Gedeón y Leónidas, ¿Uno Copia al Otro?

En la Biblia encontramos un relato en el Libro de Jueces en donde se cuenta la historia de Gedeón, un líder hebreo que logró vencer en combate a los madianitas con tan solo 300 guerreros. Muchos han llegado a identificar esta historia con la del rey griego Leónidas I de Esparta, quien se enfrentó al imperio persa en las Guerras Médicas y cuya batalla de las Termópilas inspiró la leyenda de sus 300 soldados, plasmándola con gran ahínco en numerosas partes de nuestra cultura popular. Una similitud que a menudo se ha usado entre los detractores del cristianismo como una excusa más para asegurar que la Biblia no es más que un conjunto de mitos plagiados de otras civilizaciones.

En este estudio desmontaremos estas falsas acusaciones una vez más, basadas en una falacia de correlación coincidente (también llamado post hoc ergo propter hoc o causalidad falsa). En primer lugar, es importante conocer lo que nos cuenta el pasaje bíblico acerca del juez Gedeón, un israelita que reunió 32.000 soldados hebreos para pelear contra un ejército de 150.000 madianitas aunque Dios le prometió vencer con una cantidad minúscula de guerreros. A primera instancia leemos en Jueces 7:1-25 una historia en la que un líder hebreo con 300 guerreros y todos los pronósticos en contra impidieron la invasión de su nación por parte de otros imperios como en teoría hizo el griego Leónidas según la historia tradicionalmente difundida. Solo con esto ya les ha bastado a muchos sectores ateos para apresurarse a afirmar que el relato bíblico es una recreación imaginaria a partir de la Segunda Guerra Médica. Sin embargo, existen muchísimos detalles tanto históricos como teológicos que desmontan esta falacia de casualidad por completo.  A continuación nombraremos uno por uno cada aspecto que diferencia a Gedeón de Leónidas.

1. El Libro de los Jueces, cuya autoría se ha atribuido tradicionalmente al juez y profeta Samuel, fue escrito entre los años 1045 y 1000 antes de Cristo, mientras que la batalla de las Termópilas ocurrió en el año 480 antes de Cristo, con lo cual la existencia del espartano Leónidas es muchísimo más posterior a la del juez Gedeón. ¿Cómo podrían los autores de esa parte de la Biblia plagiar un evento histórico que no tuvo lugar hasta muchos siglos después?

2. Gedeón reunió 32.000 soldados israelitas para quedarse finalmente con 300 antes de bajar a pelear con los madianitas, justo al contrario que los griegos en la batalla de las Termópilas contra Persia: de acuerdo con las cifras aportadas por historiadores como Heródoto o Diodoro Sículo, Leónidas aportó 300 hoplitas espartanos a un ejército que en total sumaron unos 7000 griegos entre su pueblo y otros más como los tebanos, los micenos o los corintios. Es decir, que la cantidad de guerreros del ejército heleno fue aumentando gracias a los aportes de cada rey griego y no solo fueron 300 espartanos los que pelearon contra los persas en las Termópilas.

3. Deducido a partir del punto anterior, sabemos que aunque Israel no contaba con caudillos estables hasta la época de los reyes, sí que era una nación unificada bajo una misma bandera que se enfrentaba contra extranjeros. En cambio, Grecia era solo una zona geográfica del mar Mediterráneo conformada por ciudades-Estado independientes y varias en constantes disputas entre sí que solo se aliaban momentáneamente en un frente común para impedir la conquista de sus territorios.

4. Gedeón y sus 300 hombres vencieron a los madianitas gracias a la intervención divina y todos ellos salieron ilesos de la batalla, sin ningún fallecido entre las fuerzas israelitas. En el caso de Leónidas, las bajas griegas en la batalla de las Termópilas ascendieron a unos 2000 soldados entre los caídos en combate y los que se marcharon durante el transcurso de los días que duró la misma. Entre los difuntos se encontraban el propio Leónidas y todos sus hoplitas espartanos.

5. El tipo de valor que demostró cada uno en batalla también es diferente: Gedeón se apoyó totalmente en la confianza en Dios para vencer y jamás buscó la gloria o los reconocimientos para sí mismo. Esto se tradujo en una victoria impecable para Israel tal y como hablamos en el punto 4. Al trasladarnos a la historia de Leónidas, observamos que los griegos también buscaban cierta fama y popularidad para sí mismos además de defender sus propiedades y a su gente. Esa clase de heroísmo griego en donde uno mismo se ponía en un pedestal no solo contradice los principios de la Biblia, sino que su insuficiencia quedó demostrada en que el bando griego sufrió miles de muertes entre sus filas, incluyendo la de Leónidas y sus 300 espartanos, por mucho que el combate en las Termópilas sirviera para ganar tiempo y reorganizar el contrataque de los helenos hacia las pretensiones persas. En otras palabras, no siempre basta con la fuerza física o con la superioridad en la estrategia militar para derrotar al enemigo a la primera.

6. Muchos pueden argumentar que los arqueólogos no han encontrado monumentos en Israel dedicados a ensalzar la figura de Gedeón como sí los hay de Leónidas en Grecia. Si a esto le sumamos que el relato bíblico es varios siglos anterior a la de las Guerras Médicas y que este dato no es muy conocido entre las publicaciones regulares sobre el héroe hebreo y el griego, ha servido para perpetuar la creencia errónea de que la Biblia copió descaradamente los documentos griegos para sus textos. Pocos se han parado a pensar en que los judíos consideraban el ensalzamiento totalitario de humanos como idolatría, completamente prohibido en sus leyes, y que tanto Gedeón como otras tantas figuras bíblicas rechazaban esa clase de honores exclusivamente para ellos si no se anteponían la adoración y la atribución del poder a Jehová. Por lo general, los judíos solían reconocerse como seres imperfectos. En el caso de Leónidas, existen monumentos y también le semidivinizaron dedicándole juegos deportivos y festividades en el calendario. Tras su muerte, Leónidas recibió adoraciones dignas de un dios aun habiendo sido un hombre con virtudes y defectos como cualquier otro.

7. Alegar que en su momento el erudito y obispo primitivo Orígenes comparó el sacrificio de Leónidas con la de Cristo es sinónimo de cometer una falacia de autoridad junto con la de falsa analogía. Que Orígenes citara a Leónidas en sus textos como una forma de ganarse el apoyo de gentiles o paganos de su tiempo no lo convierte en evidencia de que la cultura griega y las Sagradas Escrituras sean sinónimas; y menos cuando las muertes de Leónidas y Cristo, adheridas al símil de los 300 guerreros de Gedeón, se desarrollaron por motivos y circunstancias muy distintas.

                 En resumen: Gedeón, Leónidas y los 300 soldados que reclutaron ambos no son los mismos bajo ningún concepto; empezando por las fechas históricas, siguiendo con los contextos y consecuencias de cada suceso y finalizando con la moral de cada civilización y las distorsiones u omisiones intencionadas de muchos historiadores.