no coman del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal? Si ésta era la única forma en que podían llegar a distinguir la diferencia entre el bien y el mal, ¿cómo iban a saber que era incorrecto desobedecer a Dios y comer la fruta?” Adán y Eva lo que necesitaban, más allá de saber, era conocer que Dios les prohibió comer del árbol. Debieron conocer su voluntad. Lo que necesitaban hacer era obedecer. No necesitaban “conocer” el mal para “saber” que estaba mal (Romanos 16:19).En otras palabras, conocer es mucho más profundo que simplemente “saber” cuando conoces, lo sabes pero también lo experimentas. Usas tus facultades de aprendizaje. Lo haces tuyo. Dios dijo “no coman”. Sabían que no debían desobedecerle, pero no fue hasta que desobedecieron que conocieron el mal. Dios por ejemplo sabe lo que es el pecado (sabe del mal) pero no lo conoce (no hace el mal). He ahí la diferencia. Tercero, la mujer (Eva) y la serpiente NO son la misma persona. De hecho, ni siquiera fue la serpiente la que habló en Génesis 3 sino Satanás a través de esa serpiente (Vea Apocalipsis 12:9). La Biblia también registra que una legión de demonios puede entrar en unos cerdos (Marcos 5 y Mateo 8) por tanto ¿por qué no también en una serpiente si después de todo Satanás es un ser espiritual y sobrenatural?
Y cuarto, la misma Biblia difiere con Nietzsche con respecto a quién es el verdadero culpable de que el pecado entrara al mundo pues Pablo no culpa a Eva por el pecado original sino que dice que ella fue engañada mientras que Adán tuvo pleno conocimiento de que lo que estaba haciendo era pecado. Por eso la Biblia culpa al primer hombre y no a la mujer (Vea 2 Corintios 11:3 y 1 Timoteo 2:13-14). ¿Por qué actuó así? ¿Acaso tenía la idea de que le iría mejor? No, pues el apóstol Pablo escribió que “Adán no fue engañado” (1 Timoteo 2:14). Lo cierto es que él decidió ceder a los deseos de su esposa, quien ya había optado por comer del árbol prohibido. Para él fue más importante complacerla a ella que obedecer a su Creador. Cuando Eva le ofreció el fruto prohibido, él tendría que haber reflexionado en el daño que aquello causaría a su relación con Jehová. Su amor a Dios no era profundo e inquebrantable, y eso lo hizo vulnerable a las tentaciones; de ahí que se dejara convencer por su esposa.
Por eso Dios también cuestionó primero a Adán a pesar de que Eva pecó antes que él (Génesis 3:9, 17-19) pues la culpa de que el pecado y la muerte haya entrado al mundo es del primer hombre quien no fue engañado. Él sabía lo que sería el resultado de su desobediencia (1 Corintios 15:21-45 y Romanos 5:12-19). Tampoco “Fue por enseñanza de la mujer que el hombre supo comer del árbol del conocimiento” pues no hay duda que ambos lo habían visto antes miles de veces y cuando Adán fue colocado en el jardín de Edén, se le dijo que él podía comer de todo árbol excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Cuando Eva fue creada, ella fue también advertida, aunque la Biblia no indica si esta advertencia fue dada por Dios o por Adán (quien la recibió directamente de Dios). No debían comer de él; en caso de que desobedecieran, en aquel día morirían (Génesis 2:16, 17). Eva confió en las palabras del Tentador y quería ser como Dios. Sin duda, fue un grave error albergar un deseo incorrecto en lugar de descartarlo de su mente o hablar de ello con la cabeza y líder de la familia antes de morder el fruto prohibido (1 Corintios 11:3 y Santiago 1:14, 15).
Algun ateo dirá, “Pero si Dios perdona todo entonces ¿por qué no perdonó a Eva?” En ninguna parte de la Biblia enseña que Dios no perdonó a Eva. Al contrario, responsabiliza a Adán (no a ella) por el pecado que entró en la humanidad y ambos fueron perdonados al Dios sacrificar un animal (posiblemente un cordero para representar el sacrificio que haría Cristo por nuestros pecados) para cubrir sus pecados. Cuando Adán y Eva desobedecieron trataron de cubrir su culpa y la vergüenza con unas hojas de higuera. Dios, sin embargo, eligió pieles para cubrir a Adán y Eva (Génesis 3:21) lo que indica que se produjo una muerte sustitutiva e inocente para envolver los pieles sobre sus cuerpos desnudos y así completar el cuadro de la gracia de Dios (Isaías 61:10; Isaías 64:6 y Job 29:14). Sin duda, en ese momento, Dios les dio instrucciones sobre el sacrificio y la cobertura de los pecados hasta que Dios mismo proveyó Su propio sacrificio perfecto para cubrir nuestros pecados y darnos Su justicia en Jesucristo (Juan 1:29). Por tanto, fueron perdonados. Después de todo, tanto Adán y Eva simbolizan o son un tipo de Jesús y la Iglesia la cual no sería una buena representanción si ambos no fueron al cielo sino al infierno (Vea 1 Corintios 15:45; Efesios 5:25-33 y Apocalipsis 19:7-10).
Algunos fanáticos ateos, nietzscheanos o feministas radicales dirán que la iglesia es misógina y que por tanto es hipócrita juzgar a Nietzsche de machista. ¿Pero es esto cierto? Empecemos con la Biblia, ¿era Pablo un hombre machista? Al contrario, Pablo dijo, “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella…Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.” (Efesios 5:23-28). Si Pablo odiaba a las mujeres no hubiese mandado al hombre a amar, cuidar y proteger a su esposa (Vea también 1 Pedro 3:7; 1 Corintios 7:3-4; Colosenses 3:19 y 1 Tesalonicenses 4:4). Pero, ¿y qué hay de los versículos donde Pablo y otros cristianos mandan a la mujer a estar en silencio y sujetas a sus maridos porque son la cabeza del hogar? (Efesios 5:23-24) ¿No demuestra eso que la Biblia tiene un problema con las mujeres? Tampoco, pues tales pasajes se refieren solamente cuando hay cultos públicos en asambleas mixtas pero podían hablar y enseñar en privado a otros miembros de la iglesia (Tito 2:3-4), realizar evangelismo personal tanto con hombres como con mujeres como lo hizo la mujer samaritana, cantar en los coros de sus iglesias y también pueden enseñar a sus propios hijos (Proverbios 1:8 y 6:20) tal como la madre y abuela de Timoteo aparentemente le enseñaron (2 Timoteo 1:5).
Mediante el ejemplo de Priscila y Aquila también podemos ver como la mujer puede ayudar a su esposo en la obra de edificar a otros (Hechos 18:26). Por tanto, el que en una iglesia local el hombre y la mujer tengan diferentes funciones no significa que uno sea inferior al otro. Al contrario, el mismo Pablo declara, “Ya no hay judío ni griego (desigualdad étnica); no hay esclavo ni libre (desigualdad social); no hay varón ni mujer (desigualdad de géneros); porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28). En cuanto a los textos que muestran que el hombre es la cabeza de la mujer y que ellas tienen que estar sujetas (o sometidas) a sus esposos (1 Corintios 11:3 y Efesios 5:21-22) estos se refieren a que el hombre es el que Dios ha puesto como el líder espiritual de la familia. Pero eso tampoco significa que la mujer sea inferior a su marido (falacia non sequitur-no se sigue). Es como el presidente de una compañía, el presidente es la cabeza de la compañía y tiene una posición mayor que el empleado quien tiene que sujetarse a sus reglas sin embargo siguen siendo iguales como hombre y en naturaleza. En ese mismo sentido se habla de los diferentes roles y oficios del hombre y de la mujer dentro de la familia y la iglesia. Los deberes y las tareas que Dios asigna a la mujer en la iglesia, el matrimonio y el hogar no son menos importantes que los asignados al varón. Difieren, pero no en valor o importancia.
De hecho, esto mismo vemos en las tres personas de la Trinidad donde la Biblia nos dice que el Padre es la cabeza del Hijo y que el Hijo está sujeto al Padre. Sin embargo, esto tampoco significa que Jesús sea inferior al Padre ya que la misma Biblia indica claramente que ambos son iguales en naturaleza (Filipenses 2:5-8 y Juan 5:18). Por tanto, estar sujeto o sometido a alguien es una forma de amor y de unidad, no de inferioridad. Por cierto, lo de obediencia a su esposo es solo y siempre y cuando no esté desobedeciendo los mandamientos de Dios las cuales incluyen respetar y amar a su mujer (Hechos 5:29). Lo mismo aplica para el hombre que tenga una jefa fuera de la iglesia. Pero como dice Gilbert K. Chesterton, “El feminismo está mezclado con la idea tan absurda de que la mujer es libre si sirve a su jefe y esclava si ayuda a su marido”. Sin olvidar que históricamente en la época de Jesús, los apóstoles y los primeros filósofos cristianos la misoginia era común en todas partes. Tanto en la cultura griega y romana, la mujer era considerada como un ser inferior y con estatus social bajo. Sin embargo, el gran número de mujeres que se convirtieron al cristianismo durante los primeros siglos de la iglesia primitiva indica que las mujeres fueron atraídas a este nuevo y radical estilo de vida religiosa (Henry Chadwick, The Early Church, Penguin, 58-59). Solo la Iglesia hizo la diferencia al liberar a la mujer y promover la igualdad de géneros.
Por tanto, el mito de que la iglesia es misógina ha sido demostrada falsa desde sus mismos inicios pues ninguna institución en la tierra a otorgado más importancia a la mujer que los cristianos. ¿Acaso no es la iglesia la que ha educado más a la mujer? ¿Alimentado más a la mujer? ¿Vestido más a la mujer? ¿Salvado más mujeres en su infancia de la muerte? ¿Ofrecido más atención médica a la mujer y a sus hijos nacidos o no nacidos? Como dice el Dr. Pablo Muñoz Iturrieta, “La dignidad de la mujer es un logro del cristianismo y el feminismo se quiere robar este logro como propio. Que no te engañen” (Pablo Muñoz Iturrieta, doctor en Filosofía Política y Legal, además de máster en Psicología Filosófica y estudios de grado en filosofía, teología y humanidades (lenguas clásicas y modernas). Esto es un hecho que hasta el propio Nietzsche admitió al decir que “El cristianismo es deleznable, por ser religión de mujeres. “El ‘mahometismo’ como una religión para varones, tiene un profundo desprecio del sentimentalismo y el engaño del cristianismo, una religión de mujeres, como la siente él”. En otras palabras, Nietzsche identifica la religión, la fe, y la moral en el cristianismo como cosa de la mujer pues la mujer es tan especial y sagrada para Dios que Cristo murió también por ella para salvarla (Romanos 5:8). En cambio, el ateísmo reduce el valor de la mujer a nada más que una mera combinación de sustancias químicas que apareció aquí por accidente, sin propósito y destinada a la extinción.
Al punto que no solo Nietzsche sino otros filósofos ateos y agnósticos como Darwin y Schopenhauer pensaban que la mujer era mental y físicamente inferior al hombre. Después de todo, el derecho de la igualdad nunca ha sido un principio del ateísmo, sino que como dice el mismo Nietzsche, “La igualdad es una mentira fabricada por gente inferior que anda en manadas para lograr su cometido contra quienes son naturalmente superiores a ellos” (The Vision of Nietzsche, p.16). Quizás todo esto explica el porqué las mujeres ocupan la mayoría de la membresía de una iglesia local y prefieren más el cristianismo que el feminismo o ateísmo. En fin, el primero, segundo, tercero y cuarto fallo lo comete Nietzsche quien aparentemente no sabía nada de Biblia.
¿”DIOS HÁ MUERTO”?
Cuando un ateo militante dice que “Dios ha muerto” habría que preguntarle ¿a qué se refiere con esa frase? pues lo que Nietzsche quiso decir es que el ateísmo, ya sea práctico o teórico, conduce al nihilismo, es decir, que la vida y la moral no tienen validez . Si a esto se refieren entonces estamos de acuerdo. Sin embargo, muchos ateos, incluyendo los que se hacen llamar nietzscheanos, mal interpretan esta frase creyendo que significa que Dios no existe. Pero si tomáramos estas frases “Dios ha muerto…¿Pues qué son ahora ya estas iglesias, más que las tumbas y panteones de Dios?” literalmente entonces sería una tremenda ironía pues fue Nietzsche el que murió y el que ahora está enterrado en una iglesia de su pueblo natal en Röckener. De hecho, en La Gaya Ciencia, Nietzsche escribió “¿No oímos aún nada del ruido de los sepultureros que entierran a Dios?” Pero en realidad lo que los enterradores estaban cavando era la tumba de Nietzsche quien según Sigmund Freud y Carl Jung se volvió loco a la edad de 44 años y se murió de sífilis la cual contrajo en un burdel homosexual en Génova.
Pero como explica el filósofo y apologista cristiano, el Dr. William Lane Craig, “Los hombres no comprendieron realmente las consecuencias de lo que habían hecho al matar a Dios. Pero Nietzsche predijo que algún día la gente comprendería las implicaciones de su ateísmo y que este descubrimiento introduciría una edad de nihilismo; es decir, la destrucción de todo significado y valor en la vida.” Por tanto, creemos que Nietzsche estaba correcto al pensar que si Dios está muerto entonces el nihilismo es verdadero. Lamentablemente, muchos seguidores de Nietzsche no entienden o no quieren aceptar esta realidad y viven en completa negación a lo que implica la inexistencia de Dios.
De hecho, aunque Dios parecía estar muerto en la época de Nietzsche, según prominentes sociólogos y filósofos como Quentin Smith y Peter Berger, Dios está bien vivo en ambos campos. Antes se pensaba que Dios iba desaparecer en la academia y en la sociología debido a la teoría de la secularización, es decir, la idea de que cuanto más moderna y tecnológico es nuestro mundo, menos religioso será. Sin embargo, hoy esta teoría ha sido descartada pues según expertos el mundo sigue tan religioso como siempre y que abandonar tales tradiciones sería desastroso para la sociedad y cultura pues ya muchos se han dado cuenta en Europa que el secularismo simplemente no funciona.
Siguiendo con la aseveración nietzscheana de que “Dios está muerto”. A pesar de entender el concepto como un análisis socio-cultural de la Europa de su generación, hay un pasaje bien revelador en su cuarto tomo de “Así habló Zaratustra” que podría expresar la verdadera razón por la cual Nietzsche quiso descartar a Dios de su vida. Zaratustra, el protagonista del libro, va andando por el camino hasta llegar a un reino de muerte. “Surgían por doquier peñascos negros y rojos y no había pasto, árboles ni canto de pájaros. Pues se trataba de un valle del que todos los animales del bosque huían, incluso las bestias feroces; sólo una especie de repelentes y gruesas serpientes verdes iba allá a morir cuando se habían hecho viejas. De ahí que los pastores llamaban a este valle “Sepulcro de Serpientes”.
De repente, en medio del Sepulcro, Zaratustra ve a un hombre en la distancia. Aquél hombre era espantoso. Nietzsche lo llama ‘el más feo de todos los hombres’. El hombre más feo le pregunta a Zaratustra, “¿Quién soy?” Zaratustra, mirándolo atentamente, se da cuenta de quién es: “Bien te reconozco: ¡tú eres el asesino de Dios!” Luego el más feo de todos los hombres prosigue explicando la razón por la cual mató a Dios. Dice, “Pero, Ése [Dios] debía absolutamente morir. Veía con ojos que veían todo; veía las profundidades y fondos del hombre, toda su ignominia y fealdad ocultas. Su compasión desconocía la vergüenza; se metía en mis más sórdidos rincones. Ese harto curioso, importuno, demasiado compasivo, debía morir sin remisión. Siempre me miraba; estaba yo resuelto a vengarme de tal testigo o morir yo mismo. ¡El Dios que veía todo, incluso al hombre, tenía absolutamente que morir! ¡El hombre no soporta a testigo de esa naturaleza!”.
En otras palabras, el más feo de todos los hombres, entonces, “asesinó” a Dios por razones morales lo cual por cierto es consistente con las Escrituras (Vea Salmo 14:1-3). No podía soportar la luz de la mirada penetrante de los ojos divinos. El hombre mata a Dios porque quiere ser libre para vivir conforme a sus propios caprichos. No quiere tener que rendir cuentas a nadie. Tal vez sería bueno volver a leer este pasaje del más feo de todos los hombres a la luz de la vida de Nietzsche. ¿Será que se trata de un párrafo autobiográfico? ¿Nietzsche quitó a Dios de su vida porque no podía soportar la santidad del Señor? Ahora bien, es verdad que Nietzsche llevó la razón en algo, a saber, que Dios ha muerto. Pero el alemán se olvidó del otro lado del viernes santo: ¡qué Dios también ha resucitado!
¿”EL HOMBRE, EN SU ORGULLO, CREÓ A DIOS EN SU IMAGEN Y SEMEJANZA”?
Esta afirmación gratuita de Nietzsche de que Dios no existe porque es parte de nuestra imaginación sin demostrarlo es un razonamiento circular, es decir, una falacia de petición de principio. Aun si el ateo dijera que se puede usar la historia para demostrar que la creencia en dioses es una creación del hombre para explicar la realidad de las cosas que no entiende, por orgullo o el miedo de afrontar la vida o la muerte estaría también cayendo en otro argumento inválido llamada la falacia genética pues tratar de invalidar una posición o creencia de una persona mostrando cómo se originó o cómo llego a creerlo, es lógicamente falaz.
Como dice el filósofo cristiano, William Lane Craig, “Yo puedo llegar a creer que la Tierra es redonda leyéndola de un cómic lo cual no sería una buena justificación, pero ¿demostraría eso que la creencia es falsa? No. Además, el Dios bíblico no es como nosotros. Eso podría ser un buen argumento contra el politeísmo y los filósofos griegos usaron tal argumento contra sus propios dioses paganos y falsos. Pero no se puede usar en contra del concepto tradicional en Dios la cual es la creencia en un Ser eterno, metafísico, necesario, sin principio, atemporal, omnipotente, omnisciente, omnipresente, moralmente perfecto, aespacial, la primera causa incausada y otras características que lo hacen muy diferente a nosotros.”
Por tanto y como diría, el apologista cristiano y ex ateo, C.S. Lewis, “Dios no puede ser producto de mi imaginación, porque, para nada, Él es lo que yo pude imaginar de Él”. De hecho, es al revés. El hombre no creó a Dios sino el ateísmo el cual es el peor de todos los inventos del hombre. Argumentos teístas como el Kalam, la moral objetiva, ontológico, contingencia, del diseño, el ajuste fino y muchos otros demuestran que la creencia en Dios no está basada en la imaginación sino “en la intuición, la observación, la lógica y también el conocimiento científico.” (Charles Hard Towes, físico, inventor y profesor estadounidense, laureado con el premio Nobel de Física).
Además, al hombre no le conviene crear un Dios como el de la Biblia porque sin Dios todo está permitido. Por tanto, acusar a creyentes de inventarse a Dios para su conveniencia es falso y tonto ya que eso lo restringiría y limitaría de hacer lo que quisiera. Después de todo, ¿Qué idea mueve más a la gente? ¿Que te digan que existen leyes morales objetivas y absolutas que tienes que obedecer porque sino sufrirás eternas consecuencias, negarte a ti mismo y hasta estar dispuesto a pasar martirio por causa de Cristo o que no existe tal cosa como el bien y el mal, haz lo que quieras, y que no tendrás que rendirle cuentas a ningún Dios por tus pecados favoritos?
Por cierto, la frase de Nietzsche que dice que, “El hombre, en su orgullo, creó a Dios” es contradictorio ya que el orgullo es un estado de anti-Dios. Un hombre orgulloso o narcisista no es Cristocéntrico sino egocéntrico y duro de cerviz o como diría el gran filósofo, Agustín de Hipona, “Fue el orgullo lo que transformó a los ángeles en demonios; es la humildad lo que hace ángeles de los hombres.” Por tanto, el hombre, en su orgullo, no crearía o aceptaría a Dios. Al contrario, preferiría el ateísmo y la auto-adoración. En fin, no es que el hombre, en su orgullo, creó a Dios, sino más bien, en su orgullo creó falsas religiones o simplemente decidió no creer en Dios.
¿”SIN RELIGIÓN HAY PROGRESO”?
Al igual que muchos fanáticos y nuevos ateos, Nietzsche también creía que sin religión hay progreso. “Efectivamente, nosotros los filósofos, los espíritus libres, ante la nueva era de que el Dios antiguo ha muerto, nos sentimos iluminados por una nueva aurora; nuestro corazón se desborda de gratitud, de asombro, de expectación de curiosidad, el horizonte nos parece libre otra vez, nuestras naves pueden darse de nuevo a la vela y bogar hacia el peligro: vuelven los lícitos todos los azares del que busca conocimiento; el mar, nuestra alta mar, se abre de nuevo a nosotros y, tal vez, no tuvimos jamás un mar tan ancho.” (Nietzsche, F. W, La Gaya Ciencia; op.cit.,n 343).
Pero como nos enseña la historia, cada vez que un dictador ateo como Stalin, Pol Pot o Mao quería crear un paraíso sin Dios en vez de una utopía convertían la tierra en un infierno. Estas palabras de Nietzsche donde se nos habla de una nueva era, caracterizada por un antropocentrismo absoluto que se cierra a la trascendencia de una forma consciente y voluntaria, podrán ser cautivadoras para cualquier antirreligioso. Sin embargo, un siglo con dos Guerras Mundiales aterradoras, todo lo que simbolizaban Auschwitz y los gulags, el genocidio en Bosnia y tantas otras atrocidades, nos han demostrado el verdadero precio que la humanidad ha tenido que pagar por el intento de hacerla vivir totalmente de espaldas a Dios.
Sin olvidar que los que construyeron la civilización europea y americana fueron los mismos cristianos. Hasta el famoso escritor antireligioso y biólogo evolutivo, Richard Dawkins, ahora admite que poner fin a la religión es una mala idea y que el cristianismo es la mejor protección contra el Islam. En otras palabras, el filósofo comunista Karl Marx y Nietzsche estaban muy equivocados, no es la religión el opio de los pueblos sino su propio ateísmo militante y de estado el cual ha causado más miseria, pobreza y muerte que todas las religiones juntas y en menos tiempo. Aca la opinión de otros grandes intelectuales que difieren con Nietzsche y Marx:
“El cristianismo y nada más ha sido el fundamento a la libertad de conciencia, derechos humanos y la democracia.” – Jurgen Habermas, filósofo ateo alemán, A Time of Transitions
“Todo lo bueno de la civilización occidental, desde la libertad individual hasta las artes se lo debemos al cristianismo.” – Murray N. Rothbard, economista, historiador y teórico político
“Es el mundo cristiano el que finalmente dio a luz de una manera clara y articulada al método experimental de la ciencia misma” – Loren Eiseley, antropólogo, escritor científico, ecologista y poeta
En conclusión, después de analizar la crítica nietzscheana de Dios lanzada hacia el cristianismo, vemos que se basa mucho en la subjetividad del filósofo. En primer lugar, en ninguna parte intenta el alemán comprobar la no existencia de Dios. En segundo lugar, sus argumentos contra el cristianismo y el Dios del cristianismo tampoco son convincentes por las razones antes desarrolladas. Nietzsche proclamó que Dios había muerto en su generación. Pero a la luz del gran mover del Espíritu en Asia, África y algunas partes de Sudamérica en nuestros días, sociológicamente hablando, Dios está ahora más vivo que nunca.
Fuentes:
“El dios de los ateos” de Carlos A. Marmelada
“Introducción a la Filosofía” de Alfonso Ropero
http://www.religionenlibertad.com/refutaron-los-grandes-filosofos-ateos-a-dios-no-o-ni-lo-39278.htm
http://protestantedigital.com/magacin/40154/Como_responder_al_ateismo_de_Nietzsche
1 MOTLMANN, Jürgen, El Dios crucificado (SÍGUEME: Salamanca, 1975) p. 311. 2 RUSSELL, Bertrand, Historia de la filosofía (RBA: Madrid, 2009), p. 823. 3 NIETZSCHE, Friedrich, El viajero y su sombrero (PLUTÓN: Barcelona, 2010), p. 44. 4 KELLER, Timothy, La razón de Dios (ANDAMIO: Barcelona, 2014), p. 321. 5 Ibíd., p. 322. 6 Así habló Zaratustra, p. 254. 7 Ibíd., p. 257.