¿Jesús es un zombi judío cósmico?
Muchos ateos militantes comparan al Cristo resucitado con un zombi. ¿Pero es esta una comparación válida o solo una demostración más de la ignorancia bíblica y las falacias que cometen contra la única religión que tanto odian? Aca nuestras razones de que se trata mas bien de la última:
1. Falacia ad ridiculum (reducción al absurdo) – La comparación es obviamente un mensaje de odio que tiene como propósito insultar lo más sagrado para un cristiano. Apela a la emoción en vez de la argumentación. Es como si trataran de ser lo más ofensivo posible y después quieren exigir respeto. ¿Quién los entiende?
2. Falacia de hombre de paja. ¿Zombie? Según la definición, la resurrección de Cristo no encaja con dicha descripción por lo que está claro que este “otro Jesús” no es el mismo que creen los cristianos (2 Corintios 11:4).
3. Falsa analogía. Un zombi es el cuerpo muerto de alguien reanimada pero continuamente en el proceso de descomposición. Sin embargo la Biblia indica que el cuerpo de Jesús no vio corrupción (Hechos 2:31) y que lejos de estar deteriorado, repulsivo y en putrefacción, los Evangelios lo revelan con un cuerpo perfecto y glorificado.
4. Mala hermenéutica. ¿Y qué hay del “canibalismo” de Juan 6:53 donde habla de comer su carne y sangre? Nadie comió literalmente su cuerpo por lo que es obvio que Jesús estaba hablando simbólicamente y en sentido figurado.
Además, un verdadero zombi no invita a otros a que lo comen sino que mas bien está interesado en devorar a otros.
5. Proyección Psicológica. Bíblicamente, son los fanáticos y nuevos ateos los que están espiritualmente muertos y son ellos los que actúan como zombies cuando atacan a los cristianos con este tipo de tonterías.
No atienden a la razón y no poseen ninguna capacidad lógica sino que sólo repiten como autómatas lo que otros dicen sin pensar. Ignoran que hay una gran diferencia entre la resurrección de Jesucristo y la zombificación.
En fin, todos resucitaremos de la muerte (incluyendo los atheus), unos para vida y otros para muerte eterna.
“Y él (Jesús) os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1)