¿El ateísmo te hace libre?
La pregunta es ¿libre de qué pues el ateísmo solo significa no creer en Dios y nada más? Si se refieren a ser libres para pecar entonces confunden libertad con libertinaje. Olvidando también que el ateísmo y la verdadera libertad son inconsistente pues el ateísmo conduce a un nihilismo barato, es decir, implica la negación del valor de todas las cosas. Además, si el ateísmo te hace libre entonces ¿por qué tienen la mayor tasa en suicidios y depresiones? Sin olvidar que son más los testimonios de creyentes que de ateos que se sienten libres y felices. En el siglo XIX por ejemplo, Charles Bradlaugh, un destacado ateo, desafió a un hombre cristiano a debatir la VALIDEZ de las afirmaciones del cristianismo. El predicador, Hugh Price Hugues, era un activo ganador de almas que trabajaba entre los pobres en la zona más pobre de Londres. Hugues acepto la invitación a debatir, pero con una condición. Hugues dijo: “Le propongo que cada uno traigamos al debate ALGUNAS EVIDENCIAS concretas para la VALIDEZ de nuestras creencias, en la forma de hombres y mujeres que han sido redimidos de la vida de pecado, vicios y vergüenza por la influencia de nuestra enseñanza. Yo traeré 100 hombres y mujeres de esa clase, y lo desafío a que usted haga lo mismo”. Hugues luego le dijo que si no podía traer 100, podría traer 50, y si no era posible, entonces 20. Finalmente acortó la cantidad a uno. Todo lo que el brillante de Bradlaugh tenía que hacer era encontrar una persona cuya vida hubiera mejorado por medio del ateísmo, y Hugues, quien llevaría 100 personas transformadas por Cristo, estaría de acuerdo en debatir con él. Llegó el día esperado y Hughes apareció con 100 personas transformadas por la Palabra de Dios, pero Bradlaugh nunca se presentó. Lo que iba a ser un debate se convirtió en un tiempo de testimonios y muchos de entre la muchedumbre que habían llegado para entretenerse con el debate se convirtieron. Tal parece que es el cristianismo y no el ateísmo el que nos hace “verdaderamente libres” (Juan 8:36).
Sin embargo, para el fanático ateo que quiere vivir a su manera sin tomar en cuenta a Dios, cree que ser ateo los hace libres de ser supuestamente “esclavos” de la religión. Sigmund Freud, por ejemplo, fue uno de esos ateos que afirmaba que libre de la religión se puede vivir una vida normal y completa. Sin embargo esto suena irónico viniendo de un drogadicto que cometió suicidio con la ayuda de un amigo suyo. En otras palabras, ni siquiera el mismo Freud vivió una vida normal sino inmoral y con una falsa libertad del cual era esclavo de sus propios pecados (Vea Gálatas 5:1; Juan 8:34 y Romanos 6:18). Otro popular ateo que creía lo mismo que Freud era Nietzsche. El filosofo aleman decia que el cristianismo produce una moral de esclavos. Sin embargo, parece que tanto Nietzsche como los nuevos ateos que repiten su falacia non sequitur no entienden que muchas personas sirven a Dios con todo su corazón y no por obligación sino porque aman a Dios, nos da gozo hacerlo y porque queremos agradarle. Pero cuando Nietzsche piensa en un creyente, se le viene a la mente la idea de un esclavo atado, es decir, alguien que actúa únicamente por temor. Pero los cristianos no somos prisioneros aterrorizados. ¿Quién nos obliga a leer la Biblia, a orar y a asistir a la Iglesia? ¡Nadie! Todo esto se da como fruto de la nueva vida del Espíritu que Dios puso en nosotros. Nadie nos está forzando a hacer cosas contra nuestra voluntad. Hasta Bertrand Russell (1872-1970), el filósofo agnóstico inglés, criticó a Nietzsche porque el alemán no era capaz de creer en la existencia de creyentes gozosos. Russell escribió, “Hay dos clases de santos: el santo por naturaleza y el santo por temor. El primero tiene un amor espontáneo a la humanidad; hace el bien porque el hacerlo lo hace feliz. El santo por temor, como hombre que se abstiene de robar sólo por miedo a la policía, sería un malvado si no se viera refrenado por el pensamiento de los fuegos del infierno y por la venganza del prójimo. Nietzsche sólo puede imaginar esta clase de santo; se siente tan lleno de temor y de odio que el amor espontáneo a la humanidad le parece imposible. Nunca ha concebido un hombre que, con toda la ausencia de temor del superhombre y su enorme orgullo, no cause, sin embargo, ningún dolor porque no sienta el deseo de hacerlo”
De hecho, todos tenemos la libertad de amar o no amar a Dios, de obedecerlo o no obedecerlo. Sin embargo, el ateo dirá que la religión nos dice que si no obedecemos a Dios iremos al infierno y que por ende no hay verdadera libertad. En primer lugar, no todas las religiones creen en el infierno. Segundo, todos tenemos libre albedrío, pero no todos tenemos la libertad de escoger las consecuencias de nuestras decisiones. En otras palabras, usted es responsable por sus propias acciones. Lo mismo aplica para las leyes del hombre. Sugerir que todos deberíamos hacer lo que queramos sin ninguna consecuencia no es libertad sino anarquía y si todos hiciéramos eso terminaríamos todos en la cárcel. Siguiendo con su frase de que siendo libres de la religión podemos vivir vidas normales, instituciones como el Instituto Acton la cual toma su nombre de uno de los iconos del liberalismo, y que a su vez era un ferviente católico indica que Freud, Nietzsche y Sartre estaban equivocados pues su misión es mostrar la relación entre religión y libertad. Además, la libertad es la facultad que el hombre tiene de actuar de una o de otra manera responsablemente por sus actos (RAE). Aferrarse a una idea (como el ateísmo militante) sin considerar, abrirse o hasta prohibir otras posibilidades por definición es opuesto a la libertad de pensamiento. También es contradictorio ver ateos que se jactan de ser libres de la religión pero se pasan todo el tiempo hablando de religión. Como dice el filósofo colombiano, Nicolás Gómez Dávila, “No hay nadie más esclavo, que aquel que se cree libre” o como también dice G.K. Chesterton, “Los que abandonan la tradición de la verdad no escapan hacia algo llamado libertad. Solo escapan hacia otra cosa llamada moda.” Sabemos que muchos ateos solo repiten lo mismo que otros ignorantes ateos dicen y que se molestan cuando otros piensan diferente a ellos por lo que muestran que no piensan por sí mismos y que en realidad no creen en la libertad de pensamiento.
Pero no solo eso, el llamarse asímismo “ateo librepensador” es un oxímoron ya que si no hay Dios, ni alma entonces no hay tal cosa como un “libre” o “pensador” ateo. Me explico, si el materialismo es cierto entonces sólo somos máquinas de carne sin libre albedrío que no razona sino que solo reacciona químicamente y que tampoco piensa libremente sino que su forma de “pensar” es controlada y ya predeterminada por las leyes de la naturaleza. De hecho, ni siquiera tienen conciencia ya que según el materialismo la consciencia es solo una ilusión en un mundo naturalista. Esto es algo que hasta científicos ateos como Hawkings, Daniel Dannett, Sam Harris, Francis Crick, David Berlinski, William Provine y otros reconocen. Por tanto, ¿por qué confiar en lo que dice un ateo se según su propia postura el afirmar que no hay Dios, ni alma como una verdad absoluta y asumir que llegan a esas conclusiones libremente es contradecir su propia postura? En otras palabras, querer identificarse como un “ateo libre pensador” es una contradicción de términos ya que según su propia teoría solo son unos robots biológicos, ciegamente programados según sus genes y gobernado por las leyes de la física. En cambio, el creyente sí puede ser un verdadero librepensador ya que es mucho más que un cerebro y una combinación de sustancia químicas. Es un alma inmaterial con conciencia, libre albedrío y la cual trasciende el mundo natural
En conclusión, decir que el ateísmo te hace libre es simplemente una falacia non sequitur que no se sigue.