Inmediatamente después de que Adán pecó:
¿No muestra la pregunta “¿Adán, dónde estás?” que Dios no sabía algo? ¿Acaso no prueba este pasaje bíblicos y otros que Dios no es omnisciente? Ya que si Él sabía, ¿Por qué preguntar?
La pregunta a esa respuesta la formularé con otra pregunta:
¿Quién dijo que está prohibido hacer una pregunta para la cual ya sabemos la respuesta? A menudo hacemos esto con nuestros hijos, para darles una oportunidad de redimir su comportamiento o para permitirles que reconsideren una mentira que nos han dicho y nos digan la verdad. Eso es exactamente lo que Dios el Padre está haciendo aquí. Dios le está dando la oportunidad a Adán de que tome la iniciativa y le confiese que ha pecado y que se arrepienta. Por tanto, no siempre se hace preguntas con el propósito de obtener información. Hay diversas finalidades por la que una persona hace preguntas. Otro ejemplo es cuando los maestros le hacen preguntas a sus estudiantes no porque no sepan la respuesta sino también como método de enseñanza, para motivar, para ponerlos a prueba, para incrementar la participación activa, para centrar la atención, para indagar sobre la comprensión, etc.
Hasta el mismo Jesús, el Maestro, también le hacía preguntas a sus discípulos no porque no supiera las respuestas sino para estimular el pensamiento y para que comprendieran las razones que hay que llegar a determinadas conclusiones y así aceptarlos por convicción propia (Mateo 17:24-26 y Lucas 10:36,37).
Por tanto, el que Dios haga preguntas no significa que carece de conocimientos (falacia non sequitur) y que tenga que adquirirlos de la mente de Satanás o de los hombres como asume falazmente muchos ateos sino por otras razones como a veces hacemos usted y yo cuando conversamos con otras personas.
Entonces ¿con qué intención hizo la pregunta a Satanás en el libro de Job? El propósito era para probar y enseñarle a Satanás y los demás hombres que creyentes como Job pueden mantener la fe en Él a pesar de las situaciones más difíciles de la vida y así sucedió lo que demuestra que el Dios omnisciente ya sabía que Job no iba perder la fe, saludos.