El Regalo de Salvación

               La Biblia compara la salvación de Dios como un don o un regalo (Efesios 2:8-9 y Romanos 6:23) y así como aceptar un regalo navideño no es lo mismo que merecerlo, tampoco se obliga a recibirlo. Algún calvinista quizás diga, “¿Pero acaso aceptar o recibir el regalo no es una forma de contribuir o adquirir el regalo?” El problema con este argumento es que ignora que hay una diferencia entre actos inherentes y actos meritorios. Cuando alguien da un regalo el mérito es del que regala y no del que recibe. El que no lo quiere recibir simplemente no disfrutará del regalo del cual tampoco se da a la fuerza. En otras palabras, recibirlo es solo un acto inherente pero no meritoria. Por eso la Biblia enseña que creer o tener fe no es una obra de la cual se puede jactar (Romanos 3:27 y 4:3-5).
             Jesús mismo hace estas comparaciones analógicas diciendo, “si” alguien quiere ser salvo debe comer, beber o entrar los cuales son condiciones. En las Escrituras cada vez que alguien le preguntaba a Jesús o a sus apóstoles sobre ¿qué tenían que hacer para obtener este regalo de la salvación? Ellos no respondían diciendo, “Nada” como decía Calvino o Agustín porque creían que ya todo estaba decretado o predeterminado, sino que decían, “Cree en el Señor Jesucristo y será salvo tú y tu casa” (Hechos 16:30-31) lo que muestra una condición y el orden correcto de la salvación o como dijo Jesús, “Esforzaos por entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.” (Lucas 13:23-24). ¿Era Jesús pelagiano o semipelagiano? Porque si somos honestos tenemos que admitir que esto no suena a monergismo sino que Jesús incluye un rol en la agencia humana. Tampoco olvidemos que la historia Patrística también demuestra que la iglesia primitiva siempre fue sinergista y no monergista como los gnósticos o los filósofos paganos.

Otros 3 ejemplos:

“Acá un regalo. ¿Lo quieres?”

“¡Sí, por favor!”

“Aquí lo tienes.”

(Una Navidad arruinada según el calvinista)

“Acá un regalo”

“Oh, no gracias.”

“Pues como quiera te voy a forzar y obligar a tenerlo”

(Una gran Navidad según el calvinista)

“Acá un regalo. Pero tú no puedes tener uno porque te odié antes de que nacieras por lo que nunca te preparé uno y porque es tu culpa.”

(Also una gran Navidad según el calvinista pues esto le da más gloria al Dador o en este caso al “no Dador”).

                En fin, la próxima vez que cantemos la canción navideña “Al Mundo Paz”, recordemos que no dice “Al Mundo de los Elegidos Paz” pues estas “buenas noticias de gran gozo son para TODO el pueblo.” (Lucas 2:10 y 1 Juan 2:2). No solo para algunos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *