¿Evolucionaron las ballenas?
Los evolucionistas creen que las ballenas evolucionaron a partir de algún tipo de mamífero terrestre. Según el libro Enseñando la Evolución, página 18, éstas “evolucionaron a partir de un grupo primitivo de mamíferos ungulados denominados mesoniquios” [Actualización de 2001: esta afirmación ahora ha sido puesta en duda por los mismos evolucionistas]
De todas formas, se requiere una infinidad de cambios para que una ballena evolucione a partir de un mamífero marino. Uno de ellos es la eliminación de la pelvis. La pelvis tendería a aplastar el orificio reproductivo con los movimientos propulsores de la cola.
Pero una pelvis más pequeña no habría podido sostener las extremidades traseras necesarias para poder caminar. Por lo tanto la hipotética forma transicional no sería apta ni para la tierra ni para el mar, y en consecuencia sería extremamente vulnerable. Del mismo modo, la parte posterior del cuerpo debe poder girar respecto la parte anterior para que las oscilaciones laterales de la cola se transformen en movimientos verticales. Las focas y los dugongos no son desde el punto de vista de su anatomía formas intermedias entre los mamíferos terrestres y las ballenas, pues poseen sus propias características particulares.
Los evolucionistas expertos en ballenas como E.J. Slijper se han dado cuenta de la ausencia de formas transicionales en el registro fósil: “No disponemos ni de un sólo fósil de una forma transicional entre los susodichos animales terrestres [es decir, carnívoros y ungulados] y las ballenas (E.J. Slijper, Dolphins and Whales (Ann Arbor, MI: University of Michigan Press, 1962), p. 17).
El fósil de ballena más antiguo del registro fósil muestra que eran completamente acuáticas desde su primera aparición. Sin embargo, el libro Enseñando la Evolución pretende polemizar sobre la evolución.
Ambulocetus
El segundo en esta “serie transicional” es el Ambulocetus natans (“ballena caminante que nada”) que tiene una longitud de 2 metros (7 pies). Siguiendo el ejemplo de los medios de comunicación secular y las revistas “populares” de ciencia el libro Enseñando la Evolución frecuentemente presenta bellas historietas a sus lectores, pero no presenta los detalles técnicos de la investigación, ni tampoco sus limitaciones. Las bellas ilustraciones del Ambulocetus natans en estas publicaciones se basan en imaginaciones de los artistas, y ¡deberían ser contrastadas con los huesos que realmente se han descubierto! La diferencia se ilustra bien en el artículo “A Whale of a Tale? ” (¿Cuentos de ballenas?) Este artículo muestra que los elementos esqueléticos necesarios para establecer la transición de un mamífero terrestre no nadador a una ballena están (convenientemente) ausentes (véase el diagrama de la pagina siguiente). Por lo tanto, no hay forma de evaluar críticamente las grandilocuentes afirmaciones que presenta sobre el significado de los fósiles. La bióloga evolucionistas Annalisa Berta escribe sobre el fósil de Ambulocetus:
“Dado que la faja pélvica no ha sido preservada, no hay ninguna evidencia en el Ambulocetus de que las extremidades posteriores estuvieran conectadas con el esqueleto axial. Esto impide las interpretaciones de locomoción en este animal, dado que muchos de los músculos que sostienen y mueven las patas traseras se originan en la pelvis.” (J.G.M. Thewissen , S.T. Hussain, y M. Arif, ‘Fossil evidence for the origin of aquatic locomotion in archeocete whales’, Science 263(5144):210–212, 14 Enero 1994. Perspective by A. Berta, ‘What is a whale?’ en el mismo número, pp. 180–181.)
Finalmente, (según métodos de datación evolucionistas) su fecha es posterior a las ballenas que claramente lo son, por lo tanto es poco posible que sea un antepasado caminante de las ballenas.
Basilosaurus
Basilosaurus isis (o Zeuglodon) es la cuarta y ultima forma transicional propuesta en la página 18 del libro Enseñando la Evolución. Basilosaurus en griego significa ‘rey lagarto’, pero en realidad era un mamífero marino parecido a una serpiente de unos 21 metros (70 pies) de largo, con un cráneo de 1,5 metros (5 pies) de largo. Era 10 veces más largo que el Ambulocetus, aunque el libro Enseñando la Evolución lo dibuje del mismo tamaño contribuyéndo así a dar la pretendida impresión (falsa) de que existe una serie transicional genuine.
Sin embargo, El Basilosaurus era completamente acuático, y por lo tanto difícilmente una forma transicional entre mamíferos y ballenas. También, Barbara Stahl, paleontóloga especialista en vertebrados y evolucionista, señala:
“la forma de serpiente del cuerpo y la forma peculiar del los dientes laterales dejan claro que estos archaeocetes [como el Basilosaurus] No pueden haber sido los antepasados de las ballenas modernas.”
Ambas ramas de las ballenas modernas, las ballenas dentadas (Odontoceti) y las ballenas verdaderas (Misticetos), aparecen súbitamente en el registro fósil. Stahl señala lo siguiente respecto a la estructura cranial de ambos tipos:
“ … muestra una extraña modificación no presente, ni siquiera de forma rudimentaria, en los Basilosaurus y sus parientes: en relación con la migración hacia atrás de las narinas en la superficie dorsal de la cabeza, los huesos nasales se han reducido y ascendido y los elementos premaxilares y maxilares se han expandido hacia atrás para cubrir la cara superior de la caja del cráneo’ (B.J. Stahl, Vertebrate History: Problems in Evolution (New York: McGraw-Hill, 1974), p. 489; énfasis añadido.)
Basilosaurus tenía pequeñas extremidades posteriores (ciertamente demasiado pequeñas para andar), y el libro Enseñando la Evolución dice “se cree que no eran funcionales.” Pero, según otros evolucionistas, probablemente se usaban para agarrarse durante la cópula. Por ejemplo, Philip Gingerich evolucionista experto en ballenas dijo, “Me parece que podrían haber sido algún tipo de abrazadera sexual y reproductiva” The Press Enterprise, 1 Julio 1990. A–15.
Pakicetus
Muchos también se refieren el trabajo del paleontólogo Philip Gingerich, Pakicetus inachus (“ballena de Pakistán”) como prueba de la evolución de la ballena (forma transicional), pero no saben o revelan la verdadera historia. En 1994 Gingerich dijo que el Pakicetus era una criatura “perfectamente intermedia” entre un animal terrestre y una ballena.
La evidencia fósil del momento sólo contenía partes de un cráneo, pero artistas de Gingerich dibujaron a la criatura nadando en el océano con patas delanteras como un animal terrestre pero la boca y la parte trasera parecían una criatura marina como si estuviera tratando de comer un pez. De hecho, Pakicetus tan sólo era conocido por algunos dientes laterales y fragmentos de cráneo y de la mandíbula inferior, por lo tanto no había fundamentos para saber si su locomoción era transicional. Ya para 2001 más fósiles se encontraron y se concluyó que el Pakicetus “no era más anfibio que el tapir”. (J.G.M. Thewissen, E.M. Williams, L.J. Roe, and S.T. Hussain, Skeletons of terrestrial cetaceans and the relationship of whales to artiodactyls, Nature 413:277–281, 20 Sept. 2001.).
Así que, los nuevos hallazgos surgidos después de que Gingerich escribiera su artículo han barrido sus imaginativas reconstrucciones. Un prominente experto en ballenas, Thewissen, y sus colegas desenterraron algunos huesos adicionales de Pakicetus, y publicaron sus obras en la revista Nature. El comentario sobre este trabajo en el mismo número dice, “todos los huesos poscraneales indican que los Pakicetus eran mamíferos terrestres, y … que eran animales corredores, que al correr tocaban el suelo sólo con los pies.” ¡Esto es muy distinto de la imagen que presenta Gingerich de su animal acuático!
A pesar de esto, algunos evolucionistas insisten en decir engañosamente que Gingerich “descubrió el Pakicetus, un mamífero terrestre” Pero ¡Eso no es lo que dijo cuando lo descubrió y escribió acerca de eso en la literatura científica! Además, cuándo fue la última vez que vieron una “ballena de cuatro patas”? Los evolucionistas están jugando juegos de lenguaje para llamar a las aletas y cola de una ballena “patas”. Está claro que en la Teoría de la evolución, la imaginación manda.
Después de todo, esto siempre ha sido un fenómeno frecuentemente repetido en la paleontología evolutiva. Muchas de las supuestas formas transicionales se basan en restos fragmentados, que se prestan a varias interpretaciones, basadas en los axiomas del observador. Las presuposiciones evolucionarias significan que lo más probable es que estos restos se interpreten como transicionales, como en el caso de Gingerich, estas presuposiciones también predominan en las afirmaciones acerca de los hombres mono. Pero cuando aparecen más huesos, entonces los fósiles casi invariablemente encajan en un tipo u otro, y ya no pueden considerarse como transicionales. También es importante notar que las supuestas formas intermedias suelen ser presentadas a bombo y platillo en los medios de comunicación, mientras que las retracciones suelen silenciarse o ignorarse.
Se nota claramente la tendencia evolucionaria de Thewissen al describir al Pakicetus como un “cetáceo terrestre” y afirmar, “las primeras ballenas eran completamente terrestres, y eran incluso corredores remarcables”. Pero el término “ballena” queda desprovisto de sentido si puede asociarse con mamíferos terrestres, y no explica nada de cómo las verdaderas ballenas marinas supuestamente evolucionaron.
¿Patas vestigiales?
Muchos evolucionistas apoyan la evolución de la ballena alegando que hay patas traseras enterradas en su carne. Sin embargo, estas supuestas “remanentes” no carecen de utilidad en absoluto, sino que ayudan a reforzar los órganos reproductores; los huesos son diferentes en machos y hembras. Así pues se explican mejor por la creación, no por la evolución15. Como en el caso de la supuesta falta de funcionalidad de las extremidades de los Basilosaurus, no deberíamos dar por sentado que la ignorancia de una función significa que esta función no existe.
Un mito promulgado por algunos evolucionistas dice que se han encontrado ballenas con extremidades traseras, completas con los músculos del muslo y la rodilla. Pero esta historia probablemente es una leyenda formada a partir de una verdadera narración de un cachalote con un bulto de unos 14 centímetros (5,5 pulgadas) conteniendo un trozo de hueso de 12 centímetros (5 pulgadas). Los cachalotes suelen medir 19 metros (62 pies) por lo tanto este trozo de hueso es minúsculo en comparación con la longitud del cachalote ¡ es difícil calificarlo como “pierna”! (C. Wieland, ‘The strange tale of a leg on a whale’, Creation 20(3):10–13, Junio–Agosto 1998.)
La historia de la evolución de las ballenas resulta ser una “historieta de ballenas”, la escasez de evidencias ilustran la abrumadora falta de fósiles transicionales de cualquier tipo.
FUENTES:
Hola , leí muchos de tus publicaciones y estoy de acuerdo con la mayoría de lo que escribes sobre en el tema de evolución entre otros pero en otros temas no estoy de acuerdo ( por ejemplo no estoy de acuerdo sobre lo que dices sobre los TJ ) pero quisiera pedirte un favor
En Internet hay un ateo que hizo una pag llamada ” critica a los 44 hechos científicos de la Biblia ” ( puedes buscarlo así en google ) donde ( supuestamente ) desmiente los hechos científicos y demuestra que la Biblia dice que la tierra es plana y otras estupideces así y en los comentarios todos aplaudiendo
Quisiera saber tu opinión y hablaras de ese tema por favor
Espero que leas este comentario , Saludos y buen día