¿Tiene sentido ser un Bautista Reformado o un Bautista particular (calvinista)?

        Hay tres tipos de Bautistas: los Bautistas generales (arminianos), los Bautistas regulares quienes no se identifican con la reforma protestante sino con los anabaptistas y los "Bautistas" particulares (calvinistas). Los últimos sostienen que inicialmente los primeros Bautistas eran calvinistas. ¿Pero es esto cierto? No, pues según varios historiadores eclesiásticos como el historiador inglés Froude y el antiguo cronista Stowe, los primeros en usar el nombre Bautista fueron los Anabaptistas a comienzos del siglo dieciséis y antes de que se originase la Iglesia luterana, la primera de todas las Iglesias protestantes. La palabra «Ana» comenzó a caer en desuso, siendo desde entonces llamados sencillamente “Bautistas.” Es por estas razones que nosotros los verdaderos Bautistas modernos NO somos protestantes puesto que no salimos de la Iglesia Católica Romana, ni del movimiento de la Reforma del siglo XVI, iniciado por Lutero, sino que venimos doctrinalmente y a través de una sucesión de iglesias desde los tiempos apostólicos (Mateo 16:18). 
        Esto siempre fue reconocido por varios historiadores tanto Bautistas como no Bautistas tales como el luterano Mosheim, el metodista Juan Clark Ridpath, el campbelista Alejandro Campbell, la Enciclopedia (prebisteriana) de Edinburgh, el Cardenal católico Hosius, el historiador eclesiástico y protestante paidobautista, Philip Schaff, en su Enciclopedia alemana "of Religion Knowledge" (Enciclopedia del Conocimiento Religioso), el historiador cuáquero (quaker) y muchos otros (El Rastro de la Sangre del Dr. J.M. Carroll; Los Bautistas a Traves de los Siglos por C.L. Neal; El Fiel Testigo Bautista del Dr. Phil Stringer y El Bautismo Extraño y los Bautistas de William Dudley Nevins). Hasta la misma Enciclopedia de Edinburgh (presbiteriana) lo admite diciendo: “Ya se les debe haber ocurrido a nuestros lectores que los bautistas son la misma “secta” de cristianos que anteriormente han sido descritos bajo el nombre de anabaptistas.” (Copiado del libro La Iglesia Novotestamentaria, p. 22). La enciclopedia eclesiástica del reconocido historiador protestante y paidobautista, Philip Schaff, conocido como la Enciclopedia alemana "of Religion Knowledge" (Enciclopedia del Conocimiento Religioso) también afirma que la iglesia Bautista viene de los anabaptistas las cuales existieron mucho antes de la Reforma Protestante.
          Este hecho también fue investigado a fondo en el año 1819 cuando el rey reformado de Holanda, William de Orange, designó a su capellán, el erudito J. J. Dermont, y al Dr. Ypeig, profesor de teología en Groningen, sobre los bautistas holandeses. Estos hombres escribieron en sus libros lo siguiente: “Hemos visto ahora que los bautistas, quienes anteriormente fueron conocidos como los anabaptistas, y tiempos después como los menonitas, fueron los valdenses originales, quienes han conservado en su pureza las doctrinas del evangelio durante siglos” (La Historia de la Iglesia Holandesa Reformada, Tomo 1, Pág. 148 y Annaeus Ypeij en Dermout, Geschiedenisder der Nederlandsche Hervornude Kerk, Breda, 1819). El libro de “Crossing The Centuries” (Cruzando los Siglos, 1912), editado por William C. King y que viene de eruditos y académicos de diferentes religiones y de diferentes universidades prestigiosas tales como Harvard y Yale también afirma que “De los Bautistas se puede decir que no son reformadores.” y que ya existían mucho antes de los luteranos y calvinistas.
       De hecho, uno de los primeros en usar el nombre Bautista fue John Smyth quien junto a Thomas Helwys fundaron una iglesia en Ámsterdam, Holanda en 1605 y escribieron, La Confesión de Fe Bautista del año 1611. Esta confesión Bautista no solo es más antigua que la Confesión calvinista de Westminster y que el mismo sínodo de Dort y sus cánones, sino que condena algunas doctrinas del calvinismo. En ella se declara que, "Creemos que los hombres, por la gracia de Dios mediante la redención de Cristo, pueden arrepentirse, creer, convertirse a Dios y alcanzar la vida eterna. Por otro lado, también son capaces de resistir al Espíritu Santo, apartarse de Dios y perecer para siempre." Esto es contrario a los puntos del TULIP. Sin olvidar que antes de fundar una iglesia Bautista en Holanda, Smyth ya había descubierto la teología anabaptista de la cual vienen los Bautistas modernos y retuvo sus principios, en particular sobre el bautismo del creyente por inmersión, opuesto al bautismo infantil, el memorial de la Cena, opuesto a consubstanciación y transubstanciación y la separación de la iglesia y el gobierno, igual que los anabaptistas, pero diferente a Lutero, Zuinglio y Calvino (Sébastien Fath, Une autre manière d'être chrétien en France: socio-histoire de l'implantation baptiste, 1810-1950, Éditions Labor et Fides, 2001, p. 81). Por eso John Smith y otros miembros de su iglesia no tuvieron problemas en unirse luego a una iglesia menonita la cual es una iglesia anabaptista en febrero de 1610, porque tienen la misma doctrina (Jason K. Lee, The Theology of John Smyth: Puritan, Separatist, Baptist, Mennonite, Mercer University Press, USA, 2003, p. 87 y T. Lyon, The Theory of Religious Liberty in England 1603–39, Cambridge University Press, UK, 2014, p. 119).
        Además, tampoco es consistente ser un Bautista reformado o Bautista particular (calvinista) puesto que los primeros reformados tales como Lutero, Zwinglio, Calvino y sus primeros seguidores nunca usaron ni se identificaron con el nombre Bautista. Ni siquiera se bautizaron cuando se volvieron protestantes pues consideraban su bautismo infantil católico como valido y porque sabían que un Bautista es aquel "que niega la doctrina del bautismo infantil y sostiene que el bautismo debe ser administrado por inmersión en un cuerpo de agua como una profesión de fe personal en Jesucristo y solamente a los creyentes" (Webster Dictionary 1828 y Diccionario de la Historia de la Iglesia, p. 127, Editorial Caribe, Thomas Nelson). Eso es lo que significa ser un Bautista y era inaceptable para ellos porque tampoco creían en el credobautismo. Al contrario, persiguieron brutalmente a muchos Bautistas o anabaptistas porque no creían en el paidobautismo (pedobautismo).
        Por esta razón es que la reformadora y escritora protestante durante la Reforma protestante, Katharina Schütz Zell, también se refirió siempre a los Anabaptistas como “Bautistas”, porque entendía que “Anabaptista”(Rebautizador) en ese tiempo era más como una especie de denuesto en contra de aquellos que creían en el bautismo de creyentes; además, los mismos Anabaptistas no creían estar rebautizando a nadie (Church Mother: Katharina Schütz Zell, [Notas al pie]pp. 15 & 194). Esto habla mucho del respeto que ella tenía por aquel movimiento, además de la simpatía por el mismo, y el entendimiento genuino de lo que ellos creían. Y, dicho sea de paso, esta pista histórica puede indicar que los bautistas, muy a pesar de los alegatos que los “bautistas reformados” han intentado hacer para desligarse del origen anabaptista de la fe bautista, realmente no deberían considerarse como parte de la “tradición reformada”; la historia lo exige. Los “primeros bautistas” no fueron los de la tradición reformada, sino los Anabaptistas. En otras palabras, ser Bautista reformado (particular) es ser inconsistente con el calvinismo histórico y por ende un oxímoron (contradicción de términos). De hecho, es tan contradictorio como llamarse un pentecostal reformado o un judío nazi.
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