El Universo ¿diseño o azar?
“Toda casa tiene un constructor, pero Dios es el arquitecto del universo..” – Hebreos 3:4
El Argumento Teleológico del filósofo y teólogo, William Paley, basado en la analogia del relojero es un argumento que sostiene que el orden del universo y su complejidad se explican mejor por referencia a un Dios creador (argumento similar al del creacionismo o el diseño inteligente contra el evolucionismo darwinista). El gran científico Sir Isaac Newton (al igual que muchos otros grandes cientificos) la usó en contra del ateísmo e ironicamente el mismo Carlos Darwin admitió que era el mejor argumento a favor de la existencia de Dios (Génesis 1:1 y Hebreos 3:4). Una manera simple de presentar este argumento es de la siguiente forma:
a. Todo diseño exige y demanda un diseñador inteligente.
b. La vida y el universo tienen marcas de diseño.
Conclusión, Por tanto, la vida y el universo fueron creados por un Diseñador inteligente, en este caso, DIOS.
Otra sería,
a. El ajuste fino del universo se debe a la necesidad física, al azar o al diseño.
b. No se debe a la necesidad física o al azar.
Objeciones ateístas
“Pero si Dios lo hizo todo entonces ¿dónde está tu Dios si no lo vemos en ninguna parte de la tierra ni del espacio?”
Sin embargo, el que uno no pueda ver algo o alguien (como Dios) no significa o prueba que no exista. ¿Acaso el ateo ha estado en todo lugar del universo (omnipresente) o tiene un conocimiento total (omnisciente) para saber que no hay ningún Dios en todo el universo o fuera de ella? Obviamente el ateo dirá que no, pero supongamos que sabe la mitad de todo conocimiento o estado en la mitad de todo lugar ¿acaso no es posible que en la otra mitad que desconoce exista Dios? Si el ateo admite esta lógica entonces ya ha dejado de ser ateo y que ahora ha pasado a ser agnóstico. Como dice el apologista cristiano, Ravi Zacharias, “Para sostener la creencia de que no existe Dios, el ateísmo tendría que demostrar tener un conocimiento infinito para decir: Tengo el conocimiento infinito para decir que no existe un Ser con conocimiento infinito.” Además, Dios no es un hombre mágico que vive en las nubes o en las estrellas sino un Ser invisible que como Creador habita fuera de su creación así como un pintor habita fuera de su pintura.
Invisibilidad tampoco significa inexistencia. Asumir tal cosa es cometer una falacia non sequitur (no se sigue). Como afirma el gran científico deísta, Albert Einstein, “No soy positivista. El positivismo afirma que lo que no puede ser observado no existe. Esta concepción es científicamente indefendible, ya que es imposible hacer afirmaciones válidas sobre lo que la gente ‘puede’ o ‘no puede’ observar. Equivale a decir que ‘sólo existe lo que observamos’, lo cual, evidentemente, es falso”. Einstein también dijo que “La materia es real para mis sentidos, pero éstos no son dignos de mi [plena] confianza. Si Galileo o Copérnico hubieran aceptado lo que veían, nunca hubieran descubierto el movimiento de la Tierra y los planetas”.
Otro gran científico que pensaba lo misno fue Erwin Schrödinger (quien realizó importantes contribuciones en los campos de la mecánica cuántica y la termodinámica y ganador de Premio Nobel de Física) y que dijo: “No encuentro a Dios en el espacio y el tiempo’, es lo que dice el pensador científico honesto, y por esta razón es reprochado por aquellos en cuyo catecismo, no obstante, está estipulado: ‘Dios es Espíritu’.” (Schroedinger, citado en Moore 1990, p. 379; también en Schroedinger’s Mind and Matter, Cambridge University Press, 1958, p. 68).
Pero alguien dirá, ¿pero no es Dios un tema religioso o filosófico y por ende fuera del campo científico? Esto es parcialmente cierto. No se puede probar la naturaleza de Dios en un laboratorio puesto que la ciencia trata con el mundo natural (física) y Dios es espíritu (inmaterial). Por tanto, tratar de estudiar la naturaleza de Dios a través de la ciencia es como tratar de buscar plástico con un detector de metales pues la ciencia y la religión son dos campos diferentes. Así como la ciencia no es el método correcto para estudiar el arte y la ética tampoco es el método correcto para estudiar la naturaleza de Dios puesto que eso le corresponde al campo de la filosofía y teología bíblica.
Sin embargo, aunque ambas tienen sus límites y diferencias eso no significa que sean incompatibles pues argumentos como el Kalam, el argumento teleológico, el ajuste fino, el diseño inteligente y la información biológica del ADN las cuales están basadas en hechos científicos demuestran que se podemos saber que existe un Dios personal, inmaterial, eterno, inteligente y poderoso tal como describe la Biblia. Por tanto y como siempre han sostenido grandes filósofos y científicos, ambos libros no se contradicen, sino que se complementan.
Se puede ilustrar esta verdad diciendo que tampoco podemos ver en persona o hacer un examen general del cuerpo de la persona que hizo la Mona Lisa pues Leonardo Da Vinci ya no está fisicamente presente entre nosotros. Sin embargo, su obra maestra demuestra que su famoso y gran pintor existió. Lo mismo se puede decir de Dios y el universo. En otras palabras, así como una pintura, reloj o edificio son pruebas de un pintor, relojero y constructor (aunque no hayamos visto fisicamente a sus diseñadores), la creación misma también es prueba de que hay un Creador (aunque no hayamos visto fisicamente a Su Diseñador). Por tanto, de la misma manera que no hace falta ver al que hizo mi reloj para saber que tuvo que haber tenido un relojero tampoco se necesita ver el Creador del mundo para saber que existe pues toda la creación (la vida misma y el entero universo) son evidencias visibles de un Creador invisible (Salmo 19:1-4 y Romanos 1:20).
Como decía el filósofo de la naturaleza y reverendo, John Mitchell de Thornhill, responsable de haber descubierto que en el cosmos existen los hoyos negros, “No vemos a quien dejó las huellas en la arena, sin embargo, sabemos que alguien estuvo allí” (Vea Romanos 1:20; Salmo 19:1 y Hebreos 3:4). Lo absurdo e ilógico sería decir que como no veo el pintor, constructor, relojero o el Dios Creador entonces no creeré que ninguna de estas cosas tenga un diseñador inteligente. Como dice Ray Comfort, “Cada canción tiene un compositor, cada libro tiene un autor, cada carro tiene un hacedor, cada pintura tiene un pintor y cada edificio tiene un constructor. Por tanto, no es irracional tomar esta simple lógica un poco más lejos para decir que la naturaleza tiene un Diseñador. Lo irracional sería creer que se hizo por sí mismo.” Lamentablemente, ese el problema con los ateos. Como dijo el apologista cristiano, C.S. Lewis, “Ver no siempre es creer” pues como declara Agustín de Hipona, “No te puedo mostrar mi Dios; no porque no haya Dios para mostrar , sino porque no tienes ojos para verlo.” En otras palabras, no es que el fanático ateo no vea evidencias para Dios, el problema es que no quiere aceptar las evidencias que demuestran Su existencia pues como dice otro viejo dicho, “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Algunos ateos objetan a esto diciendo que es una falsa analogía porque las máquinas artificiales son hechos por el hombre y la naturaleza por el azar evolutivo. Sin embargo, nuestro argumento teísta no es una comparación inválida puesto que ambos tienen orden, complejidad y marcas de diseño. De hecho, la naturaleza tiene más orden, complejidad y marcas de diseño que cualquier artefacto humano lo cual da más razón para creer que existe una mente inteligente detrás de nuestro gran universo ya que lo opuesto seria aceptar que todo vino por un azar evolutivo y de la nada lo cual es absurdo, irracional y operacionalmente imposible. Como afirma el profesor de Ingeniería de diseño en la Universidad de Bristol, Inglaterra, Stuart Burgess, “Como diseñador, nada dentro de las capacidades del hombre puede compararse con lo que Dios ha diseñado.” Stuart Burgess ha diseñado partes de satélites para la NASA y más recientemente, diseñó las transmisiones de las bicicletas británicas para las olimpiadas, las cuales ganaron seis medallas de oro y rompieron el récord mundial dos veces.
Además también cae en la falacia non sequitur (no se sigue) pues diseño inteligente simplemente NO es sinónimo a diseño perfecto. Afirmar que nuestro cuerpo presenta defectos y que por ende nadie lo diseñó es un argumento que no tiene sentido. Primero porque asumir que Dios no existe porque partes de nuestro cuerpo no funcionan bien o que son inservibles es como decir que si partes de mi ordenador no funcionan o que mi auto tiene problemas mecánicos entonces eso prueba que nadie lo hizo. Absurdo.
Sin olvidar que tampoco demuestra que Dios sea un mal diseñador. Es irónico que un atheus diga que Dios es un ser incompetente por crear cuerpos con partes inútiles cuando él mismo no puede diseñar ni siquiera una sola célula viva y cuando la increíble máquina del cuerpo humano sigue siendo la maquina más compleja del mundo. Cualquier copia de nuestro cuerpo, sin importar lo avanzado que sea, sigue siendo una pobre imitación del original.
No solo eso, ignoran que toda creación de Dios era perfecta hasta que entró el pecado en el mundo y todo se corrompió (incluyendo el cuerpo humano). Es por eso que ahora pecamos, nos enfermamos, envejecemos y morimos. Pero en el principio no era así. Por tanto, la Biblia nos enseña que después de la caída del hombre todo tiende al desorden y la corrupción (entropía) que es lo que precisamente enseña la segunda ley de la termodinámica. Así que si nuestro cuerpo ya no es perfecto no es por culpa de Dios sino por culpa del hombre. Culpar a Dios seria como comprarse un auto nuevo y en perfectas condiciones pero luego no le das buen mantenimiento o lo chocas y tratas de echarle la culpa a la fábrica que lo hizo cuando en realidad usted fue el responsable del daño de ese carro.
De hecho, aun si la fábrica no hubiese hecho un buen trabajo con el diseño de su auto eso tampoco probaría que nadie lo hizo. Lo mismo se puede decir de Dios y el cuerpo humano. El mundo actual es una chatarrería. Pero la buena noticia es que Dios promete arreglarlo tal como era en el principio (Vea Romanos 8:21-23 y 2 Pedro 3:13).
En fin, “Mis experiencias con la ciencia me llevaron a Dios. Ellos desafían a la ciencia para probar la existencia de Dios. ¿Pero realmente debemos encender una vela para ver el sol? ” (Wernher von Braun, ingeniero mecánico y aeroespacial alemán, nacionalizado estadounidense con el fin de ser integrado en la NASA. Está considerado como uno de los más importantes diseñadores de cohetes del siglo XX, y fue el jefe de diseño del cohete V-2,2 así como del cohete Saturno V, que llevó al ser humano a la Luna).