La misoginia y el racismo de Nietzsche
“Nietzsche vio el amor como uno de los “más grandes peligros” y la moralidad como una de las peores debilidades de la humanidad. Murió loco, en un manicomio y de sífilis. Filmaba sus últimas cartas con las palabras, “El Crucificado”. Fue adorado por los Nazis como su filósofo semi-oficial. Sin embargo, es admirado como un “profundo” y “sabio” filósofo por muchas mentes de nuestra época.” – Peter Kreeft, escritor, apologista, profesor, teólogo y considerado por algunos como el mejor filósofo católico actual de Estados Unidos
El paranoico misántropo Nietzsche trataba a las mujeres con distintos niveles de cercanía y distancia, nunca de intimidad. Las prefería ricas, nobles, guapas, rubias, por este orden; de ser viejas, al menos que fueran ricas. A las mujeres que más trató, más las aborreció, especialmente a Lou, Cosima, Malwida, su hermana y su madre, ninguna de las cuales le retiró su afecto. Algo que él nunca les hubiera agradecido ni perdonado de haber tenido arrestos los últimos once años de vida cuasi vegetativa confiado a los cuidados de las tres mujeres que lo criaron, en su eterno retorno al seno de la mujer.
A continuación se presenta una compilación de expresiones textuales auténticas del discurso misógino de Friedrich Nietzsche, brevemente comentadas, sobre la locura de Nietzsche y su efecto en la desvalorización que hace de la condición de la mujer, asignándole la función de reproductora o prostituida a disposición del varón superhombre, denigrándola como necia, egoísta, orgullosa, vengativa, zángana, mentirosa, histérica, malvada y mil descalificativos más.
1. La inteligencia de las mujeres según Nietzsche:
“Hay que dar a las mujeres este consejo expresó: que ahora son irremediablemente la víctima de todas las hipótesis, especialmente cuando dan la impresión de inteligencia, entusiasmo, viveza, energía”
“No se conjuntan bien el genio y la mujer.”
“Surge así un peligro no pequeño cuando se les confía (a las mujeres) la política o partes concretas de la ciencia como la historia. Pues ¿habría algo más excepcional que una mujer que supiera realmente lo que es ciencia?”
“Cuando una mujer tiene gusto por la ciencia, es muy frecuente que haya algo anormal en su sexualidad”
“No hay nada más extraño a la mujer que la verdad, nada le es más odioso, nada más contrario a su naturaleza, su gran arte es la mentira, su gran preocupación es la apariencia y la belleza.”
“Entre mujeres ¿La verdad? ¡Oh, las mujeres no conocen la verdad! ¿No es un atentado contra todos nuestros pudores?”
“Las mujeres están hechas de modo que les da asco toda verdad, en relación al hombre, amor, hijo, sociedad; y ellas tratan de vengarse de quien les abre los ojos”
De hecho, Nietzsche sitúa a las mujeres en el cuarto grado en el ranking de hipocresía por detrás de “los altos dirigentes y diplomáticos, de los príncipes, y de los curas”. Como si fuera poco también dijo, “Por mucho tiempo en la mujer ha estado oculto un esclavo y un tirano. Por eso todavía la mujer no tiene capacidad para la amistad: sólo conoce el amor. En el amor de la mujer hay injusticia y ceguera contra todo lo que no ama. Y aún en el amor consciente de la mujer hay siempre ataque y rayo y noche junto a la luz. La mujer no está capacitada para la amistad: las mujeres son siempre gatos, y pájaros, o en el mejor de los casos, vacas.”
Algunos fanáticos ateos, nietzscheanos o feministas radicales dirán que la iglesia es misógina y que por tanto es hipócrita juzgar a Nietzsche de machista. ¿Pero es esto cierto? Empecemos con la Biblia, ¿era Pablo un hombre machista? Al contrario, Pablo dijo, “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella…Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.” (Efesios 5:23-28). Si Pablo odiaba a las mujeres no hubiese mandado al hombre a amar, cuidar y proteger a su esposa (Vea también 1 Pedro 3:7; 1 Corintios 7:3-4; Gálatas 3:28; Colosenses 3:19 y 1 Tesalonicenses 4:4).
Sin olvidar que históricamente en la época de Jesús, los apóstoles y los primeros filósofos cristianos la misoginia era común en todas partes. Tanto en la cultura griega y romana, la mujer era considerada como un ser inferior y con estatus social bajo. Sin embargo, el gran número de mujeres que se convirtieron al cristianismo durante los primeros siglos de la iglesia primitiva indica que las mujeres fueron atraídas a este nuevo y radical estilo de vida religiosa (Henry Chadwick, The Early Church, Penguin, 58-59). Solo la Iglesia hizo la diferencia al liberar a la mujer y promover la igualdad de géneros. Por tanto, el mito de que la iglesia es misógina ha sido demostrada falsa desde sus mismos inicios pues ninguna institución en la tierra a otorgado más importancia a la mujer que los cristianos. ¿Acaso no es la iglesia la que ha educado más a la mujer? ¿Alimentado más a la mujer? ¿Vestido más a la mujer? ¿Salvado más mujeres en su infancia de la muerte? ¿Ofrecido más atención médica a la mujer y a sus hijos nacidos o no nacidos? Como dice el Dr. Pablo Muñoz Iturrieta, “La dignidad de la mujer es un logro del cristianismo y el feminismo se quiere robar este logro como propio. Que no te engañen” (Pablo Muñoz Iturrieta, doctor en Filosofía Política y Legal, además de máster en Psicología Filosófica y estudios de grado en filosofía, teología y humanidades (lenguas clásicas y modernas).
Hasta el propio Nietzsche admitió al decir que “El cristianismo es deleznable, por ser religión de mujeres. “El ‘mahometismo’ como una religión para varones, tiene un profundo desprecio del sentimentalismo y el engaño del cristianismo, una religión de mujeres, como la siente él”. En otras palabras, Nietzsche identifica la religión, la fe, y la moral en el cristianismo como cosa de la mujer pues la mujer es tan especial y sagrada para Dios que Cristo murió también por ella para salvarla (Romanos 5:8). En cambio, el ateísmo reduce el valor de la mujer a nada más que una mera combinación de sustancias químicas que apareció aquí por accidente, sin propósito y destinada a la extinción.
De hecho, no solo Nietzsche sino que otros famosos ateos y agnósticos como Darwin y Schopenhauer también pensaban que la mujer era mental y físicamente inferior al hombre. Después de todo, el derecho de la igualdad nunca ha sido un principio del ateísmo, sino que como dice el mismo Nietzsche, “La igualdad es una mentira fabricada por gente inferior que anda en manadas para lograr su cometido contra quienes son naturalmente superiores a ellos” (The Vision of Nietzsche, p.16). Quizás todo esto explica el porqué las mujeres ocupan la mayoría de la membresía de una iglesia local y prefieren más el cristianismo que el feminismo, el ateísmo o cualquier otra religión.
2. Nietzsche cree que la función primordial de la mujer es la reproducción o prostitución del superhombre
“La ostentación que hacen las mujeres de su preñez”, corrige Nietzsche al también misógino ateo, Schopenhauer, “es como el cacareo de una gallina antes de poner el huevo. En la mujer todo es paradoja y todo en ella tiene una solución: se llama embarazo. Pero ¿qué es la mujer para el hombre? Dos cosas requiere el hombre auténtico: peligro y juego, quiere a la mujer como eso, como el juguete más peligroso. El hombre ha de ser educado para la guerra y la mujer para descanso del guerrero: lo demás es locura. Eficientes para la guerra, y para engendrar, así quiero al hombre y a la mujer.”
Nietzsche asigna a las mujeres la fecundidad biológica y la esterilidad intelectual, mientras que a los hombres superiores les atribuye la fecundidad intelectual y la esterilidad biológica, esto es, su propio caso. “Si una mujer tiene inclinaciones doctas normalmente es que tiene alguna disfuncionalidad sexual.”
Su ideal de mujer lo ve Nietzsche en algunos aspectos de la cultura griega de los siglos VI y V a.C: “La única función de las mujeres era la de producir cuerpos hermosos y fuertes en los que sobreviviera el carácter del padre…se perpetuara el genio”.
En sus escritos Nietzsche utiliza el término de ‘hetaira’, y las prostitutas sagradas como modelo de mujer donde el inocente, misterioso y festivo comportamiento con el que, por ejemplo, las dignísimas mujeres del culto de Atenas se tenía la manifestación de símbolos sexuales. Nietzsche decía que “Las mujeres en Europa, aparte sus propias labores (‘hacer hijos’) son muy apañadas para muchas cosas. Con las vienesas da gusto bailar. Con una francesa se puede charlar, con una italiana posar, con una alemana osar. Entre las judías están las más entrañables parlanchinas: la muestra enrollada en las agudezas y autosatisfacciones de Goethe, era Rahel. Una rusa por lo general ha vivido algo, y hasta pensado algo. Las inglesas saben ruborizarse como sin razón, igual que los ángeles: en fin, no acabamos si queremos probar de modo firme y resuelto la utilidad de la mujer, algo en lo que todo el mundo cree, a partir del ejemplo de los utilitaristas ingleses.”
3. La mujer en relación con el varón según Nietzsche
Para Nietzsche lo que clasifica a los hombres es el modo de posesión de la mujer: “A un hombre le basta con poseerla sexualmente, a otro, además, poseer sus propiedades, a otro, además, que no haga de él un fantasma, que sea conocido para poder ser amado. El hombre en el fondo del alma sólo es malo (“böse”, travieso como niño permanente, dirá en otra ocasión), la mujer es cosa mala (“schlecht”)”. El “Schlecht-schlechter-schle
En varias citas Nietzsche también llama “zángana” a la mujer, en sentido económico, porque vive a costa del hombre, y en sentido cultural. A esto Nietzsche dice que “Un signo de la astucia de las mujeres es que casi siempre han entendido el hacerse alimentar como zánganos de colmena”. También afirma que, “En cuestión de odio las mujeres son más peligrosas y bárbara que los hombres.”
4. Prostituida para satisfacer al hombre
Nietzsche dijo, “Una población de obreros necesita buenas casas de putas.” Para Nietzsche los matrimonios solo sirven como una institución reproductiva con una finalidad de evolución superior y sin la necesidad de amor o la realización personal. Para todo los demás basta las prostitutas, y los otras relaciones sexuales estériles. “La prostitución no es sentimental! No se tiene que dar la ofrenda a las damas o a la bolsa judía, sino a la mejora de la raza. Y no se juzgue falsamente esa ofrenda: las prostitutas son honorables y hacen lo que les gusta y no arruinan al hombre por ‘el lazo del matrimonio’ – ¡qué ahogo!”. Sin embargo, esta sarcástica diatriba es tergiversada como si Nietzsche honrara las prostitutas, y hay hasta quienes quisieran hacerlo el santo patrono de la “profesión”. Pero esa y otras frases de Nietzsche sobre las prostitutas lo delatan como un cínico que las explota y nada más, nada más si es que no contrajo la sífilis de joven en Bonn o Leipzig, de haber sido como decrépito prematuro en Niza o Génova ya hubiera sido demasiado tarde.
Para Nietzsche las mujeres prostitutas son simplemente esclavas a disposición de la satisfacción del instinto de los hombres y la prostitución una salida de las no aptas para la eugenesia, que es la reproducción mejorada programáticamente. Este desprecio y utilización interesada de las prostitutas le lleva a odiar a Jesús, quien se hace amar de todas las mujeres, incluyendo las prostitutas, y que promueve un movimiento revolucionario popular pietista de baja ralea, formado por “mujeres, pecadores, publicanos y enfermos”. En “Ecce homo” la misoginia de Nietzsche es sarcástica y sangrante: “¿Hay respuesta para la pregunta de cómo se cura, se ‘salva’, una mujer? Se le hace un hijo. La mujer tiene necesidad de hijos, el hombre no es más que un medio: así habló Zaratustra, “Como agradecimiento toma esta pequeña verdad! Tengo suficiente edad para ella! Rodéala y tápale la boca: o si no, suelta a voz en grito esa pequeña verdad: ‘Dame, mujer, tu pequeña verdad, dije yo. Y habló la vieja mujer: ‘¿Vas a las mujeres? No olvides el látigo!”
En el tiempo de Nietzsche, la legislación matrimonial admitía que el hombre pudiera azotar a su mujer si lo creía necesario, y no sólo en países musulmanes. “Peitsche” (látigo) es un vocablo unido al desprecio de Nietzsche por la mujer, sin mencionar otros usos parasexuales del “látigo“, además de en la educación represiva de los niños. La foto de Lou blandiendo el látigo sobre sus dos leones domados es más que una parodia mítica wagneriana.
5. Nietzsche contra las mujeres intelectuales, científicas y escritoras
“Cuando hojeamos un libro femenino en seguida uno suspira: “Otra cocinera frustrada”.
“Sólo a partir de este siglo se ha atrevido la mujer a esa inclinación a la literatura (“vers la canaille plumière écrivassière”, en palabras de Mirabeau): malescribe, artistea, pierde en instinto. ¿Para qué? Si se puede preguntar.”
De hecho, la famosa novelista, dramaturga, periodista y compositora, George Sand, pseudónimo de Amantine, fue una víctima de la misoginia de Nietzsche pues la criticó como escritora solo por ser mujer diciendo “El talento de George Sand es democrático {sentido negativo para Nietzsche} y teatrero…Todo lo estropea con su febril coquetería femenina, mostrándose en papeles propios de hombres no apropiados a su estatura, su espíritu era paticorto, por lo que sus libros se tomaron en serio sólo por poco tiempo y hoy son considerados literatura involuntariamente cómica. Y si lo que la movía no era sólo coquetería sino la astucia, todo lo recubría con problemas de hombre y aditamentos masculinos, incluidos pantalones y puros: y sin embargo salta a los ojos al fin el problema muy femenino y la desgracia de su vida, el que necesitaba demasiados hombres y que aún en esas pretensiones no coincidían sus sentidos y su espíritu. ¡Qué fría tiene que haber sido en todo esa inaguantable artista!”
Aca otras frases de Nietzsche donde cuestiona la inteligencia de la mujer y donde la considera mentalmente inferior al hombre:
“Perder la cabeza. Ella ahora tiene inteligencia, ¿cómo es que la encontró? Un hombre perdió el entendimiento por ella hace poco. Su cabeza estaba entera antes de ese tiempo: su cabeza se fue al diablo, no! no! a la mujer!”
“La mujer es el ocio del creador el día séptimo”
“Si las mujeres se hacen más inteligentes no hay ya sitio seguro en el mundo para la simple locura.”
Para comprobar la retorcida y malévola intención de Nietzsche para con las mujeres, léase el párrafo completo que empieza por “¡Ya! el sexo débil”, y que termina con…“¡Y tal como son las mujeres, si se las dejara solas, se crearían no solo “hombres” de su debilidad, sino además “dioses“ y ambos semejantes, como se supone, con terrible fuerza!”
De hecho, la misoginia del loco de Nietzsche era tan extrema que hasta se identificaba altivamente con un asesino de mujeres (lo que hoy se llama violencia de género o machismo criminal) llamado Prado Ribo en cartas a Strindberg (1.12.888) y a Burckhardt (6.1.1889) diciendo: “Soy Prado… un auténtico criminal” (Ich bin Prado..ein anständiger Verbrecher”) en donde sigue diciendo, “No se tome el caso Prado como algo grave. Yo soy Prado, me atrevo a decir que incluso soy Lesseps… Incluso soy Chambige, también un auténtico criminal… Quería dar a esos parisinos que tanto quiero una buena noticia, la de todo un criminal. Todos los grandes hombres fueron criminales pero de gran estilo, no en sentido miserable, el crimen pertenece a la grandeza, y la grandeza es cosa del superhombre que dicta sus propias leyes, y que hace su (extra-a- in-) moralidad, aquí como superhombre asesino de una mujer.”
Premonitoriamente el sexto de los discursos de Zaratustra se titula: “Lívido criminal”. Aplicado “intempestivamente” al caso criminal Prado, resulta escalofriante: “¡Qué importa la sangre!… ¡Ansiaba el placer del cuchillo!” escribió F. Nietzsche. En esos mismos días, Jack el destripador de mujeres actúa en Londres, aunque no hay indicios de que llegara a conocimiento de Nietzsche. De todas formas, estos textos muestran a Nietzsche a favor, de modo cruel, no sólo de la fuerza, el dominio, el poder, sino de la locura de la violencia, especialmente de la violencia de género del varón contra la mujer (machismo asesino) lo que convierte sus escritos en una literatura criminal. De hecho, esta carta manuscrita de Nietzsche fue recibida por el profesor de Basilea J.Burckhardt el 6 de enero de 1889, [Matasellos: Turín, 5. 1. 1889], quien asustado, va a encarecer personalmente a Overbeck que vaya a recoger al desdichado. Lo hubieran internado en el manicomio municipal de Turín por el estado en que se encontraba los últimos meses. Y no por la escena cinematográfica del caballo maltratado.
Al día siguiente, en carta al asimismo desvariado August Strindberg, Nietzsche ensalza la pose del asesino de Marie: “un hombre bien fuerte de un determinado nivel social. El último gran caso criminal Prado en París dio el tipo clásico: Prado dio pruebas ante sus jueces y abogados de autodominio, espíritu y grandeza de ánimo”. Nietzsche atribuye al criminal las dotes del superhombre, ahora inspirado en F.Galton. Pero es que desde siempre ha tomado partido por el asesino como modelo de superhombre. “Homme de monde”, dice ‘Le Matín’ de Prado, ya en prisión. Aunque el abbé Faure que lo asiste hacia la guillotina no lo describe tan superhombre sino “lívido y tembloroso”. La obsesión de Nietzsche con la muerte de Dios y de las mujeres nos hace recordar ese pasaje donde Dios dice, “Todos los que me aborrecen aman la muerte.” (Proverbios 8:36).
Es por eso que la “filosofía” de Nietzsche no es amor a la sabiduría sino filomanía que es amor a la locura. Sin embargo, Nietzsche está muerto y tanto el hombre como la mujer, continúan filosofando en busca de la verdad y del bien. Si algún seguidor de Nietzsche sigue en su empeño de idolatrarlo con estúpidos memes después de considerar esta pequeña muestra de las numerosísimas expresiones de Nietzsche denigrantes para la condición de mujer, entonces es verdad el dogma fundamental del dionischismo: el eterno retorno de la locura.
Nietzsche y el Racismo
Respuesta de la Imagen: (A)
“Primer mandamiento de nuestro amor a los hombres: los tarados y débiles tienen que perecer. Y hay que ayudarles a perecer” – F. Nietzsche, El Anticristo
“Die Schwachen und Mißratenen sollen zugrunde gehn: erster Satz unsrer Menschenliebe. Und man soll ihnen noch dazu helfen” – F. Nietzsche, Der Antichrist
Otro problema con Nietzsche es su prejuicio y racismo extremo. De hecho, le molestaba ver a los cristianos ayudando a los débiles y enfermos. En esta línea de pensamiento escribió el alemán, “Dios en la cruz, ¿entendéis ya la horrible segunda intención que hay oculta detrás de este símbolo? Todo lo que sufre, todo lo que está colgado de la cruz, es divino” (El Anticristo, p. 51). La identificación de Dios con el sufrimiento no nos resulta “horrible” a los creyentes sino gloriosa. Para nosotros es un gran consuelo que Dios se preocupe por los que sufren. Significa que el Señor nos entiende y nos consuela cuando sufrimos. ¿Cómo podría el hombre (la mujer) relacionarse con un Dios que fuese ajeno al sufrimiento? Sería un ser frío, mecánico, distante, lejano, cerrado. Ese tipo de ‘Dios’ que construye Nietzsche es un monstruo. Moltmann (1926-) lo expresó bien, “Un Dios que no puede sufrir es más desgraciado que cualquier hombre. Pues un Dios incapaz de sufrimiento es un ser indolente. No le afectan sufrimiento ni injusticia. Carente de afectos, nada le puede afectar, nada conmoverlo. Pero el que no puede sufrir, tampoco puede amar. O sea que es un ser egoísta. Nos alegramos de que el Dios cristiano sea un Dios de amor y compasión y no un dios falso que no puede amar.
En cambio, Nietzsche estaba más interesado en crear o encontrar un superhombre. Quizás cuando escuchas la palabra superhombre, te viene a la mente de inmediato el superhéroe kryptoniano Kal-El de la DC Comics mejor conocido como Superman. Pero el Übermensch (superhombre) de Nietzsche no se refiere a un héroe con poderes sobrenaturales y que se preocupa en defender y proteger a los débiles. Al contrario, para Nietzsche el hombre inferior, el débil, malogrado y enfermo debe ser eliminado, suprimido, para purificar la raza y lograr una nueva humanidad: el Superhombre. Nietzsche cree que esto debería ser el destino del hombre, pero que en su recorrido evolutivo poco ha sido todavía lo alcanzado: “Habéis evolucionado del gusano al hombre, pero todavía hay mucho de gusano en vosotros”. Por eso dice que “Hay que honrar la fatalidad” y que “los errores fisiológicos son causa de todo mal”. Por tanto, “¿Qué es lo más dañino que cualquier vicio? La acción compasiva hacia todos los fracasados y los débiles…Los débiles, y fracasados deben perecer, tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre. Y hasta se le debe ayudar a morir” (Nietzsche, F.W.: La voluntad de poder y El Anticristo).
Lamentablemente Hitler tomó estas palabras de su filósofo favorito al pie de la letra y la aplicó en su Holocausto nazi. De hecho, Nietzsche hasta recomienda la eutanasia y el suicidio para los que están enfermos diciendo “¡Ojalá no hubieran nacido jamás! (Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los ídolos, p. 109). También dijo que esta era la finalidad de sus escritos, es decir, conseguir un nuevo Superhombre, un tipo biológicamente superior y dominante o, una raza más fuerte y sana. Sin embargo, Nietzsche propone conseguirlo a través de una evolución no natural sino intervenida por el hombre lo cual va más allá del darwinismo social e interviniendo además con la eliminación de los individuos considerados débiles, enfermos o degenerados como ya mencionamos. (Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los ídolos, p. 109 y El Anticristo).
Para colmo, Nietzsche se pasaba criticando el cristianismo por proteger a los enfermos y débiles con su altruismo y amor al prójimo siendo que el mismo Nietzsche era una persona enfermiza y de debilidad extrema. Cualquiera pensaría que un filósofo que se pasa hablando sobre abrazar el sufrimiento, la victoria y de reemplazar a Dios consigo mismo porque se cree un superhombre sería algo así como el equivalente de Chuck Norris. Sin embargo, la filosofía de Nietzsche suena irónica cuando uno se entera que se pasaba constantemente enfermo y no muy übermenschi. De hecho, Nietzsche fue todo lo opuesto a su llamado Superhombre (igual que Hitler con su complejo de ario) pues tuvo un cuadro clínico complejo degenerativo, cuyos síntomas se manifestaban cada vez con mayor frecuencia e intensidad durante toda su vida. Su estado de salud siempre fue de mal en peor. Además, ¿acaso no necesitaba Nietzsche depender de la compasión de su madre, hermana y otras mujeres cristianas que lo cuidaron con amor cuando era pequeño y durante los últimos once años de su vida cuando estaba enfermo? El tipo hasta terminó en un manicomio por lo que era la ironía hecha persona.
Desde el internado de Pforta en 1862 se le envió a casa como enfermo con este diagnóstico: “Nietzsche es un hombre pletórico y rechoncho con una sorprendente mirada fija, miope y con dolores de cabeza muy frecuentes. Su padre murió de reblandecimiento cerebral, y engendrado en la vejez; el hijo (fue engendrado) cuando el padre ya estaba enfermo.” Sin embargo, el 10 de abril de 1888, Nietzsche le dice a G.Brandes: “Nunca he tenido ningún síntoma de trastorno mental, ni fiebre, ni un desmayo” lo cual son tres mentiras seguidas. También dijo, en noviembre de 1888 en “Ecce. Porqué soy tan sabio”: “Hasta ahora han sido cosas ajenas a mí todas esos trastornos enfermizos de la mente, como esa seminconsciencia producida por la fiebre… nadie ha podido nunca certificarme fiebre”. Sin embargo, los informes dicen que unido al dolor de cabeza tiene fiebre intermitentemente desde la infancia, y él mismo dice tener fiebre al menos en media docena de cartas desde 1868. De hecho, desde 1860 a 1889 Nietzsche tuvo una decena de médicos que le dieron tratamientos para sus continuas enfermedades, especialmente “fisiólogos” del sistema nervioso (psicología fisiológica) y hasta psiquiatras, entre ellos, Zimmermann, Wiel, Schrön, Eiser, Jonquiéres, Dormann, Krüger, Massini y Marter, quienes buscaban remediar su mal.
Los mismos textos de Nietzsche dicen por sí mismos que nacen de una mente enferma y él mismo se presenta diciendo: “Soy un hombre a medias entre loco y cadaver”. Después de todo, el “ateísmo” de Nietzsche no está basado en evidencias o argumentos racionales sino en el resentimiento de haber perdido a su padre en su infancia, sus constantes enfermedades y la terrible soledad que experimentó durante toda su vida.
¿Cuál fue el libro favorito de Hitler? ¿La Biblia o Así habló Zaratustra de Nietzsche?
A. La Biblia.
El mismo Adolfo Hitler dejó en claro que no creía en la resurrección de Jesús, ni en su nacimiento virginal, ni que era Dios o el Salvador, ni que hizo milagros, ni que era judío sino solo un mártir. Tampoco creía en la vida después de la muerte y despreciaba la Biblia por ser obra de judíos (Vea“Hitler’s Religion” de Dr. Richard Weikart, “Hitler’s Monsters” de Eric Kurlander y “Hitler’s Cross” de Erwin W. Lutzer). Por tanto, por lo descrito se puede decir que Adolfo Hitler no leía la Biblia, ni creía en ella.
De hecho, Hitler prohibió a los padres alemanes poner nombres bíblicos a sus hijos y ordenó que les pusieran a los infantes nombres como Dietrich, Otto o Siegfried. Pero no solo eso, también prohibió el uso de la Biblia en las escuelas públicas y quitó la religión del currículo sustituyéndola por el Nazismo. Como resultado, en 1942 sólo 1 de 4 estudiantes creía en Dios.
B. Así habló Zaratustra de Friedrich Nietzsche.
Hitler le gustaba quemar los libros que no le gustaba y aquellos que le gustaba los mantenía en su biblioteca personal. Uno de esos libros favoritos de Hitler era “Así habló Zaratustra” del filósofo alemán Nietzsche la cual el líder nazi leía compulsivamente. Hasta le regaló una colección completa de Nietzsche a Benito Mussolini (otro dictador ateo). De hecho, el propio Hitler se consideraba un gran pensador, llegando a llamarse a sí mismo: “Filósofo Führer” y una de las mentes filosóficas que inspiraron a Hitler en su idea de la superioridad étnica fue el mismo Nietzsche. Fue tanto la gran admiración que sentía Hitler por Nietzsche y su perspectiva del superhombre que hasta le rindió homenaje y lo convirtió en el filósofo del estado del Tercer Reich.
Friedrich Wilhelm Nietzsche fue racista, anticristiano y creía en la eliminación del hombre inferior, débil y enfermo para purificar la raza y lograr una nueva humanidad la cual llamaba el Superhombre (Nietzsche, F.W.: La voluntad de poder y El Anticristo; Así habló Zaratustra, pp.114-115; Más allá del bien y del mal, p.108 y Crepúsculo de los idolos, p. 109). Por tanto, la obvia respuesta a la pregunta es la B. “Así hablo Zaratustra” de Nietzsche pues no hay duda de que Hitler leyó todo esto y trató de aplicarlo al pie de la letra.
En fin, “Nietzsche era estúpido y anormal.” – León Tolstói, novelista ruso y considerado uno de los más grandes escritores de Occidente y de toda la literatura universal
Fuentes:
El dios de los ateos, Carlos A. Marmelada, profesor, escritor, ganador del Premio Arnau de Vilanova de Filosofía, licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona
http://www.alonsofia.com/
http://
http://www.alonsofia.com/fn/nietzsche-misogino.html
http://www.alonsofia.com/fn/nietzsche-misogino2.html
http://www.alonsofia.com/fn/nietzsche-misogino3.html