Servet Vs. Calvino

Ya muchos conocen la historia de cuando Juan Calvino condenó a su viejo amigo teólogo y médico, Miguel Servet (1511-1553) a la hoguera solo por tener una diferencia teológica. Sin embargo, muchos no saben que Servet no era cualquier persona pues además de teólogo, Servet fue un médico aragonés y pionero en el estudio de la anatomía. Descubrió que la circulación de la sangre tenía lugar en los pulmones y escribió sobre la circulación pulmonar de la sangre muchos años antes de que a William Harvey le dieran el crédito por su descubrimiento. En cuanto a teología se refiere, el notable historiador de la Reforma, el Dr. Roland H. Bainton, dice en la página 207 de su libro en inglés, Hereje Perseguido, “Que Servet fue condenado a muerte por dos herejías – a saber el anti-trinitarianismo y el anti-paidobautismo” o bautismo infantil lo cual era obligatorio en países católicos y reformadas como en Ginebra donde se enseñaba la teología de Calvino.

Luego Bainton sigue diciendo en la página 186 que: “Si bien Servet admitió que estaba equivocado sobre la Trinidad, con respecto a su rechazo del bautismo de los infantes dijo, ‘Es una invención del diablo, un engaño infernal para la destrucción de toda la cristiandad’”. A esta declaración sobre el bautismo infantil, muchos cristianos verdaderos hoy en día (incluyendo Bautistas reformados con doctrina calvinista), habríamos respondido “Amén”. Sin embargo, por esta afirmación que contradecía la doctrina de Calvino, Servet fue condenado a muerte. En la página 160 del volumen tercero de la Historia de la Iglesia Cristiana por otro reconocido historiador y erudito metodista llamado Henry C. Sheldon también afirma que Servet: “…se retractó de su primera herejía con respecto a la Trinidad, perdonó a sus enemigos y pidió perdón incluso a Calvino…Pero este hombre fue silenciado, ¡y a qué precio! El humo y las llamas que ascendieron sobre el cuerpo torturado de Servet, todavía proyectan una luz tenebrosa sobre la figura de Calvino”. En cambio, en vez de la violencia, Servet defendió su postura credobautista contra Calvino con las siguientes argumentaciones escriturales:

  1. El bautismo es un lavado con instrucción e imposición de manos (Hebreos 1). Pero a los bebitos no se les puede instruir.

2. El bautismo es nacer «de arriba» tras las obras de muerte, y de tal forma ser vivificado e iluminado y gustar los valores del mundo futuro que para el relapso sea irreparable (ib.). Pero los bebitos solo sienten gusto por la leche, que reclaman con insistencia.

3. El bautismo es lavado de pecado invocando el nombre del Señor (Jesús) (Hechos 22). Pero los bebitos no invocan a nadie, ni conocen el nombre del Cristo.

4. El bautismo es sepultar el creyente en el Cristo en las aguas imitando su muerte, y allí, espiritualmente [simbólicamente] circuncidado, despojarse de su cuerpo de pecados para finalmente resucitar con el Cristo (Col. 2). Pero en el bautismo de niños todo eso es mera utopía.

5. El bautismo es resucitar con el Cristo de modo que uno, como muerto para lo terreno, viva solo para lo celestial (Col. 3). A los bebitos todo eso les tiene sin cuidado.

6. El bautismo es hacer penitencia (arrepentimiento) tras escuchar la palabra de Dios y lavarse en el nombre de Jesús el Cristo para perdón de los pecados, y así recibir don de Espíritu Santo (Hechos 2:38). ¡Pero los niños ni la oyen ni se arrepienten!

7. El bautismo es incorporarse al Cristo por ese símbolo de su muerte para hacerte partícipe de su resurrección. De nada de esto son capaces los niños.

8. El bautismo es participar de la muerte del Cristo de tal manera que, crucificado el «hombre viejo», quede ya abolido su cuerpo de pecado». Pero, por favor, ¿qué van a crucificar esos niñitos?

9. El bautismo es saber y creer que, como en ese momento morimos con el Cristo, así luego viviremos con Él. Pero los bebés ni saben ni creen nada, ni pueden cambiar su manera de vivir.

10. El bautismo es bañarse de tal modo que a uno se “le abran los cielos» (Luc. 3). Los bebés no hacen otra cosa que llorar con los ojos cerrados. (Miguel Servet, Restitución del Cristianismo, libro cuarto, sobre el orden de los misterios de la regeneración, pp. 1253,1255).

En fin, aun si Servet hubiese cometido el error de seguir negando la Trinidad eso no demostraría que estuvo equivocado en todo lo demás. Su creencia en el bautismo de creyentes es prueba de ello. Créditos a Cristianismo en libros por la imagen y esta valiosa información:

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